Los tonòpicos dicen que la agricultura y la ganadería contribuyen mucho al cambio climàtic
Los tonòpicos dicen que la agricultura y la ganadería contribuyen mucho al cambio climàtic

Desmintiendo tópicos sobre la agricultura y el cambio climático

El sector primario juega del lado de las soluciones como herramienta en la mitigación del cambio climático, en contra de los tópicos que dicen que es uno de los principales problemas

El cambio climático es una realidad provocada por la actividad del hombre, es decir, provocada por una mala gestión del hombre sobre los recursos naturales de los cuales disponía. Ante esto desde múltiples centros de actuación se están estudiando las causas y las alternativas para su mitigación. Entre las causas está la actividad agroalimentaria. Nos alimentamos gestionando unos recursos naturales, los cuales reorientamos a cubrir nuestras necesidades. Sin duda, esta actividad "artificial" no es gratuita en términos medioambientales, sobre todo teniendo en cuenta que se han realizado actuaciones inadecuadas que han provocado daños importantes sobre los recursos naturales y la pérdida de biodiversidad. Pero en sentido opuesto la agricultura juega también al lado de las soluciones como herramienta en la mitigación del cambio climático.

Figura 1

En cualquier caso la mejor manera de aclarar la contribución de la agricultura a la emisión de gases de efecto invernadero es aportando los datos oficiales del IPCC (Intergovernmental Panel donde Climate Change) y de la Oficina Catalana del Cambio Climático, organismos reconocidos para el estudio y seguimiento del cambio climático. La figura 1 publicada por la IPCC nos acerca a la respuesta sobre la emisión global de gases efecto invernadero (GEH) a escala global.

En este gráfico la agricultura está contenida en el concepto AFOLU (Agriculture, Forestry and Other Land Uso). Concepto a quien corresponden el 24,87% de las emisiones de gases efecto invernadero (GEH).

De este 24,87%, de acuerdo con la misma fuente y de acuerdo con la métrica más razonable, el 14% correspondería a la agricultura, a partir básicamente de la emisión de metano y de óxidos nitrosos. El resto de emisiones de la AFOLU (10,87%) corresponde a la actividad forestal y otros usos del suelo, las cuales son producidas básicamente por los procesos de deforestación debidos en buena parte al ensanchamiento del área cultivada por la presión de la demanda de la bioeconomia en general. Por lo tanto, también es un factor inducido por la presión agrícola aunque no sea directamente la misma agricultura la causante.

Lógicamente, si consideramos el conjunto de la cadena alimentaria, habría que añadir alguna parte de las emisiones adjudicadas en conjunto a la industria, al transporte y a la generación de electricidad a partir de la combustión de combustibles fósiles. Estas partes o cuotas sobre el conjunto de emisiones de GEH no están distribuidas en los informes del IPCC y por lo tanto nos es imposible concretarlas exactamente, pero sin duda existen.

Agricultura en Catalunya

Esta misma información, si nos referimos en Catalunya, es sensiblemente diferente para la agricultura y radicalmente diferente en cuanto a la gestión forestal. El conjunto del AFOLU para Catalunya es el 10%. La diferencia entre los datos globales y las de Catalunya se explican en relación a la agricultura (en sentido amplio) al ser la ganadería intensiva de cerdos y aves la producción más importante de Catalunya, la cual reduce las emisiones comparativamente a las emisiones globales. En relación a los bosques, en Catalunya no hay deforestación sino más bien el contrario.

figura 2

Figura 2- Distribución de las emisiones de GEH por ámbitos de actividad. Font OCC 2016.

Respondiendo a esta problemática, desde diferentes entornos culturales y mediáticos, se están publicando algunas informaciones exageradas o sesgadas sobre la contribución de la agricultura a la emisión de gases de efecto invernadero. Esta desinformación a veces va relacionada con una cierta criminalización de la actividad agrícola, una tendencia que incluso ha generado una nueva palabra, la agribashing, que resumiría este rechazo desinformat proveniente generalmente del entorno urbano. A veces se habla de impactos de la producción sin relacionarlos con las demandas que las motivan, talmente como si se pudieran evitar suprimiendo la actividad.

Desgraciadamente la realidad es más compleja y el necesario adelanto verso un desarrollo sostenible tiene que partir de esta complejidad.

"Evitar la deforestación, tecnología y regadío, energías renovables, abaratar el transporte y dietas más vegetales son clave para luchar contra el cambio climático"

Es obvio que la deforestación es una causa importante de GEH, por lo tanto evitar la deforestación es un objetivo de primer orden. Pero producir más alimentos para más población sin ocupar más tierra para la agricultura exigirá una combinación de opciones tales cómo, en primer lugar, intensificar la producción mediante la tecnología y el regadío, ambos termas a menudo rechazados por colectivos que censuran las emisiones GEH de la agricultura. En segundo lugar apostar por las energías renovables diferentes de los agrocarburants liberando así recursos para la producción de alimentos y otros productos de la bioeconomia. En tercer lugar, reducir el coste de transporte acercando la producción a los centros de consumo. En cuarto lugar orientando la demanda verso dietas más vegetales mucho menos exigentes en recursos. Finalmente, siendo más efectivos, más circulares y con una reducción drástica del derroche.

Para concluir se podría hacer un símil provocador relativo a la salud humana. Es obvio que hay una alta correlación entre las muertes de personas y la presencia de médicos en torno al enfermo, lógicamente a nadie se le ocurriría culpar los médicos, más bien al contrario, todo el mundo sabe que los médicos están al lado de las soluciones. Con criterios racionales pensaríamos que el que hace falta no es poner dificultades a los médicos sino aportar recursos para la investigación médica con objeto de lograr mejores resultados en la defensa de la salud humana. Del mismo modo en relación a la agricultura el que hace falta es reconocer la tarea de los gestores de los activos biológicos, digamos labradores para simplificar, y aportar recursos y criterio para lograr los mejores resultados en el complejo equilibrio entre las necesidades que hay que cubrir, los recursos limitados de que se dispone y los equilibrios medioambientales que hay que preservar.

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