Pallapupas, veinte años creando sonrisas en los hospitales

Pallapupas es una entidad sin ánimo de lucro formada por payasos de hospital que acompañan los pacientes durante su enfermedad

Los pallapupas crean oasis de humor y sonrisas en medio de las situaciones más complicadas | Cedida Los pallapupas crean oasis de humor y sonrisas en medio de las situaciones más complicadas | Cedida

Angie Rosales trabajaba en una compañía de calle en Mallorca cuando la convencieron para presentarse a un casting para ser payaso de hospital. Una profesión que desconocía y de la que sabía muy poca cosa. Pero solo poner un pie en el hospital, algo se le removió por dentro.

Este impacto la llevó a fundar, más tarde, Pallapupas en Catalunya, una entidad sin ánimo de lucro que ha llevado las sonrisas a pacientes de centros sanitarios y UCI del país desde el 2000. Desde entonces, han extendido su humor por catorce hospitales catalanes y miles de pacientes, muchos en situaciones límites entre la vida y muerte, han podido disfrutar unos minutos y dejar atrás los miedos y las preocupaciones. Un humor terapéutico.

Nace Pallapupas

Cuando se trasladó de Mallorca a Barcelona, Rosales propusa a la entidad con quién había colaborado, La sonrisa médica, fundar una sucursal en Catalunya. La idea no salió adelante y por eso decidió ser ella misma quién impulsara su propia organización.

Rosales: "Que el humor y el dolor pudieran convivir es lo que más me impactó. Ahora veo que es plenamente compatible"

"Me impresionó ver el estado anímico de las personas que estaban en los hospitales, con miedos, nervios e incertidumbre. Y lo que más me impactó fue cómo, en aquella situación, una pareja de payasos y el humor podía transformar un momento de tanto dolor", resume.

"Que el humor y el dolor pudieran convivir es lo que más me impactó. Ahora veo que es plenamente compatible". Con esta mentalidad empezó a salir adelante Pallapupas, un nombre que surgió de la unión de payaso y 'pupa', la expresión que los niños utilizan para referirse al dolor. El diseñador Javier Mariscal creó su logo.

ANGIE PALLAPUPAS 018

Angie Rosales, fundadora de Pallapupas | Cedida

Entran en el primer hospital

El 2000, Pallapupas empezó a trabajar en la hospitalización pediátrica en Sant Joan de Déu. "Lo que facilitó la entrada en otros hospitales, era que los médicos, sobre todo oncólogos, hablaran entre ellos", recuerda Rosales. Ahora colaboran con catorce hospitales y ya no solo con niños, sino con personas de todas las edades.

Uno de los retos que se marcó Pallapupas, y que los diferencia otras asociaciones similares, era que querían colaborar estrechamente con los profesionales sanitarios.

Rosales: "Lo más fácil por nosotros era dar risa a las personas que vemos"

"Una de las cosas que más claras tuve era que lo más fácil para nosotros era dar risas. El reto era trabajar con el personal del hospital, incorporarnos en su ADN para hacer una experiencia mucho más positiva. Esta mirada más terapéutica del humor es un sello de Pallapupas", resume.

Pero la primera entrada en un hospital no siempre era fácil. Siempre se encontraban con profesionales que no veían clara la presencia de payasos en UCIs. Una opinión que van transformando: "En la mayoría de los casos, con el resultado que ven en sus pacientes, los que son contrarios, van aceptándolo".

Rosales: "La gran lección es cómo de terapéutico puede ser el humor en una situación totalmente límite"

Rosales, destacando diferentes estudios científicos, tiene muy claro el efecto terapéutico de las sonrisas: "El humor es fundamental. La gran lección es cómo de terapéutico puede ser el humor en una situación totalmente límite. Cuanto más límite es la situación, más te aferras a la vida y el humor te da la oportunidad de plantarte ante esta situación".

Pallapupas, una ONG profesionalizada

Una de las características que ha convertido Pallapupas en un referente, con casi una treintena de payasos trabajando en hospitales catalanes, es su organización interna y su profesionalización. Un ejemplo de esto es que no son voluntarios, sino payasos profesionales con contratos laborales. Y todos seleccionados a través de un casting y habiendo pasado una formación.

"Nos organizamos en función de la cadena de valor, lo más importante es la misión y la hemos puesto en el centro", resume Rosales.

Rosales: "No es beneficencia. Son personas que las circunstancias de la vida los han llevado aquí, y vamos a ofrecerles un espectáculo de calidad"

"No es un payaso que aprende cuatro cosas y entra a un hospital. Es una profesión, tiene unas particularidades muy concretas. Requiere unos conocimientos artísticos y tècnicoteatrals. Y también relacionados el aspecto sanitario, de cómo se interviene en unas curas, en el quirófano... No era suficiente con un grupo de artistas voluntarios", explica Rosales. Y es que desde 2004, los Pallapupas también entran a quirófanos para acompañar pacientes en sus operaciones.

"No es beneficencia. Son personas que las circunstancias de la vida los han llevado aquí, y vamos a ofrecerles un espectáculo de calidad y que el humor y la risa los ayude", destaca Rosales.

Un trabajo entre la vida y la muerte

No cualquier profesional puede ser un payaso de hospital. Los lazos que se crean con los pacientes y las emociones que se viven, convierten la experiencia en extrema en algunas situaciones, cómo la muerte de personas con quienes has compartido tanto.

"La lección más grande es que lo importante es tener presente la muerte para vivir una mejor vida. La vida se tiene que disfrutar mientras la tengamos, porque se acaba y no sabes cuándo. Es un gran aprendizaje. A todos los pallapupas nos ha hecho tener mejor vida", enfatiza la fundadora de la entidad.

Por eso, a los pallapupas les hace falta también un apoyo psicológico para gestionar la aceptación del fracaso. "Algunas personas mejoran, pero otras empeoran y mueren. Y se tiene que acompañar en la gestión de las emociones. La vida de las personas no está en nuestras manos. Es un proceso de ir entendiendo e integrando la muerte a nuestras vidas", reflexiona Rosales.

Momentos que valen toda una vida

pallapupas gent gran

Los pallapupas ofrecen espectáculos a personas de todas las edades | Cedida

Pero también hay momentos que te llenan y que justifican toda una vida. Angie Rosales recuerda algunas. Cómo el reencuentro con una chica, a quién habían visitado durante años cuando tenía un cáncer infantil. "Cuando la encontramos de mayor, me dijo que había sido tan fuerte lo que había vivido, que se estaba formando cómo actriz. Para mí fue muy emotivo. Y las palabras de los padres, que nos dicen que fuimos un apoyo enorme por la hija y por ellos", explica.

O también cuándo durante meses estuvieron visitando un paciente en la UCI que había tenido un accidente en moto. Los médicos les decían que seguramente no se enteraba de nada, pero lo seguían visitando y ofreciéndole espectáculos. "Muchos meses después, cuando salió a planta, escuchó nuestra voz y dijo que le sonaba mucho. Y fue muy emotivo".

Un grito de sensibilización

El 2020, el presupuesto de Pallapupas se ensartó hasta el millón de euros aproximadamente. Casi el 80% de los fondos provienen de sus socios privados y de la organización de acontecimientos y actividades, mientras que las subvenciones públicas representan alrededor del 14 %. "Hasta el 2012 pagaban los hospitales, pero con la crisis cambió radicalmente", explica Rosales.

Por la fundadora de Pallapupas, es imprescindible que la administración y el sector sanitario dé el valor que merece esta tarea y recuerda cómo entidades similares, por ejemplo a Israel, están contratadas de manera regular en todos los hospitales. "Con el impacto que tenemos y la evidencia científica, por qué tardamos tanto a hacer que esta figura esté dentro de los hospitales? Qué estamos esperando", reivindica Angie.

Es por eso que hace un llamamiento a las instituciones porque avancen en este camino y dejen de ver los pacientes cómo un conjunto de órganos. Pallapupas ofrece una visión integral de las personas y, gracias a su humor y sonrisas, la ansiedad, los miedos y las preocupaciones esparcin durante un rato. Es el ingente trabajo que Pallapupas hace veinte años que ofrece y que tantos y tantos enfermos han agradecido.

Hoy Destacamos
Lo más leido