Marketing, una cuestión de amor

San Valentín es una fecha con el potencial de explotar la creatividad y reforzar la imagen de una marca. ¿Cómo es posible que tantas empresas sigan sin darse cuenta?

Santo Valentí es una gran oportunidad de negocio y marketing para cualquier tipo de negocio | iStock Santo Valentí es una gran oportunidad de negocio y marketing para cualquier tipo de negocio | iStock

Hoy celebramos San Valentín, esa fiesta simbólica (y comercial) del amor que tenemos incrustada en nuestro imaginario desde que somos pequeños. Es, además, una efeméride relativamente nueva y en proceso de consolidación, y es que en 18 años hará unos 200 que la celebramos de esta forma. Este hecho y, por ello, su naturaleza cambiante, la convierten, desde mi punto de vista, en una fecha con un gran potencial y en un regalo que nos hace la historia.

Vivimos años convulsos, cambiantes y austeros. Qué complejo parece en la actualidad cumplir presupuestos cuando nos encontramos entre restricciones de pandemias y cierres, entre crisis de confianza del consumidor y costes disparados. Y ahí llega él, ese particular santo con sus melosos corazones rojo carmín, sus rosas y sus cenas a dos. Soy un ferviente amante de San Valentín, de todo lo que es capaz de ofrecer y de su imagen positiva y fuerte, pero no están tan convencidas las miles de empresas que nunca han utilizado esta festividad para promover algo ligado a ella o simplemente aprovechar el gran impacto de un día como este. Poco importa si es un evento que no pertenece a nuestra cultura autóctona, como ocurre, también, con Halloween. Y en el caso de esta última, Halloween es algo que pretende dar miedo, ser grosero o fosco, mientras que San Valentín… San Valentín es pulcro, simpático y vital. ¿Cómo es que tantas compañías no están empleando esa imagen a su favor? ¿Por qué no están sirviéndose de los encantos de Cupido para sanear su negocio en crisis o encarar su recuperación?

San Valentín es pulcro, simpático y vital. ¿Cómo es que tantas compañías no están empleando esa imagen a su favor?

Creo que es una cuestión de simple atrevimiento creativo, de encontrar una manera de entrelazar este universal concepto (el amor) con nuestro negocio, aunque este sea de tipo industrial y no tenga aparentemente nada que ver con corazones o besos acaramelados. Qué bonito sería asociar estos conceptos con una nueva página de nuestra vida empresarial y qué fácil sería promover y declarar amor eterno a nuestros clientes con algo nuevo (una promoción, un descuento, un regalo…). Sería suficiente con algo tan sencillo como una postal, tan antigua y, al mismo tiempo, atractiva y exótica rara avis en el mundo digital líquido en que nos encontramos.

Si buscamos mayor facturación y ventas, lógicamente, debemos ser atrevidos, finos y detallistas como un novio enamorado. Debemos centrarnos en nuestros mejores clientes, en los pocos o muchos en los que confiamos, en lugar de en los fluctuantes e infieles. Estos son los que al final nos harán cumplir los objetivos y nos darán su confianza y sus monedas a cambio de nuestro “amor de marca”.

Solo se trata de salir del letargo e ir a buscar a nuestros clientes o clientas, novios o novias. El amor es siempre cuestión de dos, y en este camino que propongo tenemos ya una parte asegurada, que eres tú (empresario) o tu marca en busca de una pareja adecuada, el cliente. Y es que los negocios también son como el amor: solo entienden de emociones. No conocen tu nombre, pero sí intentan averiguar tus sentimientos. ¡Viva y vive San Valentín, y vivan las empresas atrevidas y creativas que lo celebran con sus clientes!

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