La fundación Barcelona Music Lab (BML) ha fichado como director general a Pablo Skaf, hasta ahora director de marketing y alianzas para España y Portugal de Netflix. El objetivo de BML es convertir a Barcelona en la capital europea de la industria de la música en directo.
Barcelona Music Lab es una fundación creada por cuatro patrones: Jordi Herreruela, director del festival Cruïlla; Genís Roca, presidente de la Fundació.Cat; Josep Maria Martorell, director asociado del Barcelona Supercomputing Center; y Enric Jové, CEO de la agencia McCann. El patronato de BML confía en que el exdirectivo de Netflix contribuya a situar a la ciudad entre las grandes capitales de la industria musical.
Skaf dirigió hasta marzo pasado el marketing y las alianzas con los anunciantes de Netflix en la península ibérica. Llevaba cinco años en esa responsabilidad. Con anterioridad, fue responsable de alianzas con los anunciantes (2016-2018) de Deezer, plataforma francesa de streaming con un catálogo de cerca de 90 millones de canciones. Es un experto del marketing y de las tecnologías aplicadas en el negocio musical. En el pasado ejerció también como profesor asociado de la Barcelona School of Management-Universitat Pompeu Fabra, precisamente en la materia de gestión global de las empresas musicales.
BML se trasladó recientemente a una sede provisional, de 200 metros cuadrados, a la espera de cerrar un acuerdo con las administraciones públicas catalanas para instalarse en un espacio definitivo, según indicó Jové en una entrevista en VIA Empresa. Este espacio también albergará startups con la intención de acelerar procesos en el campo de la industria musical.
Barcelona Music Lab dará un salto con el fichaje de un directivo de Netflix y un nuevo espacio singular
Desde BML se mantiene que Barcelona tiene una "oportunidad objetiva" para atraer a las empresas que liderarán la industria musical del futuro porque, entre otras razones, dispone un campo de pruebas como son los grandes festivales de la ciudad, sus salas o los recintos públicos gestionados por Barcelona de Servicios Municipales (BSM). Sus patronos subrayan que la ciudad tiene “capacidad para incubar” a empresas tecnológicas que transformen la música del futuro y, especialmente, la del directo.
La fundación ya ha puesto en marcha algunas iniciativas pensando en su aplicación industrial. Se está trabajando en el diseño de envases compostables sin proceso químico ni altas temperaturas. La intención es que este esfuerzo concluya con una patente y con una empresa que venda estos envases en todo el mundo.
También trabajan con una empresa, surgida de un grupo de investigación universitaria, en un archivo de audio al que se introducirá un código que permitirá contar automáticamente cuántas veces se reproduce un determinado tema. Así, quien suba una canción a Spotify podrá saber el número exacto de reproducciones a efectos de determinar los derechos de autor.