Mebot, reinventar la bisutería con 3D

La empresa menorquina hace uso de la tecnología de fabricación aditiva para sobrevivir en un sector que va en caída

Imagen del interior de la nave industrial de Mebot | Cedida Imagen del interior de la nave industrial de Mebot | Cedida

Reinventarse o morir. Esta frase se ha oído en centenares de empresas y sectores, pero en el caso de la bisutería en Menorca, coge más sentido que nunca. Y es que una de las industrias que tradicionalmente había sido de las más potentes en la isla, hace años que está en caída libre. Pero en el caso de Mebot, una empresa de más de 30 años, la tecnología 3D le ha dado la solución para esquivar la situación de crisis que sufre el sector desde hace tiempo.

Menorca Botones, como se denominaba en un principio la compañía, nació en Alaior hace una treintena de años de la mano de Antoni Salas y se dedicaba a la fabricación de botones. Años después, Salas vendió la empresa al padre de dos de los socios actuales de Mebot, Joan Cànoves y Aleix Cànoves, quienes, junto con Daniel Sintes, la compraron el 2010 para darle un cambio de rumbo. "En aquel momento Mebot se dedicaba a la fabricación de bisutería de una manera muy rutinaria o a la antigua", explica el director general de la empresa, Daniel Sintes.

Sintes y sus socios empezaron a imponer en Mebot las nuevas tecnologías para crear un centro mecanizado y con maquinaria de prototipado y diseño 3D. "De hecho, hasta entonces era una empresa de bisutería típica que estaba estancada y la tecnología fue la solución para seguir adelante y hacer frente a toda la competencia asiática que hay hoy en día en el sector", explica Sintes. Todo esto impulsó la empresa hacia un nuevo camino, hacer piezas en exclusiva para firmas o clientes con fabricación aditiva.

Joyas exclusivas en 3D para grandes marcas

Mebot se dedica al diseño de joyas exclusivo para marcas y firmas que buscan un producto único. La compañía ofrece desde el asesoramiento en diseño de nuevas piezas, al prototipo en 3D, el molde y la fabricación y acabamiento de la joya. "Todo son piezas exclusivas, cada una es diferente y se hace para el cliente que lo ha pedido y no se pueden vender a nadie otro después", matiza el empresario. Entre sus clientes figuran marcas de renombre como las menorquinas Úrsula Mascaró y Pons Quintana, y también Tous.

"La tecnología fue la solución para hacer frente a la competencia asiática que hay hoy en día en el sector de la bisutería"

Así mismo, Mebot ha lanzado hace poco su propia marca Diábalo, una tienda online a través de la cual comercializa piezas fabricadas con zamak, un material duro y resistente, y dirigidas a diseñadores de joyas porque puedan crear sus propias colecciones. De este modo, cualquier profesional del sector las puede utilizar, puesto que son piezas no acabadas.

Sintes, que no considera que por el hecho de realizar su actividad desde una isla suponga un problema para la exportación, explica que Mebot cuenta con una cartera de entre 70 y 80 clientes en todo el mundo, principalmente en el Estado español, Francia y los Países Bajos. Eso sí, dispone de un comercial que trabaja desde Barcelona para llegar más fácilmente a estos clientes extranjeros. "Hoy en día hay muchas ventajas y subvenciones económicas por el transporte y no tiene por qué ser una dificultad añadida tener la empresa en una isla en cuanto a la exportación", explica.

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La empresa, que ha invertido más de 300.000 euros en maquinaria de nueva tecnología para impulsar la bisutería en 3D, dispone de cuatro máquinas -de baja fusión y de inyección- con capacidad de hacer más de 100.000 piezas al día. "Se hizo una inversión importante para acceder en toda esta tecnología que una empresa tradicional bisutería normalmente no tiene". Sin embargo, no quieren dar cifras de facturación, en parte debido al daño que ha sufrido el sector en los últimos años.

Sobrevivir a la crisis de la bisutería menorquina

La bisutería, junto con el calzado, ha sido una de las industrias más importantes en Menorca durante muchos años. De hecho, durante el siglo XX, Menorca era una de las zonas de España donde más se producía este producto. Los orígenes de la bisutería en la isla se remontan a los artesanos del siglo XIX, un sector que aún y la crisis de los años 1920 y la Guerra Civil, supo mantenerse en pie. De hecho, en 1974 existían 78 empresas de bisutería, 41 de las cuales se ubicaban en Mahón, y ocupaban a 1.400 trabajadores. En esta misma época fue cuando nació la Asociación Nacional de Bisutería, con sede en Mahón.

Mebot cuenta entre sus clientes las firmas menorquinas Úrsula Mascaró y Pons Quintana, y también Tous

Sin embargo, los productos importados de Asia hizo que el sector empezara a perder su liderazgo. La pérdida de competitividad, causada en parte por el elevado coste que suponía fabricar en Menorca, ha hecho difícil rentabilizar las inversiones de las empresas menorquinas. "La bisutería en Menorca hoy está prácticamente muerta", sentencia Sintes, quien añade que "si en su momento había un centenar de empresas de bisutería a la isla, hoy quizás no quedan ni 10 en pie".

Y es que la competencia asiática ha hecho mucho daño a la industria bisutería menorquina, puesto que ofrecen piezas a precios muy bajos. Por suerte, gracias a su especialización, Mebot no se ve tan afectada por esta competencia, puesto que "no competimos en precio, sino en calidad y en diseños más exclusivos", apunta Sintes.

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Ahora bien, la gran volatilidad de un sector como la bisutería hace que, según Sintes, no sea fácil establecer unos objetivos empresariales de futuro claros. "El problema de la bisutería es que no es estable, sino que va en función de las ventas de tus clientes, y por eso es difícil saber las previsiones que tendrás de un año para el otro", explica el empresario.

Sea como sea, Mebot ha conseguido sobrevivir en un sector que todo el mundo pronosticaba que estaba destinado al fracaso. Quizás todavía hay un poco de esperanza con las nuevas tecnologías para potenciar, de nuevo, la industria de la bisutería menorquina.

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