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Teletrabajo y liderazgo: ¿cómo queremos trabajar en verano?

La clave del teletrabajo no es solo "cuántos días en casa", sino por qué vamos y por qué nos quedamos

Una mujer teletrabajando durante sus vacaciones | iStock
Una mujer teletrabajando durante sus vacaciones | iStock
Jordi Marin | VIA Empresa
Experto en transformación digital e innovación
13 de Julio de 2025 - 05:30

Ahora que llega el calor y las oficinas se vacían a medias, vuelve a aparecer el debate eterno: ¿hay que volver a la oficina o ya debemos asumir que el futuro es híbrido (o remoto)? Las empresas lo dudan, los equipos lo discuten y los líderes lo deciden. Pero, ¿qué nos dice la evidencia?

 

Hace tiempo que el teletrabajo dejó de ser un experimento. Pero ni todo el mundo lo acepta, ni todo el mundo lo rechaza. Más allá de las percepciones extremas ("la gente trabaja menos en casa" o "la oficina mata la productividad"), empieza a haber suficientes datos para poder hablar de manera seria sobre qué funciona, qué no, y qué hemos aprendido.

Argumentos a favor del teletrabajo

  1. Productividad mantenida (o mejorada). Según datos de Stanford (Nicholas Bloom), los trabajadores que teletrabajan de forma habitual son un 13% más productivos de media, sobre todo en tareas de concentración.

  2. Más conciliación y menos estrés. Estudios de Microsoft y Gallup muestran que los trabajadores que tienen flexibilidad horaria y geográfica tienen menos riesgo de burnout y una mejor salud mental.

  3. Reducción de costes. Menos oficinas, menos movilidad y menos gastos estructurales. Algunas empresas han reducido hasta un 30% los costes operativos aplicando modelos remotos parciales.

  4. Atracción de talento digital y joven. Para muchas generaciones Z y profesionales digitales, no ofrecer teletrabajo es un motivo para descartar una oferta laboral. El modelo híbrido ya no es un beneficio: es una demanda (en muchos casos, una exigencia para este talento).

Argumentos en contra del teletrabajo

  1. Riesgo de desconexión emocional y cultural. El teletrabajo sostenido puede provocar desconexión entre personas, pérdida de cultura de equipo y debilitamiento del sentimiento de pertenencia.

  2. Dificultades en liderazgo e innovación colectiva. La innovación, la creatividad y las decisiones estratégicas se benefician a menudo de la presencia física y la interacción informal. Algunas grandes corporaciones (como Google o Apple) han empezado a pedir más presencialidad para impulsar la colaboración creativa.

  3. Desigualdades tecnológicas o de espacio. No todo el mundo tiene las mismas condiciones para trabajar desde casa. El teletrabajo puede acentuar desigualdades, tanto en recursos como en visibilidad profesional dentro de la organización.

En todo caso, son elementos que podríamos gestionar, y que muchas corporaciones ya trabajan, como acciones de comunicación interna para mantener el vínculo con la empresa, o dotación de espacios y conexión en casa…

 

¿Y el trabajo híbrido?

Ni todo presencial, ni todo remoto. El modelo híbrido parece ser la solución que se consolida. Pero, ¿qué híbrido? Según McKinsey (2023), el 90% de las empresas que han adoptado el modelo híbrido aún lo están ajustando. La clave no es solo "cuántos días en casa", sino por qué vamos y por qué nos quedamos. Las tendencias apuntan hacia la presencialidad para colaboración, cultura y comunidad, o bien hacia el remoto para concentración, eficiencia y conciliación.

Por lo tanto, la respuesta definitiva no es técnica, sino cultural y estratégica. En este sentido, se necesitan líderes que sepan confiar y delegar sin perder el control. También es relevante convertir la oficina en un espacio con sentido (y que no parezca un castigo) y, claro, comunicar con empatía, generar cohesión y medir lo que importa. Es decir, no lo que se ve.

El verano es el momento de preguntarnos cómo queremos trabajar, qué necesita realmente nuestro equipo y qué es lo que refuerza nuestra cultura y propósito

En definitiva, el trabajo híbrido es una oportunidad para revisar el liderazgo, la cultura y la forma de organizarnos. Pero no funcionará si lo que hacemos es trasladar las mismas rutinas de siempre al Meet o al Teams.

El verano podría ser una época ideal para observar, evaluar y rediseñar, incluso para testar. Quizás también es el momento de preguntarnos cómo queremos trabajar, qué necesita realmente nuestro equipo y qué es lo que refuerza nuestra cultura y propósito. Al final, teletrabajo o no, lo que importa no es si estamos en la oficina, sino si estamos alineados, conectados y comprometidos con los valores y objetivos de nuestra organización.