Montana Colores, esprays catalanes a los grafitis del mundo

Nacida el 1994, la empresa de Sant Vicenç de Castellet es la primera compañía especializada en aerosoles para artistas urbanos

En Jordi Rubio aparcaba el coche ante un grafiti en la calle del Torrente de la Olla de Barcelona cuando iba a comprar material de montaña a una tienda del barrio. En aquel momento Rubio no imaginaba que aquella pintura a la pared le cambiaría la vida.

Rubio trabajaba como director comercial en una empresa de pintura llamada Felton Spray. Detectó que los artistas urbanos usaban los productos de Felton para pintar, pero no se adaptaban del todo a sus necesidades. Cuando Rubio planteó a sus cabezas apostar para adaptar los productos a los grafiters, la respuesta fue: "Dedícate a tu trabajo".

Así lo hizo. Junto con Miquel Galea fundó Montana Colores. Nacida el 1994 en Sant Vicenç de Castellet, la empresa es la primera del mundo dedicada a la fabricación de esprays para grafiti, factura 20 millones de euros al año –con un 80% de facturación al exterior- y da trabajo a 180 personas.

Adaptarse en el mundo
A la época, los artistas que querían pintar con grafiti se adaptaban a los productos existentes usando los esprays para pintura de coche con capuchones adaptados. "Eran pinturas caras, tóxicas y malas", asegura Rubio, que detectó que el mercado de la pintura en aerosol iba más hacia el mundo de la creatividad que no hacia el de la automoción. Montana Colores nació para cubrir esta necesidad: "Queríamos hacer un producto a medida con un precio a medida, es muy diferente un espray para alguien que pinta una tachadura al coche cada siete años, que alguien que gasta un bote al día".

Montana Colores supo encontrar el equilibrio entre calidad y precio para un público muy determinado que crecía a la escena alternativa de Barcelona. "No se trataba de ganar mucho vendiendo pocos puedes, sino de adaptarse a aquella realidad", dice Rubio.

Los productos de Montana Colores "son prácticos, con un acabado perfecto y son ecológicos", apunta Rubio, que, consciente de la mala fama de los aerosoles, indica que procuran "usar componentes reciclables".

La empresa ha conquistado el mundo sobre la locomotora de la cultura del grafiti. "Los grafiters nos han llevado muy lejos, porque hablaron muy bien de un producto que se hacía en Barcelona", explica Rubio. Actualmente los productos de Montana Colores se encuentran en más de 60 países. De hecho al mes de junio abrieron su primera filial al extranjero, en California.

Colores, cobriment y precisión
Montana Colores las ha visto de todos colores. En sus veinte años de vida ha sufrido tres incendios de la planta y un importante boicot por parte de una gran empresa alemana que los intentó absorber.

Nada hizo desfallecer Rubio y su socio. A medida que pasó el tiempo, la empresa ha creado nuevos productos y se ha abierto a nuevas líneas de negocio como la decoración, las bellas artes, la aeromodelisme o el sector industrial, con diferentes productos por cada uno. Actualmente, la compañía produce cada año unos dos millones de kilos de pintura que se utilizan para llenar unos ocho millones de aerosoles.

Para lograr estos objetivos y seguir innovando, Rubio apunta que un porcentaje importante de la facturación se destina a investigación: "Alrededor del 7% de los beneficios los invertimos en el departamento de R D y "..

Arte criminal
El fundador de la empresa encuentra que la legislación sí que los ha afectado: "El grafiti es considerado vandalismo, se encuentra a la altura de la prostitución o el consumo de drogas dentro del Ordenanza de Civismo". La complejidad del tema hace que sea muy complicado regular el grafiti porque "cuando una entidad hace un mural por la paz, esto no es vandalismo" y lamenta que la "línea sea difusa".

En su estrategia de responsabilidad social corporativa, la empresa destina ciertos recursos a entidades que se dedican a la promoción de la cultura del grafiti, el arte urbano y el muralisme.

En cuanto al crecimiento de y el futuro de la empresa, Rubio cree que se tiene que ser presente allá donde se haga grafiti: "No me gusta hacer planes, hay que vivir en el aquí y en el ahora, tener en cuenta la economía real de las personas, el medio ambiente y que el trabajo muy hecho no tiene fronteras".
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