
"Han venido grandes empresas o supermercados que querían nuestro café. Económicamente, podía ser un boom. Pero era prostituir el concepto que tenemos". Esta frase resume la filosofía de Ciano, un proyecto nacido en Alcover hace más de treinta años y que ha hecho del café su emblema. Uno de los pioneros del café de especialidad en Tarragona y que quiere hacer crecer la cultura cafetera en la región.
Una diana en un bar
"El origen es curioso", reconoce David Luque, actual director comercial de Ciano. Todo ello se origina a finales de los años 80, cuando Emilio Mesas tenía un bar con una diana para que los clientes jugaran. Aquella diana facturaba mucho dinero y sorprendía incluso al recaudador, que se acabó haciendo amigo de Emilio. Ambos decidieron fundar una empresa de billares, dianas y futbolines, entre otros.
Así es como se hicieron conocidos entre los restauradores de Tarragona. "Emilio conocía a muchísima gente, todo el mundo lo quería. Era muy popular", destaca Luque. Muy pronto, vio como el café tenía mucha tirada e hizo una apuesta decidida. Es cuando nace Ciano, en 1989: Emilio compraba cafeteras para bares y restaurantes y café ya preparado para consumir: "Vendió muchas".
Café tostado en Catalunya
El carisma y la confianza que generaba Emilio abrió de par en par las puertas de bares y restaurantes para Ciano. Los mismos clientes de dianas o billares, acababan comprando sus cafeteras, molinillos, servicio técnico y café. Ya tenía una visión empresarial: "Su idea era, cuando hacía un cliente de hostelería ofrecerle el servicio completo: de café, cerveza, máquinas... para que tuviera un único proveedor".
Hacia los años 2000, en Ciano quisieron poner en valor su café y mejorar su calidad. Para ello, compraron una tostadora y empezaron a comprar el café de origen y sin tostar. Los granos llegaban de productores de Etiopía, Colombia y Brasil y lo hacían llegar hasta su obrador de Alcover. "Pudieron subir la calidad", destaca Luque.
Luque: "Seguimos un método muy artesanal"
No querían hacer grandes cantidades, sino hacer uno mejor. De hecho, la tostadora que compraron, y que aún mantienen, permite tostar hasta 27 kilos de café por tanda. Otras empresas hacen toneladas. "Seguimos un método muy artesanal y la calidad de café sube mucho", enfatiza Luque. Los clientes aún siguen siendo bares y restaurantes de la zona, pero también disponen de una línea para oficinas y la venta directa al consumidor a través de internet. Sirven recurrentemente a más de 150 establecimientos y tuestan entre 600 y 800 kilos por semana.
A partir de 2010, Ciano da un paso más. La hija de Emilio, Bea, se forma en el mundo del café y se adentra en el café de especialidad, aquel de más calidad y del que se conoce toda la trazabilidad. Aunque ahora es un gran boom, sobre todo en grandes ciudades, en aquellos años, aún se oía hablar poco. "Nos anticipamos un poco", destaca Luque.
La apuesta por el café de especialidad
Los inicios fueron complicados, los precios son más altos y quizás la gente no lo valoraba tanto. "Convencimos a algunos clientes de que era el futuro y, con el tiempo, todo el mundo quiso probarlo y la gente se daba cuenta de que era otro mundo". Ahora, Ciano está muy enfocado al café de especialidad y Luque cree que todo el mundo lo valora mucho más: "Está pasando lo mismo que con el vino".
Ciano abrió dos establecimientos propios en Salou y Cambrils donde sirve su café y también funcionan para enseñar a posibles clientes. Con los años, han ido haciendo grande este mercado, pero aún le ven mucho margen de crecimiento. "El objetivo es que el café de especialidad explote en Tarragona. Y seguir trabajando de la misma manera, con el mismo café para establecimientos y empezar a abrir cafeterías Ciano", indica su director comercial, que destaca: "En algún momento, el café será tan importante como el vino".
Amor por el café
En toda esta trayectoria, Ciano ha desarrollado un gran amor por el café y por el producto. Quieren mantener su faceta artesanal y tienen claro que el gran consumo no es su futuro: "Lo que más nos define es que somos una empresa familiar y queremos calidad".
"Crecer para ser una gran empresa no es nuestro camino", concluye Luque, que reivindica su apuesta por un café de calidad, tostado artesanalmente y con un trato muy cercano a los clientes: "Los clientes no son un número, nos dedicamos mucho a ellos. Los podemos ir a ver cada semana y tenemos una relación de amistad".