El Park Guell en Barcelona | iStock
El Park Guell en Barcelona | iStock

Recelos, hoteles y opacidad de la tasa turística

El sector turístico defiende que falta transparencia sobre la distribución del impuesto que situará Barcelona como una de las ciudades europeas más caras para los visitantes

Las llamadas city tax, un impuesto sobre las estancias en alojamientos, no son una excepcionalidad porque año tras año son más las ciudades que deciden ponerlas en práctica. De hecho la tasa turística, un claro ejemplo de impuesto finalista, existe en más de la mitad de los países europeos. De los Países Bajos a Ucrania, pasando por Grecia o Francia, y España no ha quedado al margen, a pesar de que sólo está vigente en las Illes Balears y en Catalunya, pero ya se habla en Segovia, Tenerife y Canarias, Santiago de Compostela, San Sebastián, Sevilla o a Málaga. El impuesto, con diferentes formulas, también se aplica en ciudades como Nueva York y en países como Japón o Marruecos ya sea con recargos directos para alojarse o con tasas aplicadas al pasajero de líneas aéreas. Por lo tanto, ni Catalunya ni Barcelona son peculiares, pero la capital catalana puede acabar siéndolo si el Parlament de Catalunya modifica la ley del impuesto sobre las estancias en establecimientos turísticos.

Así lo ha pedido desde el Ayuntamiento de Barcelona los grupos de BComú, PSC, ERC y JxCat, para incluir un recargo para estancias en Barcelona y desembarco de cruceros, que sea de un máximo de cuatro euros, y que se añadiría al cargo de 2,25 euros por persona y noche en hoteles de cinco estrellas y a 1,10 euros para los alojamientos de cuatro, tres y dos estrellas. Por su parte, los apartamentos turísticos pagan una única tasa por persona y noche de 2,25 euros que, de aprobarse la propuesta, prácticamente se triplicaría.

Més info: Y si el turismo paga de más?

Un incremento de estas cantidades convertiría Barcelona en una de las cinco capitales más caras para los turistas del conjunto de los países de la Unión Europea, compitiendo con ciudades como Roma, Bruselas o Niza. De aquí el recelo que el sector turístico ha mostrado ante esta propuesta municipal. Desde el Gremio de Hoteles se advierte que, en este caso el Gobierno municipal y los partidos que han subscrito la iniciativa, no entienden que una medida como esta no resolverá los problemas que puede tener actualmente la Ciudad respecto del número y calidad del turismo que la visita. Es decir, rechazan que un incremento del impuesto pueda servir para regular y modelar el tipo de turista que elige Barcelona como destino, tal y cómo argumentan los grupos municipales. El regidor republicano Miquel Puig, encargado de defender la propuesta de ERC al plenario municipal, recordaba el pasado lunes que hace siete años, cuando se puso en marcha el impuesto de estancias turísticas, "se dijo que el impuesto tendría un gran impacto sobre el turismo, y no ha tenido nada, sino que de hecho el turismo ha seguido creciendo y de forma más rápida que antes".

El incremento de la tasa turística convertiría Barcelona en una de las cinco capitales más caras para los turistas del conjunto de los países de la Unión Europea

Es aquí, desde el punto de vista de algunos expertos sobre el sector turístico, donde recae el error de concepto, porque tratándose de un impuesto finalista los recursos que se recaudan tienen que ir dirigidos directamente a la misma actividad que los genera. Como queda plasmado en las directrices del Fondo para el Fomento del Turismo los recursos generados para la aplicación del impuesto serán los que lo nutrirán y se destinarán a promoción turística de Catalunya, impulso del turismo sostenible, responsable y de calidad, la protección, la preservación, la recuperación y el mejoramiento de los recursos turísticos, el fomento, la creación y el mejoramiento de los productos turísticos, el mejoramiento de los servicios de control e inspección sobre los establecimientos y equipamientos turísticos y al desarrollo de infraestructuras y servicios relacionados con el turismo.

Qué se hace con la tasa?

Pero realmente quién sabe donde va a parar todo el dinero recogido, unos 56,5 millones de euros el pasado 2018, el 50% del cuals los gestionan los Ayuntamientos directamente (siempre que la recaudación anual haya sido superior a los 6.000 euros), se pregunta Pablo Urani, profesor de Ostelea Schoool of Tourism & Hospitality-EAE. Este docente insiste en que la clave está en la distribución y el uso que se hace de este impuesto porque "al tratarse de un sobreprecio que tiene que pagar el turista es a este visitante y a todos los gestores de alojamientos a quienes se tiene que rendir cuentas sobre las políticas que se han llevado a cabo". Desde su puesta en funcionamiento, el 1 de noviembre de 2012, el Impuesto en Estancias en Establecimientos turísticos ha recaudado 278,5 millones de euros en el conjunto de Catalunya. Durante el 2018, la marca Barcelona, que además de Barcelona ciudad incluye los otros cuatro municipios de la comarca del Barcelonès (Badalona, l'Hospitalet de Llobregat, Sant Adrià de Besòs y Santa Coloma de Gramenet), es la responsable de más de la mitad de los 56,6 millones de ingresos del impuesto, y en la última anualidad ha sido la única marca, junto con el Valle de Arán, que ha aumentado los ingresos. Y las marcas Costa Brava, Costa Daurada y Costa Barcelona representan una cuota que individualmente se mueve entre el 10 y el 20%, y sumadas proporcionan alrededor del 40% de los ingresos.

Mesquida: "El problema que tiene todavía esta tasa o impuesto es que está falta de claridad y transparencia"

Del mismo parecer es Sergi Mesquida, profesor asociado de EADA Business School, cuando argumenta que "el problema que tiene todavía esta tasa o impuesto es que está falta de claridad y transparencia, que nunca se ha difundido con exactitud qué actuaciones se quieren llevar a cabo, en qué y por qué valor se hacen inversiones, y lo más importante, cómo se mide su impacto". A la vez alerta que si falta información sobre estos aspectos es notorio que el sector puede percibir que con su aplicación la Administración es oportunista.

Objetivo: calidad

Hay que decir que desde ERC, en su defensa de la propuesta se argumentó que el total recaudado, tal y cómo apunta la proposición, será destinado, en primer lugar, a "mejorar el control sobre las viviendas que ceden habitaciones para usos turísticos", en palabras del concejal Miquel Puig. En segundo lugar, a la mejora de la "calidad de vida" de los vecinos y vecinas de los barrios más afectados por la "presión turística". En último lugar, los recursos se destinarán a "la creación de nuevos contenidos que se puedan desarrollar en escenarios que permitan la desconcentración turística", añadió. Para Puig, "el turismo tiene impacto sobre el acceso a la vivienda" y recordó que el número de pernoctacions ha llegado a los 30 millones anuales (cifra que el Gremio de Hoteles rebaja a 16 milons), así como también tiene impacto, según el concejal, en el "deterioro del espacio público" debido a la "masificación", y también sobre la economía, advirtiendo que existe "una alta correlación entre intensidad turística y pobreza".

El profesor Urani considera que "no está probado que una alza del impuesto comporte el incremento del turismo de calidad" y defiende que "será sólo invirtiendo en medidas que generen valor añadido a las actividades turísticas como se podrá atraer un visitante de más nivel adquisitivo". Para Urani, la capital catalana tiene que "gestionar los flujos de turistas, generar proyectos atractivos, medir su rentabilidad posteriormente y, también, aprovechar el atractivo de Barcelona para redistribuir el turismo por el resto del territorio".

Respete esto, el presidente de la Cámara de comercio de Barcelona y del Comité Ejecutivo de Turismo de Barcelona, Joan Canadell, sostiene que un incremento del impuesto tiene que servir para "fomentar la descentralización del turismo de la ciudad hacia otros puntos del país y trabajar por la desestacionalizació para que este no se concentre los meses de verano".

Por este motivo, el presidente de la Cámara de comercio de Barcelona ha pedido "más recursos para Turismo de Barcelona porque actualmente de los 32 millones de recaudación del impuesto -16 millones para el Ayuntamiento de Barcelona- sólo llegan 4,5. Si esta propuesta de modificación de ley prospera, la aportación de los visitantes a las arcas se puede incrementar sensiblemente respete lo que aportan ahora vía tasa y en consecuencia, tendremos que repercutirlo".

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