Jovi: Una empresa de plastilina

La empresa familiar celebra 75 años, convertida en un referente de generaciones, presente a 88 países y aliena a la situación económica general

Hay empresas que se han convertido en parte del recuerdo de grandes y pequeños, de unos porque las han introducido en las casas y otros porque han crecido con ellas a las manos. Jovi es uno de estos referentes, después de haber acompañado tres generaciones a la hora de ayudarlas a hacer creaciones artísticas, desde la escuela al ámbito profesional.

La empresa familiar está de celebración. Este año conmemora el 75è aniversario de la compañía, que nació en el barrio del Guinardó de Barcelona de la mano de dos cuñados que aprovecharon un local familiar para hacer sus primeros experimentos.

La experimentación como semilla de futuro
José Salvador y Vicente Tejedo tenían ganas de hacer algo juntos, empezar un proyecto que los podía unir profesionalmente. Por eso, en 1939 decidieron cerrarse al taller familiar con el objetivo de crear una cosa muy sencilla: un lápiz.

"Por la mañana trabajaban, el tío José de perfumista y mi padre, en Vicente, vendía carbón, no estaban nada vinculados con el mundo que empezaban a pisar", explica Alejandro Tejedo, actual consejero delegado de Jovi. Hacían pruebas con pasta picada y pocos medios a través de la técnica de la extrusión, hasta que finalmente obtuvieron el primer producto de la marca, el Lápiz-Hito.

El producto se comercializó bajo la marca creada a partir de la contracción de sus nombres, Vicente y José, dando al sello Jovi. "La herradura del logotipo se incorporó porque en la época de creación de la empresa era un símbolo de buena suerte, siempre veías a la parte de ante los camiones", explica Tejedo.

Fabricar es la clave
El negocio mantuvo el mismo lugar de producción hasta el año 1972, cuando se decidió hacer un golpe de cabeza para afrontar nuevos retos y trasladarse al polígono Can Jardín de Rubí , en el emplazamiento donde todavía están ahora. "Era una parcela con 10.000 metros cuadrados que hoy ya están todos edificados", señala Tejedo, que matiza que ahora, además, disponen de un almacén en El Prat de Llobregat.

El crecimiento de la nave respondía al razonamiento de la familia de mantener el control de todo el proceso de fabricación . "El más importante es controlar la producción , somos fabricantes, hay gente que rehuye, pero creemos que hay que tenerla al alcance, tener los químicos y los ingenieros a tocar, porque así si se quiere probar alguna novedad se baja en fábrica y se hace", añade el consejero delegado, que asegura que "la única posibilidad de mejorar un producto es tenerlo en casa".

Es por eso que la empresa ha decidido no externalizar en países donde podría resultar de entrada más económico, porque no podrían hacer innovaciones sobre la marcha en determinados productos. En cuanto a la materia primera, el 90% viene de proveedores de todo el estado.

Diversificación de la producción
Si bien la firma es conocida sobre todo por su división escolar, que concentra el 80% de la producción, tiene una segunda que no por eso es menos importante, la cosmética . La empresa ha sabido combinar las dos líneas de producción, poniendo un pie en dos ámbitos completamente diferentes pero unidos por un concepto: el color.

"Se nos identifica mucho con la plastilina", explica Tejedo, destacando el rey de la producción destinada al público escolar, junto con los lápices de cera, de madera, los rotuladores, las acuarelas o la templa líquida. A aquí hay que añadir la línea de maquillaje infantil, pensada por carnaval o por el teatro.

La segunda línea de producción está centrada en el sector cosmético, pero no es tan conocida porque no figura la marca de Jovi los lápices que salen de la planta de Rubí, porque fabrican por primeras marcas internacionales que al acabar el producto estampan su sello.

Exportar y saber qué exportar
Una parte importante del negocio de Jovi se hace más allá de las fronteras estatales, pero no a todos los países tienen los mismos gustos. "Si bien en Cataluña triunfa la plastilina, en Arabia Saudí se exporta mucha pasta que se hace dura, mientras que en Egipto gusta más la templa liquida, va según la cultura y las costumbres", explica el consejero delegado, que dice que la globalización no quiere decir homogeneización: "Hay que adaptarse a cada mercado", añade.

Un sector que no nota la crisis
El sector en que trabaja Jovi no es tan sensible en la crisis como lo son muchos otros, que si que se ven afectados por los zarandeos que experimentan a empresas y familias. La diversificación de su producto se beneficia además de una temporalidad controlada que se acentúa a partir de los meses de marzo y mayo, cuando se llevan a cabo los pedidos para las escuelas.

Este es uno de los motivos que permite prever un crecimiento del 12% en la facturación de este 2014 respecto al ejercicio anterior, llegando a unos 15 millones de euros. "Nuestro mercado no es sensible a la situación económica general, porque se trata de productos que los hacen falta a los niños y que tiene un precio relativamente económico", explica Tejedo.

Actualmente Jovi cuenta con un centenar de trabajadores , donde la mitad cuenta con un grado superior. Este es un elemento que la dirección considera de vital importancia para poder competir, y gracias al cual se puede hacer una evolución constante del producto con innovación y experimentación.

La empresa está en manos familiares desde hace dos generaciones, y ya hay la previsión que una tercera se sume cuando sea el momento. "El más importante es que la empresa esté bien dirigida", dice Tejedo. Y todo apunta que lo está y lo estará.


 

Hoy Destacamos
Lo más leido