
29
de Mayo
de
2015 - 05:30
Miriam Martí recuerda muy bien el día que el estudio de diseño web por el cual trabajaba recibió un encargo de una tabaquera y unos de los proveedores habituales se negó a colaborar con el proyecto por un conflicto de valores. "Nos dijo: lo siento, pero con tabaqueras notrabajo", explica Miriam, diseñadora gráfica, admitiendo que la anécdota la dejó "tocada" y que en ella también le gustaría tener el poder de decidir con qué clientes trabajar.
Sus crecientes inquietudes sociales coincidían con las de su amiga Mariona López, diseñadora industrial, que hacía poco había cerrado su estudio por diferencias con su socio. "Las dos estábamos en una fase de rotura, queríamos trabajar con proyectos más pequeños, que respondieran a unos determinados valores sociales", dice López. De este modo nació la idea de montar Wopala, un estudio de diseño y comunicación dirigido exclusivamente a entidades y empresas que cumplan con criterios sociales y sostenibles.
Clientes comprometidos
Un año y medio después, y habiendo picado mucha piedra, Wopala ya ha realizado una veintena de proyectos por diferentes empresas y organizaciones que cumplen con alguno de estos cuatro requisitos: social, sostenible, artesanal o cultural. Entre los proyectos destaca el diseño de trípticos por los casales de verano para familias en riesgo de exclusión que organiza la FEEB (Fundación para el Deporte y la Educación de Barcelona), la imagen de una serie de programas de emprendeduría social de Barcelona Activa o la identidad corporativa de una empresa de mobiliario infantil de madera.
"Somos conscientes de que el mundo del diseño se mueve por la estética, pero también ayuda a ordenar conceptos, a comunicar mejor un mensaje. Y si este mensaje está de acuerdo con nuestros valores, mejor", comenta Miriam a las oficinas de Wopala, en el barrio antiguo de Barcelona.
La mayoría de sus clientes son entidades con recursos escasos, que a menudo prefieren invertir en su actividad principal que en la partida de comunicación o el diseño de la web. Sin embargo, López remarca que una buena comunicación es necesaria para tener visibilidad y dar más valor añadido al que hacen. "De este modo pueden atraer más usuarios y subvenciones", dice López.
Adaptarse al cliente
El eslogan de Wopala, "diseñar por un mundo mejor", puede sonar idealista, pero refleja los objetivos de las dos emprendedoras, que se consideran unas apasionadas del diseño.
"Un tríptico con una tipografía muy pequeña o que incluye formularios complicados no sirve para nada si tu público es la tercera edad o familias poco instruidas", explica Mariona, poniendo como ejemplo los trípticos que han diseñado por los casales de verano de la FEEB. Por eso, sus trabajos son trípticos muy ilustrativos y didácticos, con poca letra, para facilitar su lectura.
"El sector nos recibió con los brazos abiertos porque por fin podían trabajar con diseñadores que compartían valores", recuerda Mariona, admitiendo que han tenido que crear una nueva cartera de clientes desde cero. "Despacio hemos ido creciente", dice.
Abriendo horizontes
A partir de julio, Wopala tirará un nuevo proyecto, Waita: una formación tutorizada dirigida a diseñadores al paro y entidades sociales con unas necesidades de diseño concretas, pero que no tienen recursos suficientes para pagar el precio de mercado del proyecto. "Queremos que los diseñadores al paro cojan experiencia real de gestión: que aprendan a gestionar deadlines, presupuestos, a defender un proyecto ante el cliente", explica Lopez, que también es profesora de diseño a la escuela Elisava.
El curso es gratuito por los diseñadores. Las entidades sociales participantes tienen que pagar sólo 350 euros, aproximadamente el 30% del que costaría a precio de mercado un proyecto de imagen corporativa.
En los próximos meses, Wopala también tiene previsto apostar por el diseño de producto y tirar una nueva marca de artículos fabricados a centros especiales de trabajo que ayuden a entidades sociales a obtener financiación a través de su venta.
Sus crecientes inquietudes sociales coincidían con las de su amiga Mariona López, diseñadora industrial, que hacía poco había cerrado su estudio por diferencias con su socio. "Las dos estábamos en una fase de rotura, queríamos trabajar con proyectos más pequeños, que respondieran a unos determinados valores sociales", dice López. De este modo nació la idea de montar Wopala, un estudio de diseño y comunicación dirigido exclusivamente a entidades y empresas que cumplan con criterios sociales y sostenibles.
Clientes comprometidos
Un año y medio después, y habiendo picado mucha piedra, Wopala ya ha realizado una veintena de proyectos por diferentes empresas y organizaciones que cumplen con alguno de estos cuatro requisitos: social, sostenible, artesanal o cultural. Entre los proyectos destaca el diseño de trípticos por los casales de verano para familias en riesgo de exclusión que organiza la FEEB (Fundación para el Deporte y la Educación de Barcelona), la imagen de una serie de programas de emprendeduría social de Barcelona Activa o la identidad corporativa de una empresa de mobiliario infantil de madera.
"Somos conscientes de que el mundo del diseño se mueve por la estética, pero también ayuda a ordenar conceptos, a comunicar mejor un mensaje. Y si este mensaje está de acuerdo con nuestros valores, mejor", comenta Miriam a las oficinas de Wopala, en el barrio antiguo de Barcelona.
La mayoría de sus clientes son entidades con recursos escasos, que a menudo prefieren invertir en su actividad principal que en la partida de comunicación o el diseño de la web. Sin embargo, López remarca que una buena comunicación es necesaria para tener visibilidad y dar más valor añadido al que hacen. "De este modo pueden atraer más usuarios y subvenciones", dice López.
Adaptarse al cliente
El eslogan de Wopala, "diseñar por un mundo mejor", puede sonar idealista, pero refleja los objetivos de las dos emprendedoras, que se consideran unas apasionadas del diseño.
"Un tríptico con una tipografía muy pequeña o que incluye formularios complicados no sirve para nada si tu público es la tercera edad o familias poco instruidas", explica Mariona, poniendo como ejemplo los trípticos que han diseñado por los casales de verano de la FEEB. Por eso, sus trabajos son trípticos muy ilustrativos y didácticos, con poca letra, para facilitar su lectura.
"El sector nos recibió con los brazos abiertos porque por fin podían trabajar con diseñadores que compartían valores", recuerda Mariona, admitiendo que han tenido que crear una nueva cartera de clientes desde cero. "Despacio hemos ido creciente", dice.
Abriendo horizontes
A partir de julio, Wopala tirará un nuevo proyecto, Waita: una formación tutorizada dirigida a diseñadores al paro y entidades sociales con unas necesidades de diseño concretas, pero que no tienen recursos suficientes para pagar el precio de mercado del proyecto. "Queremos que los diseñadores al paro cojan experiencia real de gestión: que aprendan a gestionar deadlines, presupuestos, a defender un proyecto ante el cliente", explica Lopez, que también es profesora de diseño a la escuela Elisava.
El curso es gratuito por los diseñadores. Las entidades sociales participantes tienen que pagar sólo 350 euros, aproximadamente el 30% del que costaría a precio de mercado un proyecto de imagen corporativa.
En los próximos meses, Wopala también tiene previsto apostar por el diseño de producto y tirar una nueva marca de artículos fabricados a centros especiales de trabajo que ayuden a entidades sociales a obtener financiación a través de su venta.