Líderes sólidos en mundos líquidos

Grandes empresas e instituciones protagonistas de Davos parecen poderosas pero tienen una gran cantidad de 'micropoders' al suyo cercando dispuestos a limitar su liderazgo

El poder ya no es el que era. En el siglo XXI, el poder es fácil de obtener, difícil de utilizar y fácil de perder. Esta es la premisa del reconocido analista político y económico, Moisés Naím, y que comparten los líderes políticos, empresariales y sociales que esta semana asisten al Foro de Davos.

Bajo el lema Liderazgo sensible y responsable, la 47a reunión anual del Foro Económico Mundial pone de manifiesto la importancia del liderazgo a la hora de mejorar el mundo, sobre todo teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad cada vez más polarizada, donde las nuevas tecnologías y la digitalización son el denominador común y la ética se ha convertido en la respuesta a la mayoría de preguntas.

"Necesitamos líderes que tomen decisiones coherentes; se ha acabado el paradigma individualista y basado en el corto plazo", advierte Ceferí Soler, profesor del Departamento de dirección de personas y organización de ESADE. En definitiva, repensamos el mundo y repensamos el liderazgo.

Investigación de la autenticidad
Para quien trabajo realmente? Cuáles son mis derechos y obligaciones? Cómo puedo evaluar el impacto de mi día a día? Qué es el que realmente me importa? Quién se beneficia de mi negocio y a quien tendría que beneficiar? Son algunas de las cuestiones que se tendrían que formular los futuros líderes, según el Foro Económico Mundial.

"Siempre habíamos pensado en un líder volcado en la sociedad, pero si no analiza primero cómo es su yo personal, siempre querrá complacer a los otros y tener la máxima visibilidad", argumenta Soler. "El más importante es tener autoconocimiento, si no cuando te dicen que eres muy guapo, te lo crees", añade. Es decir, el liderazgo sensible y responsable es consciente.

El saber hacer
Cuando no existía Uber, los drons, los iPhones, Instagram o incluso el noveno planeta, el capital y el trabajo eran los factores determinantes de la riqueza de un país. Ahora bien, según Soler, a la sociedad puesto capitalista el que le importa es el conocimiento, el know how. "Ni la mano de obra barata de África, Asia y América Central, ni los horarios a la japonesa que crean adictas al trabajo, ni el oro; el que hoy en día hace rica una nación es cuando los líderes saben transmitir el know how, el saber hacer, por eso el talento es tan importante".

En un contexto donde la complejidad y la tecnología incrementa cada año, producir mil millones de camisetas ya no sirve. "Pasamos de la producción a volumen a la producción del valor añadido", concluye el profesor de Esade.

Un mundo de micropoders
Moisés Naím cree que el poder ha sufrido una mutación: "Los mandatarios parecen poderosos pero tienen una gran cantidad de 'micropoders' al suyo cercando". Desde empresas pequeñas y nuevas compañías tecnológicas que desbancan grandes multinacionales, a activistas a favor de la democracia o pequeños partidos minoritarios, todos ellos se han convertido en nuevos actores, con capacidad de liderazgo.

Según el escritor venezolano, autor de una docena de libros sobre economía y política internacional y protagonista del último Cornellà Creación Foro, Uber y Airbnb son dos ejemplos de micropoder "que no utilizan las reglas establecidas y que limitan el poder de grandes empresas e instituciones".

Ya no manda más quién es más grande o más fuerte, el poder y la influencia dependen cada vez menos de la medida, la geografía, la historia o la tradición. Es la hora de los líderes éticos y conscientes.
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