Blueberry, el "monolito que carga"

DFC, histórica empresa vallesana dedicada a soluciones industriales y de telecomunicaciones, penetra al mercado de la movilidad eléctrica con un acuerdo con la portuguesa y-charging

La solución de carga por vehículos eléctricos de DFC y y-charging, blueberry | Cedida La solución de carga por vehículos eléctricos de DFC y y-charging, blueberry | Cedida

En el Estado Español "solo el 2,4% de los nuevos vehículos son eléctricos, y el resto son de combustión; cuándo en el resto de Europa la tendencia está casi invertida". José Miguel de Fulgencio, CEO de DFC, una veterana empresa establecida a Barberà del Vallès experta en soluciones industriales y de telecomunicaciones, ve un claro nicho de mercado, una evolución poco menos que inevitable en el parque móvil español. La electrificación es una tendencia que ya ha empezado a implantarse, y que "es cuestión de tiempo" que se generalice, según afirma el directivo. "Si el ciudadano ve que todo el mundo se compra un vehículo eléctrico, él también lo hará. Quién se pase al eléctrico no volverá a la combustión".

El principal impedimento, hoy por hoy, para una transición sistemática y significativa del parque móvil del Estado hacia el dominio de los modelo eléctricos es que, según De Fulgencio, tener un coche eléctrico todavía no es práctico del todo. Esto se concreta, principalmente, en las escasas, si no ausentes, infraestructuras de apoyo al vehículo eléctrico que se pueden encontrar en vías interurbanas y trayectos de largo recorrido. El Estado, según el CEO de DFC, ha ido históricamente a la cola de la transición hacia el vehículo eléctrico, y ahora, viendo las nuevas necesidades que presenta la industria del automóvil, está implementando la transición con poco tiempo. "Íbamos tarde, y ahora nos ha cogido la prisa para invertir en el vehículo eléctrico"; pero no en el otra banda, que es la infraestructura que permite al coche eléctrico moverse con libertad. "Hasta que no haya una red importante de infraestructuras, no se comprarán coches eléctricos".

De Fulgencio: "Hasta que no haya una red importante de infraestructuras, no se comprarán coches eléctricos"

Aquí entra la nueva propuesta de negocio que DFC desarrolla en colaboración con la pequeña emergente portuguesa i-charging: el cargador de alta velocidad blueberry. Se trata de una estación de carga de potencia variable, desde los 50 a los 600 kW – una tecnología muy maleable, según De Fulgencio, puesto que se puede adaptar a las necesidades del cliente. Si una estación de carga, explica, está pensada para cubrir trayectos más cortos, se puede quedar en la potencia de carga base de 50 kw, mientras que una que necesite más capacidad puede invertir al instalar más baterías a cada monolit para aumentar sus posibilidades de recàrrega. "Los 50 kW caben en ciudad", afirma De Fulgencio, mientras que los 600 se aplicarían más a estaciones a autovías o autopistas.

Blueberry, además, está adaptado no solo al mercado del vehículo electrificado tal como funciona actualmente sino también a las próximas iteraciones del coche eléctrico. "Los coches que hay actualmente en el mercado – razona De Fulgencio – no tienen capacidad para llevar al máximo nuestros cargadores". Incluso los coches de alta gama ténen suficiente con una fracción de la potencia de lueberry, a pesar de que el CEO reconoce que "empiezan a pedir más capacidad", pero las posibilidades técnicas de ampliación de la carga que ofrece la solución de DFC y i-charging la convierten en una inversión a largo plazo en cuanto a infraestructuras de movilidad.

Un cargador OLED

"La pantalla de 32 pulgadas es un gran añadido por las ciudades". Los monolitos de carga lueberry ofrecen, además de los enchufes homologados de gran potencia necesarios para el cargador, un display donde el cliente o propietario, dependiendo del modelo de adquisición del cargador, puede reproducir publicidad, promociones, información de servicio o cualquiera otro material que considere oportuno. Según De Fulgencio, blueberry significa un gran paso, en este sentido, en la integración de las necesidades en movilidad. "Antes llevabas una cámara y un teléfono móvil, ahora el teléfono hace grandes fotos. Antes necesitabas gasolineras y pantallas de anuncio, y con este producto ya no". "Blueberry es un monolito informativo que, además, carga", concluye De Fulgencio.

De Fulgencio: "Antes llevabas una cámara y un teléfono móvil, ahora el teléfono hace grandes fotos. Antes necesitabas gasolineras y pantallas, y con blueberry ya no"

La propuesta de cargador de DFC e i-charging, además, cuenta con ventajas de diseño, afirma De Fulgencio, que lo hacen más comercializable, ergonómico y adaptable a las vías de acceso y de servicio donde se puedan instalar que otros productos similares. El cable retráctil de cerca de cinco metros de longitud, con conector homologado, se puede introducir dentro del monolito una vez se acaba la carga, solucionando así los riesgos de rotura o echada a perder otras propuestas, que dejan los enchufes fuera de la instalación. "Con otras soluciones no te fías de enchufar tu vehículo. Son cosas que se tienen que pensar, y los primeros instaladores de cargadores no las han pensado", alerta el CEO.

Los NGEU y el futuro

"El acceso a los fondos europeos es necesario para innovar en el sector, pero hay mucha burocracia", lamenta De Fulgencio. La aceleración de la adaptación de las infraestructuras de movilidad al vehículo eléctrico, especialmente de aquellos proyectos empresariales más incipientes – no es el caso de DFC, que ha empezado a instalar los primeros blueberry este mismo mes – no será tan rápida cómo las inversiones en nuevos modelo de coches. "Todos los inicios tienen esto: si ahora puedes instalar 10 cargadores al mes, el próximo año pondrás 30, y después 100", augura el directivo.

De Fulgencio: "Es una innovación constante: blueberry no nos garantiza el mercado por una década, tenemos que innovar día a día"

Actualmente, el proyecto de DFC e i-charging se centra en los mercados español y andorrano – un entorno con "muchas posibilidades", según De Fulgencio. La detección de las necesidades y la oportunidad de mercado se hizo inicialmente pensante en el entorno del Estado, a pesar de que no descartan una implementación además grande escala una vez el negocio se estabilice, a pesar de que con modelo diferentes del que están impulsando ahora. "Proyectamos expansiones a Europa, incluso al resto del mundo, pero de forma más puntual: por espacios concretos, o quizás por acontecimientos", proyecta un consejero delegado que cree en las posibilidades de crecimiento de la iniciativa.

La implementación en el Estado, así, empieza con buen pie. De Fulgencio ha detectado, afirma, una muy buena predisposición de las benzineres y estaciones de servicio tradicionales, que "empiezan a ver que no los queda otra" que adaptarse a la nueva realidad de la movilidad eléctrica. La competitividad del producto, además, es un fuerte de blueberry a ojos del CEO de DFC. "El precio de nuestro cargador es prácticamente el mismo que el del resto del mercado, pero nuestra estación es mucho más variada". Todo y esta ventaja competitiva, De Fulgencio no piensa quedarse en aqueta primera versión del monolito. "Es una innovación constante: blueberry no nos garantiza el mercado por una década, tenemos que innovar día a día".

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