El ciclo del agua I: cómo afrontar el cambio climático

El experto Enric Llarch analiza la infraestructura del agua en Catalunya y el resurgimiento del ACA

Personal del ACA recogiendo y analizando muestras del agua. | ACN Personal del ACA recogiendo y analizando muestras del agua. | ACN

La Mediterránea se calienta un 20% más deprisa que la media mundial y la creciente escasedat de agua es una de las principales consecuencias. Así lo explica el informe Riesgos asociados al cambio climático y a los cambios medioambientales en la región mediterránea, elaborado por la red internacional de científicos agrupada en el MedEcc. El informe se presentó en Barcelona, en el marco del reciente Foro Regional de la Unión por la Mediterránea. A pesar de que el impacto más remarcable es en las orillas sur y este -por el crecimiento demográfico y el menor nivel de desarrollo económico-, sequías extremas, lluvias torrenciales y aumento del nivel del mar irán siendo cada vez más frecuentes y perceptibles en los próximos 20 años. En este contexto, hay que preguntarnos qué estamos haciendo ya no tanto para reducir la intensidad del cambio climático –que también, aunque es un fenómeno de alcance mucho más global- sino cómo afrontaremos todas las consecuencias que se derivan, de las cuales la escasedat de agua es una de las más relevantes.

"La Mediterránea se calienta un 20% más deprisa que la media mundial y la creciente escasedat de agua es una de las principales consecuencias"

Y todo ello teniendo en cuenta que el abanico de medidas que se puedan tomar tienen un tiempo de maduración muy largo, desde nuevas inversiones hasta modificaciones en los comportamientos de los consumidores finales o en la utilización de agua por parte de la actividad productiva

Trasvases y desaladoras para aumentar la oferta

Aumentar la oferta de agua disponible ha sido la vía tradicionalmente adoptada para ir respondiendo a las necesidades crecientes de la demanda. El trasvase del Ter, aprobado en 1959 sirvió para acabar con las restricciones de agua que todavía se producirían hasta medios de los años 60  en la misma Eixample de Barcelona, pero a expensas de dejar el río con el 50% de su caudal. El polémico aprovechamiento del Ebro acabó con un minitransvasament a las comarcas de Tarragona y todavía a cambio de compensarlo con el revestimiento de los tradicionales canales de riego para aprovechar el agua que hasta entonces se filtraba en el subsuelo.

De hecho, el riego utiliza él 80% de los recursos hídricos disponibles y sólo el 20% es consumo doméstico e industrial. Se calcula que con una inversión de 1.000 millones de euros para mejorar la eficiencia del riego en las tierras del canal de Urgell, se podría devolver gran parte del agua que ahora se capta en el río y disponer de un recurso de emergencia en caso de sequía extrema en el área metropolitana de Barcelona

"Se prevé ya una nueva ampliación de la desaladora de Tordera hasta los 80Hm3 de capacidad anual por un importe de 250 millones de euros"

Por su parte, el famoso proyecto de trasvase del Roine, vetado por el gobierno español por razones de "seguridad nacional" y con unos costes de inversión difícilmente abastables, pareció quedar enterrado definitivamente cuando el tripartito optó por las desaladoras como alternativa a una de las últimas grandes sequías sufridas por el país, el 2007 y 2008. Aún así, hay quién dice que en 40 o 50 años, un nuevo trasvase permanente será inevitable.

La gran apuesta de resultado de la sequía de hace diez años fue la nueva desaladora del Prat –y la ampliación de la Tordera-, que habitualmente funciona al 10% de su capacidad porque las membranas no se echen a perder. Y es que los costes de electricidad y la gestión de las salmueras hacen que desalinizar el agua de mar resulte sólo en un recurso de emergencia. Aun así, ahora que estamos en situación de prealerta debido a los meses acumulados de sequía, funcionan al 70% para no extraer agua de unos embalses que no reciben nuevas aportaciones. Quizás por este motivo, se prevé ya una nueva ampliación de la desaladora de Tordera hasta los 80Hm3 de capacidad anual por un importe de 250 millones de euros.

Agua sostenible

Las políticas ambientalmente sostenibles en materia de agua no se escapan del modelo de las 3R: reducción del consumo, reutilización del agua usada y reciclaje -depuración- para volver a hacerla apta para determinadas funciones.

Desde la sequía de hace una década, el área metropolitana de Barcelona ha ido reduciendo el consumo de agua doméstico y ha llegado a estar casi en los mínimos recomendados por la ONU en base a la reducción de la demanda (70%) y la reducción de menguas por escapes en la red y similares (30%). Seguro que la desaparición de pequeñas actividades productivas ha tenido algo que ver y habrá que estar atentos al impacto de un consumo turístico en expansión. Pero si los escapes en el área de Barcelona se han reducido, al resto de Catalunya todavía son muy cuantiosas porque se trata de cañerías viejas de fibrocemento que esperan a ser renovadas.

En cuanto al resto de la demanda, la industria es cada vez más eficiente. Es conocido el caso de Damm, por ejemplo, que ha pasado de utilizar 2,5 litros de agua por litro de cerveza producida a un litro y medio. Pero ya hemos comentado que queda mucho margen de mejora en la agricultura y la ganadería. Colosales inversiones para poner tierras en régimen de regadío, como la del canal Segarra- Garrigues pueden ser contradictorias con una política de ahorro de agua si no se optimiza el uso.

"Colosales inversiones para poner tierras en régimen de regadío, como la del canal Segarra- Garrigues pueden ser contradictorias con una política de ahorro de agua si no se optimiza el uso"

La reutilización del agua se basa en reaprovechar las denominadas aguas grises –provenientes de las duchas, por ejemplo- por otros usos compatibles –cisternas de lavabos. A nivel doméstico esto tiene un recorrido limitado. Pero en cuanto a sectores como el hotelero hay mucho más margen para que resulte una fuente significativa de ahorro.

Aun así, muchos expertos coinciden que el futuro e inevitable aumento de la oferta de agua pasa por mejorar los procesos de depuración –depuración terciaria- que permita obtener una agua regenerada apta al menos para usos de calidad mediana –industriales, de regadío, de ocio. Ya hay experiencias en Catalunya con la petroquímica de Tarragona -5Hm3· anuales provenientes de la depuradora de Vila-seca- y en el Baix Llobregat -30Hm3 del Prado- para regar los campos de fruteros, además de hacer recargas profundas de los acuíferos del delta para impedir la salinización creciente derivada del aumento del nivel del mar. Parte del agua tratada en la depuradora del Prado ya se canaliza y se aboca en Molins de Rei. Así, en 15 kilómetros, el agua regenerada se oxigena y acaba de hacerse apta porque la potabilizadora de Sant Joan Despí la trate mezclada con el resto de agua del Llobregat.

El problema, como siempre, es de costes. Quién paga los gastos adicionales que comporta depurar hasta regenerar el agua? En todo caso, hay que tener en cuenta que esta reutilización indirecta para ser potabilizada en Sant Joan Despí tiene un coste económico muy inferior a la de desalinizar el agua del mar.

Crisis y resurgimiento del ACA

Una de los hitos más evidentes conseguidas en términos ambientales por la administración autonómica ha sido la mejora de la calidad de las aguas en superficie de ríos y aguas costeras. La generalización de las banderas azules en las playas y el último tramo del río Besòs son los ejemplos más emblemáticos. El conseller Damià Calvet presumía hace pocos días de la tradición y la capacidad impositiva en términos ambientales de la Administración de la Generalitat. Tanto una como la otra provienen en primer lugar de la fiscalidad del agua, que es la que permitió generalizar la depuración de aguas y son responsables de las mejoras antes mencionadas.

La Agència Catalana de l'Aigua (ACA) ha sido el instrumento para canalizar esta inversión. Aun así, restaban todavía un buen número de pequeños municipios y núcleos de población que no disponían de depuradora y esto nos impedía cumplir con los objetivos europeos en la materia. A raíz de la aprobación del Estatuto del 2006 de la disposición adicional tercera que preveía unos ingresos para la administración autonómica de unos 1.200 millones de euros durante siete años, la ACA da un paso adelante en la contratación de un importante número de depuradoras. Pero como todos sabemos, el dinero comprometido sólo llegaron al comienzo y esto generó el 2010 un volumen de endeudamiento de la ACA de 1.400 millones de euros que hasta ahora mismo no se ha podido digerir del todo.

"La ACA explica que hacen falta todavía 1.000 millones de euros para garantizar el saneamiento de un millar de pequeños núcleos de población, de menos de 2.000 habitantes"

El aumento sustancial del canon, después de 10 años congelado, la implantación de un cuarto tramo de consumo en que las tasas aplicadas se disparan y los ingresos por la concesión de la ATLL -casi 300 millones de euros- han servido para reflotar financieramente la Agencia. Mientras tanto, pero, no se han podido mantener el ritmo inversor que hacía falta para impulsar nuevas infraestructuras y generalizar la depuración terciaria a las ya existentes.

A estas alturas, la misma ACA explica que hacen falta todavía 1.000 millones de euros para garantizar el saneamiento de un millar de pequeños núcleos de población, de menos de 2.000 habitantes. Un objetivo que, si las cosas van bien, tardará diez o doce años en lograrse.

Cuanto a la depuración terciaria, se prevé que el próximo año serán operativas las estructuras que -además del Prat y Vila-seca- no operaban por el sobrecoste que este tratamiento representa. De esta forma, el volumen de agua regenerada puede lograr a corto plazo un volumen de total de borde 100Hm3 anuales. Teniendo en cuenta que los embalses de la cuenca interna de Catalunya tienen una capacidad máxima de 600Hm3, la regeneración de la mayor parte de los 500Hm3 que las depuradoras abocan en el medio resulta el principal recurso hídrico potencial para aumentar la oferta disponible. Aún así, todavía apenas estamos a principios de un largo camino para conseguir cerrar el ciclo y que el agua resulte cada vez más un factor de producción y de consumo circular, donde se minimice la necesidad de nuevas aportaciones externas.

Las inundaciones del Francolí

Las recientes inundaciones en la cuenca del río Francolí han vuelto a poner en el punto de mira la ACA, cuando se han repetido las quejas por la carencia de limpieza de los cauces. Es cierto que el estado natural de los cauces es que estén llenas de residuos naturales provenientes del bosque y de las orillas. Además, en caso de grandes avenidas, estos residuos tendrían que retener el agua y disminuir la velocidad de bajada. Pero si esto podría ser válido en tramos completamente vírgenes, a la hora de la verdad la construcción de puentes y otras infraestructuras similares hace que la basura acumulada en los cauces y los árboles de ribera que queden desfalcados y caigan en las aguas sea un tapón al llegar a los puentes. Cuando el tapón cede, las avenidas todavía son más impetuoses y destructivas. Parece evidente que hay que repensar el tratamiento de cauces y márgenes si no queremos que se repitan fenómenos similares

En este sentido, otro elemento crítico de carácter histórico –pensamos en las inundaciones del Vallès de hace 60 años- pero que no se ha tratado con suficiente rigor es la implantación de actividades en zonas inundables, aunque estas inundaciones sólo se acontezcan en periodos muy dilatados. Precisamente, uno de los efectos del cambio climático previstos es el aumento de las lluvias repentinas y torrenciales y, por lo tanto, hay que extremar el rigor urbanístico.

La ocupación intensiva del suelo, y la especulación que está asociada, son los responsables de buena parte de los daños económicos y humanos de las avenidas. No podemos limitarnos a la utilización habitual como aparcamiento de vehículos de las rieras. El más grave es que, en muchos casos, las rieras cubiertas se han convertido en viales que han permitido cumplir formalmente con la normativa urbanística vigente a cambio de hacer desaparecer espacio inicialmente reservado para viales y para aumentar los aprovechamientos urbanísticos a través de convertirlo en suelo edificable.

 

 

Purines y contaminación de los acuíferos

Si en materia de aguas superficiales la mejora de las últimas décadas ha sido notable, las aguas subterráneas –los acuíferos- se han degradado de lo más. Se estima que el 41% de los acuíferos están contaminados por el exceso de nitratos y que hay 139 municipios con concentraciones de nitratos en la red de agua potable por encima de lo permitido, algunos de los cuales se tienen que alcanzar con camiones cisterna para el agua de boca.

Los requerimientos y exigencias para nuevas granjas han ido aumentando y parece que habríamos llegado a una cierta estabilización de la situación. Pero si las aguas superficiales son relativamente fáciles de limpiar, descontaminar un acuífero es mucho más complejo, largo y costoso.

Y es que si el control urbanístico en materia de aguas y avenidas potenciales ha sido laxo debido a las presiones de los propietarios del suelo y, a menudo, de los respectivos ayuntamientos, durante muchos años el lobby ganadero ha conseguido que a la práctica el control de sus explotaciones –con efectos contaminantes también sobre los suelos y sobre el aire- haya sido todavía más inoperante. La división del seguimiento del tema entre Agricultura y Medio ambiente todavía lo ha dificultado más puesto que el primero tradicionalmente se ha hecho eco de las demandas proteccionistas de los ganaderos.

Hace tres años, el Síndico de Agravios ya proponía en un informe sobre el tema que la ACA estableciera los costes que requiere la depuración in situ de las deyecciones ganaderas de las granjas porcinas y que se establecieran los tributos necesarios para llevarlas a cabo. Y es que a pesar de que Catalunya ha sido líder en fiscalidad ambiental, hay sectores que parece que tengan bula para contaminar gratuitamente.

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