Màqué de hacer cordeles de Liasa, la industrial algodonera
Màqué de hacer cordeles de Liasa, la industrial algodonera

Liasa, un siglo entre cordones

La Industrial Algodonera celebra 100 años de empresa familiar dedicada al cordel, la cinta y el hilo de polipropileno

Liasa, La Industrial Algodonera S.A., celebra un siglo de vida este 2018. La empresa dedicada a la fabricación y comercialización de cordones , cordones elásticos, cintas e hilo de polipropileno, fue constituida en 1918. La cuarta generación de la familia sigue al frente de la actividad empresarial, que genera una facturación de 6 millones de euros y da trabajo a 60 personas. El director general de la empresa, Jaume Cabré, e hijo de la familia industrial de La Selva del Camp continúa al frente del negocio.

Cumplir 100 años es un hito difícil de conseguir. Si además nos centramos en empresas familiares, sólo un 2,6% llega a la cuarta generación o la supera. Liasa celebra esta efeméride manteniendo su apuesta por la innovación en productos técnicos y aplicaciones de producto específicas para sectores tan distantes como por ejemplo la cosmética, el packaging, la agricultura y deporte.

Los cordeles de las bolsas de Carolina Herrera, Loewe, Chanel o Inditex son hechos en la Selva del Camp

Dedo de otro modo: las bolsas de Carolina Herrera, Loewe, Chanel o Inditex llevan cordeles hechos en la Selva del Camp. O los zapatos Múnich e incluso las gomas de las carpetas de la Universitat Autònoma de Barcelona. A pesar de que su actividad ha sido dedicada al B2B, sus productos son muy visibles en el día a día de cualquier usuario: desde los cordones de zapatos, pasando por el cordel de las bolsas de lujo o de los estuches de licores, un cordón para colgar el ambientador en el coche, la goma para cerrar la carpeta o la agenda, hasta el lazo que embellece el perfume más chico.

Vista d'ocell de la planta de Liasa a la Selva del Camp | Cedida

Vista de pájaro de la planta de Liasa en la Selva del Camp | Cedida

Desde la fábrica de la población tarraconense, la casa fabrica medio millón de cordeles al día: "Con la producción de un año hacemos dos vueltas al mundo", ríe el empresario. La compañía exporta la mitad de la producción, mayoritariamente a la Unión Europea en un 80% con Italia y Francia como principales clientes por facturación.

Pero del que se queda y del que marcha, Cabré remarca que es la atención al cliente el que más destaca. A diferencia de la competencia china, que trabaja con grandes volúmenes, el CEO dice que la agilidad que ofrece la proximidad es uno de los valores diferenciales que han hecho que la compañía aguante 100 años de vida. Entre la entrada de un encargo y el final de la producción "pueden pasar dos semanas".

Y es que la labor fundamental de Liasa a escala comercial es la de asesorar el cliente, dice Cabré. El know-how adquirido a lo largo de los años permite añadir valor a los productos que comercializa y aportar soluciones técnicas diferenciadoras como cordones que no se ligan, elásticos especiales para náutica o la inyección de piezas de plástico extraplanes para aplicar cinta en apoyos con una grosor mucho fin.

"Ya no ofrecemos sólo el cordel sin cortar, tenemos que ofrecer valor añadido"

"Ya no ofrecemos sólo el cordel sin cortar, tenemos que ofrecer valor añadido", y esto se plasma, por ejemplo, en cordones con terminales metálicos, película o de plástico que hace de gancho para la industria de la paquetería, sustituyendo los nudos. Nuevas soluciones para nuevos mercados que llevan el producto de Liasa, incluso, a las instalaciones para proteger la fruta al campo. La inyección de plástico también garantiza que los terminales de los cordeles a las cajas de champán o cava que se exportan en barco no se enmohecen.

Unas innovaciones que provienen de observar el mercado, pero también de picar mucha piedra en la red. "Trabajamos el marketing digital y el posicionamiento para encontrar más clientes", dice el empresario, quien destaca que "encontramos un cliente industrial nuevo cada dos días". Y todo esto, teniendo en cuenta la economía circular. Liasa trabaja con diferentes materiales, como por ejemplo hilo de polipropileno o algodón reciclado proveniente de tejidos trinchados, incorporando principios ambientales y las tendencias del mercado. De hecho, la empresa ha puesto en marcha un proyecto con una subvención europea para reciclar la mengua del polipropileno para volver a hacer hilo.

Jaume Cabré Serrano és el CEO de Liasa, la industrial algodonera | Cedida

Jaume Cabeŕ Serrano es el CEO de Liasa, la industrial algodonera | Cedida

Ahora, como apuesta de futuro, Liasa se lanza al gran público con cordones para zapatos, gomas por el cabello, pulseras: "Ya tenemos un primer producto, el Liaflex, un cordón por zapatos en espiral que no necesita hacer el lazo". En este sentido, también cuentan con la producción en exclusiva a escala mundial del cordón técnico para triatletes Xtenex.

Del punto al digital

La actividad de la familia empieza el 1890 haciendo media y género de punto. El 1918 Francesc Cabré Domingo y Empar Cogul Monner adquirió la sociedad que encara hoy en día funciona en la Selva del Camp. La segunda generación entra hacia los años 20 con Francesc Cabré Cogul y Jerònima Masdeu Segarra y empieza la actividad del hilo por paquetería y mecha para la pirotecnia. El 1936 efectúan la primera exportación en Chile. Después de la Guerra Civil española se incorpora la tercera generación, el padre del actual CEO, Francesc Cabré, y su hermano Salvador, para efectuar la expansión industrial y comercial con una ampliación de la fábrica: cordones para los zapatos y cortinas, con la marca Ruflete el 1965.

De hecho, a raíz de esta actividad, la familia Cabré también está al frente de una empresa germana, Cintas y passamaneria, desde el 1977 que fabrica cintas para cortinas y otras aplicaciones técnicas, que disgregaron por la diferencia de productos y públicos destinatarios.

El personal de Liasa abans de la Guerra Civil | Cedida

El personal de Liasa antes de la Guerra Civil | Cedida

Un incendio la noche de San Juan quema la fábrica en 1963. Se tuvo que reconstruir a pesar de recuperar y rehabilitar las máquinas, que quedaron calcinadas. En un año se pudo reconstruir, "por suerte", suspira Cabré.

La cuarta generación de la familia entra a los años 80, la de la digitalización de la empresa: Francesc, Eduard, Blanca y Jaume. Cuando Francesc dejó la empresa, el padre fue a trucar a la puerta de en Jaume para pedirle que se incorporara a la empresa. "Yo entré con el convencimiento que se tenía que crecer mediante exportación y pedidos en nuevos mercados", explica. Y esta es la clave de la supervivencia de una empresa familiar con un siglo de vida: reinventarse. Del género de punto al hilo, mechas, cordón al packaging, "hemos sabido leer las tendencias del mercado y hemos hecho las inversiones adecuadas en el momento preciso", subraya. Y de centrarse en la industria, a centrarse en el cliente: "Mi padre se preocupaba de la producción y el cliente compraba solo, ahora el mercado dice qué quiere, por eso le ofrecemos nuevas soluciones".

La darrera generació de l'empresa familiar Liasa

La última generación de la empresa familiar Liasa

El siguiente paso será incorporar la industria 4.0 a las más de 300 máquinas con que cuentan y digitalizar la fábrica. "Mi voluntad es que mi hijo o de mis hermanos, si quieren, es que puedan celebrar 100 años más", río.

"Liasa es quien es hoy en día gracias a una cuidada cadena de valor", afirma Cabré. "Celebrar una efeméride como la de nuestro centenario te obliga a parar un momento para pensar y agradecer a todas las personas que lo han hecho posible. Soy consciente que no seríamos aquí sin una visión clara del negocio pero tampoco sin el compromiso de los empleados, el apoyo de los clientes y unas relaciones fuertes y duraderas con los proveedores. Todos ellos son importantes y a todos ellos se extiende nuestro reconocimiento", concluye.

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