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¿Sobreprotección parental? El 26% de los jóvenes va a entrevistas de trabajo con los padres

¿Es la generación Z (nacidos a partir de 1995) la promoción más sobreprotegida?

Una entrevista de trabajo a una joven catalana, que va acompañada de su madre | iStock
Una entrevista de trabajo a una joven catalana, que va acompañada de su madre | iStock
Gemma Fontseca, jefa de redacción de VIA Empresa | VIA Empresa
Jefa de redacción
Barcelona
13 de Junio de 2024
Act. 13 de Junio de 2024

Hace tiempo que la incorporación en masa de la generación Z (nacidos a partir de 1997) al mercado laboral ha "revolucionado" en todos los sentidos las empresas catalanas y del resto del mundo. Una renovación completa en las oficinas con el "choque generacional" entre "zetas" y "boomers" que puede provocar más de un quebradero de cabeza a los empresarios. Los jóvenes tienen claro que "la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir al supermercado los sábados", buscan disfrutar en el trabajo por proyectos, necesitan flexibilidad a todos los niveles y quieren estar alineados con los valores de la empresa. Eso sí, los últimos estudios del sector de recursos humanos presentan un hecho curioso: el 26% de la generación Z va con los padres a las entrevistas de trabajo. Y lo más chocante, el 8% de estos progenitores intervienen en ellas.

 

¿Por qué los empresarios deben tener en cuenta este factor? Principalmente porque la nueva generación supone el 30% de la población mundial y representará el 27% de la masa laboral en 2025, según datos de Whatsthebigdata.com. Por lo tanto, sus inquietudes y valores merecen ser tenidos en cuenta.

 

¿Y esta "excesiva" dependencia de los padres?

Si integrar a las nuevas generaciones en las compañías ha sido la tónica habitual durante el último siglo, es imprescindible que las empresas adapten sus políticas para "seducir" al nuevo mercado laboral. Para entender a qué generación pertenece cada grupo, hay que adentrarse en las edades de cada franja: los boomers (nacidos entre 1946-1964), la generación X (finales de los 60 y 70), los millennials (80 y primeros 90) y ahora, la generación Z (mediados de los 90 y 2000).

El 18% de la generación Z pide a los padres que escriban completamente su currículum. E incluso, el 24% afirma que fueron los progenitores quienes enviaron las solicitudes de trabajo por ellos.

Si se desgrana la encuesta de ResumeTemplates, la conclusión final tiene que ver con la dependencia que tiene la generación Z de sus padres para buscar empleo e involucrarse en un proceso de selección. Por ejemplo, el 70% de los jóvenes encuestados explica que pide ayuda habitualmente a los familiares durante el proceso de búsqueda de empleo. Aún más, el 18% de ellos piden a los padres que escriban completamente su currículum. E incluso, el 24% afirma que fueron los progenitores quienes enviaron las solicitudes de trabajo por ellos.

¿Los motivos? Tienen miedo de comunicarse con los reclutadores, algunos se sienten desmotivados, alegan problemas de salud mental e incluso dificultades para adentrarse en el mercado laboral. La protección parental tampoco ayuda y el 31% de los jóvenes explica que los padres los han acompañado a una entrevista de trabajo y, además, el 29% de ellos se cuelan en videollamadas con los reclutadores. E incluso, muchos de los progenitores se presentan a los entrevistadores y, sorprendentemente, participan en la entrevista o responden preguntas de ellos.

¿Una generación de cristal? Vivir entre expectativas

És la generació Z (nascuts a partir del 1995) la generació més sobreprotegida? | iStock
¿Es la generación Z (nacidos a partir de 1995) la generación más sobreprotegida? | iStock

¿Por qué la generación Z es conocida como la generación de cristal? El término "generación de cristal" lo acuñó la filósofa catalana Montserrat Nebrera, quien asociaba esta fragilidad a la sobreprotección de sus padres, pertenecientes a la generación X que, en general, tuvieron más carencias económicas, lo que les supuso un esfuerzo mucho mayor para poder acceder a ciertas oportunidades académicas y laborales. A diferencia de ellos, los jóvenes de la generación de cristal tienen un acceso prácticamente universal a la educación, lo que, en contra de lo que podría parecer, no les facilita la vida sino más bien lo contrario.

Los más jóvenes están inmersos en un mundo en el que la formación no les garantiza ciertas expectativas laborales, como sí ocurría en tiempos de sus padres. Tienen, por tanto, una mayor incertidumbre sobre su futuro y sobre ver cumplidos sus deseos vitales. De ahí que gran parte de los padres los "sobreprotejan", a menudo sin darse cuenta. "Los zetas son más conscientes, eso sí, de la importancia de una correcta gestión de las emociones y del cuidado de la salud mental, lo que los convierte también en personas con más sensibilidad y también, a veces, con más creatividad", concluye Nebrera.