Las cuentas del Barça: humo, sombras y mucho miedo

Verdades sobre las partidas del club y sospechas sobre el famoso préstamo de Goldman Sachs

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El pasado lunes nos sentamos ante el televisor ilusionados por conocer por fin el cierre de cuentas del FC Barcelona, más de tres meses después del 30 junio, día en que acababa el ejercicio 2019/20. Pero la decepción no se hizo esperar, porque no pudimos examinar las cuentas completas, sino que sólo vimos algunas partidas que, entre sombras de duda, nos mostró el directivo Jordi Moix Latas.

La variable más relevante del ejercicio 2019/20 es la facturación, que ha caído respecto la temporada pasada en 135 millones de euros y en cerca de 200 millones respecto a lo que se había presupuestado. Unas cifras que encajan bastante bien con aquello que se había previsto cuando se hacían estimaciones sobre los posibles efectos económicos de la pandemia. Cómo que los gastos no han bajado en una magnitud similar sino inferior, el resultado del ejercicio ha sido una pérdida muy elevada, de casi 100 millones de euros.

Aquí hay que hacer la primera nota a pie de página sobre la carencia de fortaleza de la cuenta de pérdidas y ganancias del club: la temporada pasada hizo falta facturar 990 millones de euros (una de las cifras más elevadas del deporte mundial) para obtener un beneficio muy exiguo de 5 millones; adicionalmente, el presupuesto de la temporada 2019/20 (elaborado cuando no se podía prever la llegada de la pandemia) establecía una facturación récord mundial de 1.047 millones de euros, que devolvía un pequeño beneficio de 11 millones. Este margen tan reducido representa un grave problema, tanto por su magnitud, como por la manera de obtenerlo, cosa que ahora comentaremos.

"La gestión de club excluidas las ventas de futbolistas da pérdidas de manera sistemática en los últimos años"

La cuestión es que estos beneficios tan escasos que se obtienen no son fruto de la actividad ordinaria como club, sino que afloran por la compraventa de jugadores; en otras palabras, la gestión de club excluidas las ventas de futbolistas da pérdidas de manera sistemática en los últimos años. Pero todavía hay más: hay motivos de sobras para pensar que algunas de estas ventas han permitido anotarse un beneficio a partir de unos precios de venta ficticios (casos Cillessen y Arthur), y no de mercado, con lo que el problema es todavía más gordo.

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Con todo, el asunto más preocupante es lo de la deuda. Según los datos facilitados por Moix, referidos sólo a deuda financiera, esta partida ha pasado de 554 millones (cierre 2018/19) a 820 millones (cierre 2019/20), lo que implica un aumento de la deuda inexplicable de casi el 50%. Esta cifra de los 820 millones ha hecho saltar las alarmas entre los opinadors de las redes, pero hace falta tener en cuenta que se trata de la deuda financiera, es decir, no es la deuda total de la entidad, que se sitúa muchos peldaños por encima.

Si damos un vistazo a las magnitudes de la temporada 2018/19 (la última de la qué conocemos el cierre completo), encontraremos lo siguiente:

  • Deuda a corto plazo: 506 millones, de los que
    • Deuda bancaria: 10,8 millones
    • Emisiones de deuda: 1,1 millones
    • Deudas con personal deportivo: 161 millones
    • Otras deudas: 333 millones
  • Deuda a largo plazo: 512 millones, de los que
    • Deuda bancaria: 61,5 millones
    • Emisiones de deuda: 197 millones
    • Deudas con personal deportivo: 70,5 millones
    • Otras deudas: 182 millones

Las emisiones de deuda (estos casi 200 millones que indicamos) se corresponden a cuatro emisiones de "senior notes" (un producto parecido a los bonos) que fueron adquiridas por entidades norteamericanas y francesas. En cuanto a la deuda bancaria, a las cuentas del club de la temporada 2018/19 se indicaba que "una entidad norteamericana" había concedido un préstamo de 90 millones de euros -de los que se había dispuesto 40 millones a 30 de junio de 2019- para la construcción del Espai Barça. Es muy relevante tener en cuenta que este préstamo vencía el agosto de 2020, en un momento en que el club se encontraba en una situación financiera asfixiante, de forma que habría que saber si pudo ser devuelto o, por el contrario, fue absorbido por otro préstamo o bien permitió al prestamista ejecutar algún tipo de garantía.

De los campos no incluidos dentro de esta llamada "deuda financiera" (lo que ha subido hasta los 820 millones), los más relevantes son las deudas con personal deportivo (que, cómo hemos visto, la temporada anterior habían sido de 232 millones), proveedores (la temporada 2018/19 era de 106 millones) y los pagos pendientes a hacienda (que estaban situados en los 114 millones). De este modo, el pasivo del club a cierre de la temporada 2019/20 se puede situar por encima de los 1.200 millones de euros, si es que estas partidas que todavía no conocemos se han mantenido constantes respecto a la temporada pasada.

Teniendo en cuenta que los mismos gestores del club han suspendido la asamblea de socios que tenía que aprobar estas cuentas, no parece existir ya ningún motivo justificable para que la entidad continúe sin dar a conocer sus cifras económicas a los socios del Barça, que son los verdaderos propietarios de la entidad.

"No parece existir ya ningún motivo justificable para que la entidad continúe sin dar a conocer sus cifras económicas a los socios del Barça, que son los verdaderos propietarios de la entidad"

A la espera de conocer los datos completos -cuenta de pérdidas y ganancias y balance de cierre- queda claro que la situación financiera del club es muy inquietante, fruto de una combinación letal de nivel de endeudamiento muy elevado e incapacitado sistèmica para generar caja (o sea, para ganar dinero). A todo esto hay que añadir la sospecha que corre por los cenacles barcelonistas que el famoso préstamo que tiene que conceder Goldman Sachs para edificar el Espacio Barça (unos 800 millones, que una vez devueltos habrán tenido un coste de 1.250 millones) habría sido ya firmado y dispuesto parcialmente. Una circunstancia que ojalá quede en rumor porque, de confirmarse, complicaría de manera extraordinaria la supervivencia del club, cuando menos de la manera como lo conocemos.

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