La impunidad y los peligros del timador de Tinder (Netflix)

La facilidad para manipular a través del móvil y la inmediatez de las redes sociales a debate

El estafador de Tinder Simon Leviev | Instagram El estafador de Tinder Simon Leviev | Instagram

La revolución tecnológica no para. Los grandes pasos que va dando la sociedad han venido determinados por ciertos inventos que han condicionado y mejorado el día a día de las personas. Y en las últimas décadas, este proceso no ha hecho nada más que acelerarse de manera exponencial. Internet hizo lo que se pensaba que era impensable, que dos personas pudieran comunicarse simultáneamente más allá que uno estuvieran en Barcelona y el otro, en Sídney. Aquí también entra cómo han cambiado las relaciones, de decirnos las cosas a la cara, a hacerlo detrás de una pantalla, y el hecho de conocer nuevas personas a través del móvil. Aplicaciones de citas, como Tinder, han protagonizado nuevos amores, nuevas traiciones y algún que otro susto, y Netflix ha querido trasladar todo este cóctel en El timador de Tinder (The Tinder Swindler, 2022).

El documental relata la historia de tres mujeres (Cecilie Fjellhoy, Pernilla Sjöholm y Ayleen Charlotte) que han sido estafadas por un mismo hombre, Simon Leviev. Él se hace pasar por un empresario de éxito, dedicado al negocio de los diamantes y utilizaba las redes sociales para ostentar una vida de lujo.

Desde restaurantes de estrella Michelin y hoteles de cinco estrellas hasta viajes con jet privado. Este era el día a día de Leviev, que mostraba con orgullo a través de Instagram. Su manera para conocer a chicas era por Tinder y se ganaba su confianza mostrándose atento, detallista y romántico. Era solo una máscara que se imponía él mismo para seguir en su objetivo. Se tiene que destacar que la parte económica siempre jugaba un papel vital en la historia.

Las mujeres lo describían, al principio, como una vida de ensueño, hasta que el guion cambiaba por completo. El punto de inflexión llega con unos mensajes al móvil en los que Leviev dice que han sido atacados por sus enemigos y que necesitan urgentemente que les presten dinero. Y no hablamos de un bizum de 50 euros… Son cifras que se acercan a los 10.000 euros como mínimo.

El israelí conseguía lo que quería y sacaba todo el jugo al asunto. Las tarjetas iban al nombre de las mujeres, así que el endeudamiento era para ellas, mientras que él pensaba en la siguiente víctima. El círculo vicioso de lujo no tenía fin y la calculadora no dejaba de sumar ceros en la cuenta. Se calcula que podría haber estafado 10 millones de euros durante todos estos años.

Desesperada por no saber cómo afrontar estas deudas, Fjellhoy acudió a la prensa para dar a conocer a este personaje. VG, el diario más importante de Noruega, publica la historia en 2019 y a partir de aquí todo se desencadena. La valentía de Fjellhoy supuso el primer paso para que más víctimas hablasen y contextualizaran al público general sobre el alcance de la situación.

Finalmente, las autoridades le condenaron a 15 meses de prisión, pero lo dejaron libre cuando solo llevaba cinco meses por buen comportamiento y por la política de vaciar los centros penitenciarios como consecuencia de la covid. Shimon Yehuda Hayut, su nombre real, sigue dando vueltas por el mundo, pero con un historial que le puede explotar en la cara pronto.

Desde 2019 tiene denuncias de siete países diferentes entre Inglaterra, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Alemania, entre otros. Y ahora se ha sumado a la lista España, que ha ordenado busca y captura por un incidente con un Maserati en Tarifa.

¿Qué dice Shimon Yehuda de todo esto? Que es empresario y que invirtió en bitcoin en 2011. No se puede negar la capacidad que tiene de inventarse relatos… pero, al final, la justicia caerá por su propio peso. Uno de los momentos clave del documental es cuando Charlotte vende toda la ropa de lujo del israelí y se queda con el dinero como venganza de la estafa que ha sufrido. Además, recientemente, una mujer estafó 6.000 dólares a Shimon asegurando que podría verificar su cuenta de Instagram y el de su novia, la modelo Kate Konlin. Esta mujer se hizo pasar por trabajadora de Meta, la compañía dirigida por Mark Zuckerberg, y lo engañó con la promesa de verificar la cuenta. El israelí no se dio cuenta hasta el último momento que había recibido de su propia medicina, según informó el portal estadounidense TMZ.

El timador de Tinder ha sido un éxito en Netflix y las conclusiones que nos deja son varias. La facilidad por manipular a través del móvil, la inmediatez de las redes sociales, dejarnos guiar más por sentimientos que por la cabeza, la pandemia, el lujo desmesurado y el dinero. Que una persona actúe con esta impunidad (solo ha pasado cinco meses en prisión y sin devolver el dinero a sus víctimas) genera impotencia. Además, provoca una sensación de estar siempre pendiente de todo por culpa de unos pocos energúmenos. Hace falta contundencia y mano dura ante estas personas, que no únicamente afectan la parte económica, sino una de más importante, que son las secuelas mentales que deja en la víctima y que no siempre se tienen en cuenta.

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