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La vivienda empuja a miles de personas de la diócesis de Barcelona a la exclusión social

La vivienda se consolida como el principal factor de desigualdad social, agravando especialmente las condiciones de niños y adolescentes

El director de Càritas Diocesana de Barcelona, Eduard Sala | Cedida
El director de Càritas Diocesana de Barcelona, Eduard Sala | Cedida
Redacción VIA Empresa
17 de Diciembre de 2025 - 03:18

El avance de los datos del informe Foessa de 2025 de la diócesis de Barcelona dibuja un escenario social frágil, marcado por la incertidumbre y la vulnerabilidad creciente. A pesar de una ligera reducción de la exclusión social respecto a 2018, el informe alerta de que se consolida un modelo de sociedad “a la cuerda floja”, donde aumenta el número de personas que pueden caer en exclusión ante cualquier crisis o contratiempo.

 

Cerca del 17% de la población (más de 450.000 personas) vive en situación de exclusión social, un fenómeno que adquiere un carácter estructural

A partir de la Encuesta Einfoessa realizada durante 2024 a un total de 602 hogares y 1.519 personas de la diócesis de Barcelona, Cáritas y la Fundación Foessa apuntan que casi cuatro de cada diez personas viven en una situación de integración precaria: a pesar de no encontrarse en exclusión social, se mantienen en el límite, en una posición muy inestable en ámbitos como la vivienda, el trabajo o la salud. Al mismo tiempo, cerca del 17% de la población (más de 450.000 personas) vive en situación de exclusión social, un fenómeno que adquiere un carácter estructural.

La vivienda, principal factor de desigualdad

Cáritas ha querido recalcar que las dificultades para acceder a una vivienda digna y asequible son el principal factor de desigualdad social. Más de un cuarto de la población de la diócesis sufre dificultades relacionadas con la vivienda, afectando a 225.000 hogares y 730.000 personas. Además, las dificultades en la vivienda se multiplican cuando hay menores. “Más del 15% de la población cae en pobreza extrema después de asumir el gasto de la vivienda.

 

“La diferencia entre vivir de alquiler o en propiedad es un factor decisivo a la hora de determinar si te encuentras en riesgo de caer en una situación de exclusión social”, ha detallado Amèlia de Juan, jefa del Área Social, Análisis e Incidencia de Càritas Diocesana de Barcelona. Por este motivo, la responsable del Área Social de Càritas ha advertido que son muchas las personas que se ven obligadas a compartir vivienda para poder hacer frente a los gastos del alquiler, y que el 13,5% lo hace en situaciones de hacinamiento grave. “En 9 de cada 10 hogares donde las personas se encuentran hacinadas viven niños o adolescentes. Un niño que vive en estas condiciones difícilmente tiene sus derechos garantizados”, ha advertido de Juan.

Los lactantes y adolescentes, los más perjudicados

Por este motivo, la entidad ha querido poner el foco en la infancia, como uno de los colectivos más afectados. Uno de cada cuatro menores de edad se encuentra en situación de exclusión social en la diócesis de Barcelona. Los hogares monoparentales, mayoritariamente encabezados por mujeres, sufren un riesgo de exclusión 4,5 veces superior al de los hogares sin hijos.

Trabajar ya no protege de la exclusión

En cuanto al empleo, y a pesar de la mejora de los datos globales, el informe constata que trabajar ya no garantiza la integración social. “El 57,5% de las personas en exclusión viven en hogares encabezados por alguien que trabaja. La precariedad laboral, especialmente en el sector servicios –a menudo caracterizado por trabajos temporales y de baja remuneración– afecta de manera significativa a jóvenes y personas migradas, que continúan registrando tasas de paro más elevadas, a pesar de haber aumentado su presencia en el mercado laboral”, han indicado desde Cáritas.

El director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Eduard Sala, ha constatado cómo los datos confirman que vivimos en una sociedad a la cuerda floja, donde cada vez más personas se encuentran en una situación de fragilidad permanente. “La vivienda se ha convertido en el principal factor de desigualdad y el alquiler, lejos de ser una solución, es hoy un agujero negro que empuja muchos hogares a elegir entre cubrir necesidades básicas como la alimentación o pagar el alquiler”, ha lamentado. Para el director de Cáritas, esta realidad golpea con especial dureza a los niños y adolescentes, que ven condicionadas sus oportunidades de futuro por el barrio y la familia donde nacen.