La empresa catalana de productos de cosmética MartiDerm ha creado un espejo inteligente que en pocos segundos ofrece un diagnóstico del estado de la piel y realiza una propuesta de tratamiento personalizado. Esta herramienta, que cuenta con un software dotado de inteligencia artificial, analiza el tipo de piel de la persona mediante ocho métricas diferentes y recomienda la rutina de limpieza adecuada para el día, la noche y el cuidado semanal.
La tecnología de inteligencia artificial que incorpora el espejo reúne una base de datos de más de cinco millones de fotografías de diferentes edades y etnias que permite realizar un diagnóstico del estado de la piel al instante. Un resultado basado en indicadores como arrugas, ojeras o manchas, entre otros. Para Francesc Cuadrat, director de estrategia y transformación de MartiDerm, "el espejo ofrece una rutina especializada que permite al cliente ver qué productos utiliza actualmente y cuáles le harían falta para solucionar aquellos aspectos que más le preocupen".
Para desarrollar el prototipo, MartiDerm se ha aliado con la startup de Hong Kong Actimirror, que les ha proporcionado la tecnología de efecto espejo. "Las personas nos miramos en el espejo una media de 40 veces al día y nos estamos unos 15 minutos", asegura Cuadrat. Por tanto, el hecho de poner un espejo en un punto de venta, en lugar de algún otro dispositivo como una tableta, “atrae al cliente para mirarse y en ese momento el espejo ya puede empezar a interactuar con él”, añade .
El espejo inteligente se ha instalado de forma piloto en cinco establecimientos como farmacias o tiendas de cosmética, cuyos resultados han permitido a MartiDerm incrementar las ventas y hacer crecer la venta cruzada. Además, según el dirigente de la empresa, "nos permite mejorar la tasa de fidelidad del cliente y ser más sostenibles, dado que podremos rebajar la dependencia de los desplazamientos de nuestros formadores o comerciales a los puntos de venta para asesorar al cliente final".
MartiDerm, que se constituyó como laboratorio dermo cosmético en 1997, es el fruto de las primeras fórmulas de dermo cosmética desarrolladas desde 1952 por Josep Martí Tor en una farmacia de la calle Aragó de Barcelona. Actualmente, dispone de su sede y un centro productivo con una superficie de 10.000 metros cuadrados en Cervelló (Baix Llobregat) y cuenta con una plantilla de más de 200 personas. La empresa, con una facturación global de más de 30 millones de euros, exporta el 50% de su facturación y tiene presencia en más de 40 países en todo el mundo.