
07
de Enero
de
2016
Act.
07
de Enero
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2016
Hace siete días que hemos inaugurado el año y todavíatenemos pocas certezas sobre que ofrecerá el 2016. No hacen falta bolas de vidrio para adivinar que las sillas presidenciales de Moncloa y la Generalitat seguirán vacías, pero nuestras habilidades como futuròlegs se pueden ver comprometidas si intentamos ir más allá.
Las previsiones de las instituciones nos pueden dar ciertas pistas: el 2,5% de crecimiento que el FMI prevé por España, el 2,3% que fijó Moody's por Cataluña o los 450.000 nuevos puestos de trabajo al Estado que espera la Comisión Europea. Pronósticos imposibles de corroborar hasta finales de año, por el que, más que números, es el momento de las sensaciones.
El profesor de Economía Aplicada de la Universitat de Barcelona, Raúl Ramos, avanza cuatro titulares que dejará el 2016 en el ámbito económico español y catalán. "El crecimiento seguirá, a pesar de que a un ritmo inferior que en 2015; se mantendrá la aceleración en la creación de ocupación; el ritmo de consumo tanto público como privado se relajará y subirán las importaciones, después de muchos años marcados por las exportaciones". En resumen, "el pronóstico es positivo, pero los indicadores no serán tan bonos como los de 2015".
Crecimiento sin sustos
España espera cerrar el 2015 con un crecimiento económico por encima del 3% y el FMI augura una subida del PIB de un 2,5% de cara al próximo año, las mejores cifras dentro de la UE. Ramos da por bonos los pronósticos, a pesar de que con un asterisco. "Estas previsiones se hacen con escenarios muy conservadores, por el que se cumplirán siempre que nohaya un descalabro". El profesor recuerda la situación que se ha vivido en este 2015 en la América Latina para ejemplificar situaciones inesperadas que han desatinado la futurologia económica. "El precio del petróleo ha caído más del esperado y, en principio, esto va bien a todo el mundo, pero países exportadores como Argentina necesitan que esta caída se contenga porque, si no, su economía sufre".
En el caso de Cataluña, el economista da por buena la máxima que el país acentúa las tendencias que se dan en el contexto español. "En ciclos de decrecimiento, el país cae por encima de la media y, en los de pujança, lo crece más que el global del Estado".
Ramos, en cambio, descarta que la incertidumbre política pueda tener influencia sobre las perspectivas económicas del territorio y las inversiones recibidas. "Las empresas se fijan en cuestiones como la situación geográfica, la mano de obra disponible y cualificada y las facilidades que ponen los gobiernos para instalarse. Sihubiera riesgo real de fuga o congelación de las inversiones previstas habríamos observado la tendencia desde meses atrás y no se ha producido", resume.
La barrera del 20% de paro
La creación de ocupación y la tasa de paro continúa siendo la gran asignatura pendiente tanto en España como Cataluña. Siete años de crisis económica han normalizado un índice siempre superior al 20% de parados, que actualmente se sitúa en el 21,44%. El reto por este 2016 es bajar de esta barrera psicológica. "Es un objetivo factible para Cataluña y, si bien es más complicado que se dé al conjunto de España, el Estado lo puede conseguir de cara a 2017", prevé Ramos.
El profesor da por buena la tesis que dice que se empieza a generar ocupación cuando el crecimiento va por encima del 2%, sin entrar en el debate sobre las condiciones de estos nuevos puestos de trabajo. Todo y las buenas perspectivas, Ramos va más allá y apunta a las deficiencias sistèmiques del mercado laboral al Estado. "Es probable que bajamos de la barrera psicológica del 20% de parados, pero el problema es que, en los mejores años, España registraba un paro del 7%, el doble que el resto de Europa!".
Más consumo, más importaciones
Los años de crisis han ido acompañados de cifras positivas en el ámbito de las exportaciones de las empresas. Con el mercado interno vallado, las compañías han buscado la manera de situar sus productos al exterior y, en esta tarea, las firmas catalanas han sido líderes. Ramos, pero, voz en esta situación una experiencia de supervivencia más que no una lección apresura. "Por necesidad hemos mirado hacia la UE, Asia y África, pero en cuánto el mercado local vuelva a demandar productos, nosvolveremos a abocar y descuidarem la presencia al exterior", anticipa.
El economista considera que es una situación natural, puesto que "los mercados internos representan un porcentaje más alto de las ventas y las empresas tienden a cuidarlos". Por lo tanto, la previsible desaceleración en las exportaciones no se dará por falta de competitividad ni por haber tocado techo, sino "por carencia de voluntad".
La otra cara de la moneda es el de las importaciones. El profesor de la UB considera que la subida del consumo entre la población española y catalana irá ligada a un importante crecimiento en las compras de productos que sólo se pueden adquirir a los mercados exteriores. "En tiempo de recesión intentábamos aguantar con nuestro smartphone durante tres o cuatro años, pero ahora nuestro nivel adquisitivo volverá a subir y, muy probablemente, volveremos a tener la necesidad de cambiar de teléfono cada año, el que hará subir las importaciones de móviles", ejemplifica.
El año del nuevo sistema de financiación?
El último de los pronósticos por el 2016 está ligado con los últimos movimientos políticos. La incertidumbre generada después de las últimas elecciones generales y la necesidad de llegar a pactos para asegurar la gobernabilidad, junto con las exigencias financieras de las comunidades autónomas dan pie a pensar que este puede ser el año de la reformulación del sistema de financiación. "Los gobiernos autonómicos tienen competencias en ámbitos como la educación o la sanidad, pero no cuentan con los recursos para garantizar su funcionamiento. Puede parecer que la reforma del sistema es una exigencia catalana, pero el descontento es generalizado entre las comunidades", advierte Ramos.
A pesar de considerar que el 2016 se cerrará con un nuevo sistema de financiación, el economista no cree que resuelva los problemas que plantea el modelo actual, precisamente por la necesidad de contentar a todos los gobiernos autonómicos. "Habrá que ver la fuerza de los partidos catalanes y vascos en la negociación, pero parece complicado que se configure una propuesta asimétrica. En cuánto una comunidad consiga un privilegio, el resto sequerrán sumar, por el que volveremos a tener un modelo que replicará las deficiencias del que tenemos ahora".
Las previsiones de las instituciones nos pueden dar ciertas pistas: el 2,5% de crecimiento que el FMI prevé por España, el 2,3% que fijó Moody's por Cataluña o los 450.000 nuevos puestos de trabajo al Estado que espera la Comisión Europea. Pronósticos imposibles de corroborar hasta finales de año, por el que, más que números, es el momento de las sensaciones.
El profesor de Economía Aplicada de la Universitat de Barcelona, Raúl Ramos, avanza cuatro titulares que dejará el 2016 en el ámbito económico español y catalán. "El crecimiento seguirá, a pesar de que a un ritmo inferior que en 2015; se mantendrá la aceleración en la creación de ocupación; el ritmo de consumo tanto público como privado se relajará y subirán las importaciones, después de muchos años marcados por las exportaciones". En resumen, "el pronóstico es positivo, pero los indicadores no serán tan bonos como los de 2015".
Crecimiento sin sustos
España espera cerrar el 2015 con un crecimiento económico por encima del 3% y el FMI augura una subida del PIB de un 2,5% de cara al próximo año, las mejores cifras dentro de la UE. Ramos da por bonos los pronósticos, a pesar de que con un asterisco. "Estas previsiones se hacen con escenarios muy conservadores, por el que se cumplirán siempre que nohaya un descalabro". El profesor recuerda la situación que se ha vivido en este 2015 en la América Latina para ejemplificar situaciones inesperadas que han desatinado la futurologia económica. "El precio del petróleo ha caído más del esperado y, en principio, esto va bien a todo el mundo, pero países exportadores como Argentina necesitan que esta caída se contenga porque, si no, su economía sufre".
En el caso de Cataluña, el economista da por buena la máxima que el país acentúa las tendencias que se dan en el contexto español. "En ciclos de decrecimiento, el país cae por encima de la media y, en los de pujança, lo crece más que el global del Estado".
Ramos, en cambio, descarta que la incertidumbre política pueda tener influencia sobre las perspectivas económicas del territorio y las inversiones recibidas. "Las empresas se fijan en cuestiones como la situación geográfica, la mano de obra disponible y cualificada y las facilidades que ponen los gobiernos para instalarse. Sihubiera riesgo real de fuga o congelación de las inversiones previstas habríamos observado la tendencia desde meses atrás y no se ha producido", resume.
La barrera del 20% de paro
La creación de ocupación y la tasa de paro continúa siendo la gran asignatura pendiente tanto en España como Cataluña. Siete años de crisis económica han normalizado un índice siempre superior al 20% de parados, que actualmente se sitúa en el 21,44%. El reto por este 2016 es bajar de esta barrera psicológica. "Es un objetivo factible para Cataluña y, si bien es más complicado que se dé al conjunto de España, el Estado lo puede conseguir de cara a 2017", prevé Ramos.
El profesor da por buena la tesis que dice que se empieza a generar ocupación cuando el crecimiento va por encima del 2%, sin entrar en el debate sobre las condiciones de estos nuevos puestos de trabajo. Todo y las buenas perspectivas, Ramos va más allá y apunta a las deficiencias sistèmiques del mercado laboral al Estado. "Es probable que bajamos de la barrera psicológica del 20% de parados, pero el problema es que, en los mejores años, España registraba un paro del 7%, el doble que el resto de Europa!".
Más consumo, más importaciones
Los años de crisis han ido acompañados de cifras positivas en el ámbito de las exportaciones de las empresas. Con el mercado interno vallado, las compañías han buscado la manera de situar sus productos al exterior y, en esta tarea, las firmas catalanas han sido líderes. Ramos, pero, voz en esta situación una experiencia de supervivencia más que no una lección apresura. "Por necesidad hemos mirado hacia la UE, Asia y África, pero en cuánto el mercado local vuelva a demandar productos, nosvolveremos a abocar y descuidarem la presencia al exterior", anticipa.
El economista considera que es una situación natural, puesto que "los mercados internos representan un porcentaje más alto de las ventas y las empresas tienden a cuidarlos". Por lo tanto, la previsible desaceleración en las exportaciones no se dará por falta de competitividad ni por haber tocado techo, sino "por carencia de voluntad".
La otra cara de la moneda es el de las importaciones. El profesor de la UB considera que la subida del consumo entre la población española y catalana irá ligada a un importante crecimiento en las compras de productos que sólo se pueden adquirir a los mercados exteriores. "En tiempo de recesión intentábamos aguantar con nuestro smartphone durante tres o cuatro años, pero ahora nuestro nivel adquisitivo volverá a subir y, muy probablemente, volveremos a tener la necesidad de cambiar de teléfono cada año, el que hará subir las importaciones de móviles", ejemplifica.
El año del nuevo sistema de financiación?
El último de los pronósticos por el 2016 está ligado con los últimos movimientos políticos. La incertidumbre generada después de las últimas elecciones generales y la necesidad de llegar a pactos para asegurar la gobernabilidad, junto con las exigencias financieras de las comunidades autónomas dan pie a pensar que este puede ser el año de la reformulación del sistema de financiación. "Los gobiernos autonómicos tienen competencias en ámbitos como la educación o la sanidad, pero no cuentan con los recursos para garantizar su funcionamiento. Puede parecer que la reforma del sistema es una exigencia catalana, pero el descontento es generalizado entre las comunidades", advierte Ramos.
A pesar de considerar que el 2016 se cerrará con un nuevo sistema de financiación, el economista no cree que resuelva los problemas que plantea el modelo actual, precisamente por la necesidad de contentar a todos los gobiernos autonómicos. "Habrá que ver la fuerza de los partidos catalanes y vascos en la negociación, pero parece complicado que se configure una propuesta asimétrica. En cuánto una comunidad consiga un privilegio, el resto sequerrán sumar, por el que volveremos a tener un modelo que replicará las deficiencias del que tenemos ahora".