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"Cara pecosa, cara vigilada"

En el fondo son pequeñas lesiones en la piel y, en consecuencia, requieren de un control periódico, pero en la inmensa mayoría de los casos son leves e inofensivas

“Cara pigada, cara vigilada”
“Cara pigada, cara vigilada”
dermatòloga de Àptima Centro Clínico MútuaTerrassa
Barcelona
28 de Junio de 2024
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"Cara pecosa, cara querida". Esto dice el refrán para indicar que las caras pecosas se consideran bonitas. Se puede replicar con la secuencia: "Si pasa de tres, ya no vale nada", para matizar que un exceso de pecas no es favorecedor. En el fondo son pequeñas lesiones en la piel y, en consecuencia, requieren de un control periódico, pero en la inmensa mayoría de los casos son leves e inofensivas.

 

Pecas, manchas, nevus... hay un buen repertorio de nombres para referirse a las mencionadas lesiones pero presentan matices. Las pecas, las que aparecen en zonas fotoexpuestas -sobre todo en la cara- son marrones o a veces rosadas y suelen salir alrededor de la nariz o en las mejillas. Aparecen en edades tempranas y en verano se ven más intensas, pero en invierno pueden llegar a desaparecer. Son fruto de la exposición solar y la mayoría son totalmente benignas.

Las manchas más frecuentes suelen ser lentigos solares y tienen un comportamiento benigno como las pecas, pero pueden aparecer en edades más avanzadas. Nos indican que el paciente ha recibido una cantidad de sol importante -¡la piel tiene memoria!- y por eso es recomendable hacer controles a menudo para identificar posibles lesiones premalignas o lesiones malignas.

 

Los nevus pueden salir al nacer -nevus congénitos- o a lo largo de nuestra vida -nevus adquiridos-. Estos suelen manifestarse entre los 5 y los 35 años y, a partir de esta edad, van desapareciendo o se van transformando (son los llamados nevus dérmicos o verrugosos).

A pieles y ojos más claros, mayor posibilidad de aparición de lesiones

A diferencia de las pecas y las manchas, los nevus tienen potencial maligno, así que pueden transformarse en un melanoma, el tipo más grave de cáncer de piel. Este puede ser un tumor muy agresivo que puede comprometer la vida del paciente y, en consecuencia, es necesario hacer un diagnóstico precoz.

Un diagnóstico de melanoma en un estadio inicial implica una supervivencia del 99% a los 5 años; por el contrario, cuando hay afectación ganglionar, esta supervivencia cae hasta el 66%, y si hay otros órganos afectados -ya que puede provocar metástasis- la supervivencia baja hasta el 27%.

Un 26% de los melanomas surgirán de un nevus que ya tenía el paciente, pero los restantes surgen 'de novo', es decir, de una nueva lesión pigmentada. Las mutaciones genéticas son las que provocan la aparición de melanomas. Hay dos factores que determinan la aparición de nevus adquiridos: los genéticos y los ambientales, entre los cuales destaca la exposición solar. En pieles más claras, ojos más claros... más posibilidad de aparición de lesiones.

A, B, C, D y E: el abecedario que nos ayuda a estar alerta

Para contribuir a esta detección temprana es conveniente llevar a cabo, cada 2 o 3 meses, una autoexploración tanto en el cuerpo como en el cuero cabelludo. Durante esta exploración hay algunos signos que nos deben hacer estar alerta y que deben ser motivo de consulta: Asimetría, Bordes -irregulares o abruptos-, Color -los nevus suelen tener solo uno o dos colores-, Diámetro -más de 5 mm requiere revisión- y Evolución -si crece de repente o de manera desproporcionada también es motivo de consulta médica-.

En términos de diagnóstico, sin duda el dermatoscopio -una lupa de aumento y luz polarizada- es la herramienta más adecuada, ya que permite ver estructuras que a simple vista no se aprecian y también cómo se distribuye el pigmento, así como otros detalles que son indicativos de posibles lesiones malignas o atípicas.

En estos casos, se extraen lo antes posible mediante cirugía. Dependiendo del tamaño, la extracción se realiza en la consulta o en quirófano. Una vez extraída, se envía a anatomía patológica y el patólogo proporciona el diagnóstico definitivo. En caso de confirmarse que la lesión es un melanoma, se realiza una ampliación de márgenes para evitar que en el mismo lugar pueda aparecer de nuevo. Y mediante la biopsia también se conoce el índice de Breslow, que indica la profundidad de la lesión.

A modo de conclusiones, un buen control de los nevus pasa por tener bien presentes los antecedentes familiares, estar atento a la existencia o no de lesiones previas y hacer del uso de la protección solar nuestro aliado diario. Además, estos consejos se pueden complementar con la prueba del mapa corporal -o dermatoscopia- mediante la cual se obtiene una imagen en alta resolución que proporciona información sobre los colores y diámetros de las pecas. La comparación entre diferentes mapas a lo largo de los años nos puede alertar sobre posibles alteraciones.