Fraude alimentario: se puede evitar?

La sustitución de carne de ternera por la de caballo en hamburguesas de Tesco o el atún adulterado en España son algunos de los casos que han creado alarma en el sector

El fraude alimentario se puede evitar si se trabaja, sobre todo, en el etiquetado El fraude alimentario se puede evitar si se trabaja, sobre todo, en el etiquetado

Carne de caballo en hamburguses de Tesco y albóndigas de Ikea, atún adulterado al Estado español... y ahora 100 toneladas de jamón caducado con etiquetas manipuladas que se habían vuelto a incoporar al mercado. Todos son casos manipulación en productos, el que se conoce como fraude alimentario, que han trascendit a la prensa mundial y nacional y que han puesto el toque de alerta, tanto para el consumidor -que está aprendiendo a leer las etiquetas- como para las empresas, las que se encuentran ahora ante el reto de detectar sus debilidades.

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Algunas de estas prácticas son intencionadas, mientras que otros surgen errores técnicos o humanos no previstos. Todos ellos, pero, suponen un engaño para el consumidor. Estamos ante casos que pueden ser omitir ingredientes o advertencias de alérgenos que tendría que haber a las etiquetas, incluir menos pes en el producto envasado o bien encontrarnos ante un problema toxicidad o contaminación que puede poner en riesgo la salud del consumidor.

Qué es el fraude alimentario?

A lo largo de este 2018, el sistema de alerta rápida para alimentos y piensos de la Comisión Europea conocido con las siglas RASFF (Rapid Alert System for Food and Feed) ya ha registrado una veintena de notificaciones. Ahora bien, son casos de inocuidad -control y seguridad de los alimentos- que han traspasado fronteras. "El que quiere decir que puede haber más que se han registrado dentro del país y que no se han tenido que notificar en Europa", explica el responsable de consultoría de Premiumlab, Jordi Caballé, en una sesión de Acción.

El experto al apoyar a las empresas en el control de materias primeras y su elaboración, apunta el etiquetado como el elemento donde más fraude hay. "Decir que es carne de ternera en vez de caballo, poner menos cantidad, no incluir todos los ingredientes... es lo más habitual", ejemplifica. Señala, pero, no que hay una ley específica que hable de fraude, sino que es la suma de varias legislaciones alrededor de normas de calidad, protocolos, etiquetas y otras las que regulan el ámbito.

Hay fraude alimentario cuando se viola de algún requisito legal, hay intencionalidad, se busca ganancia económica y se puede decepcionar el consumidor

De aquí que no haya una definición homogénea a escala europea para tipificarlo. Como solución, propone la siguiente: "Acción intencional para provocar una ganancia económica para la empresa o para hacer daño. Se altera el producto con ingredientes de menos valor o se adultera para incrementar los ingresos". Por lo tanto, la violación de algún requisito legal, la intencionalidad, la ganancia económica y la decepción por parte del consumidor, son los cuatro pilares que, en conjunto, demuestran que hay fraude.

Pero y si falla uno, como la intencionalidad? "Estamos ante negligencia", afirma, el que también puede tener sus consecuencias en forma de sanciones.

Como evitar un problema de inocuidad?

Hoy en día existen certificaciones como la IFS, la BRC Food o la FSSC que vendrían a ser la ISO de la industria alimentaria. Son normas que documentan el nivel de riesgo, pero que no establecen un sistema o una metodología para asegurar que se respetan los estándares de calidad y seguridad.

Caballer: "Los mismos consultores tenemos que vigilar con los consejos que ofrecemos para evitar que se utilicen precisamente para cometer fraude sin que se vea"

Premiumlab, en colaboración con la Generalitat, ha establecido una guía que analiza la vulnerabilidad de la cadena que sigue una materia primera desde que entra a una transformadora hasta que se vende. Algunos de los consejos que da Caballer es tratar siempre que se pueda con proveedor que ofrecen certificaciones o analizar la materia que se compra cuando se firma un nuevo contrato; ir al RASFF para confirmar que no hay problemas con el producto en cuestión o controlar las condiciones de temperatura e higiene en el almacenamiento. "Son medidas básicas, pero a veces los mismos consultores tenemos que vigilar con los consejos que ofrecemos y a quienes los damos para evitar que se utilicen precisamente para cometer fraude alimentario sin que se vea", comenta para justificar el hecho de no dar detalles más explícitos.

De donde viene el concepto?

A pesar de que fue a partir del 2008 cuando estalló todo, el experto en auditoría alimentaria y director ejecutivo de Food Defiendo Solucionas, Javier Fuentes, apunta los atentados del 11 de septiembre del 2011 como el momento clave. "Los americanos vieron que las guerras estaban cerca. A las cartas con ántrax vieron que era fácil atacar dos cosas vulnerables: el agua y la alimentación. Allá surgió el concepto del food defiendo, término creado por el Departamento de Agricultura de los Esats Unidos y que hoy en día regula la agencia gubernamental FDA (Food and Drugs Administration). Eso sí, su food defiendo hace siempre referencia a fraude. Es decir, a acciones intencionadas y relacionadas con generar mal a un tercero.

Javier Fuentes durante su ponencia | A. Corón

Una de las particularidades del sistema de la FDA es que controla el camino que sigue un producto desde la granja hasta que llega a casa del consumidor. Mientras que en Europa la mayoría de controles empiezan cuando la materia primera llega a fábrica y acaban cuando el producto llega al centro logístico. Está en manso del fabricante pedir certificaciones y hacer análisis de las materias que utiliza si quiere asegurar la correcta traçabilitat.

Cómo se regula en España?

En el Estado español en concreto, la idea del food defiendo empezó a tomar forma con una ley aplicada el 2011 y proveniente de una directiva europea que obligaba todos los estados miembros a generar centros de control de infraestructuras críticas, el que es el Centro Nacional de Infraestructuras Críticas (CNPIC). Esto es: empresas energéticas, transporte, salud... y también alimentación. "Es un centro que tiene que velar porque cualquier sector estratégico que pueda ser atacar por un externo elimine al máximo sus vulnerabilidades", explica Fuentes.

El marco legal está, pero la ley todavía no está aplicada al 100%. El principal problema es que el CNPIC es quien tiene que señalar las compañías con más riesgo, una tarea difícil para un sector agroalimentario donde hay más de 23.000 empresas, según el experto.

Los empleados insatisfechos o la competencia pueden ser también el origen de fraude no intencionado

Por eso, su principal consejo es que todas las organizaciones tomen conciencia de los riesgos que hay. Empezando para saber que los ataques no siempre tienen que venir de terroristas, "también de empleados insatisfechos o competencia". De forma que recomienda empezar por acciones básicas como asegurar que el personal de control de acceso de la empresa está calificado, que las cámaras de seguridad funcionan correctamente o que las instalaciones regulan al máximo la entrada y salida de personas.

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