El Tingladu, el festival que creyó en la música en catalán

El Tingladu es un festival de música en catalán autogestionado que nació hace quince años y se ha convertido en un referente en su espacio

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Un festival autogestionado, asambleario y de música en catalán. Con estos cimientos nació El Tingladu, un proyecto impulsado por un grupo de jóvenes de Vilanova i la Geltrú que quiso ofrecer una alternativa cultural dentro de la Fiesta Mayor. Se puso en marcha el 2008 cómo una jornada cultural con un concierto de Pau Riba y otras actividades complementarias. Y ahora se ha hecho un lugar en el mapa de los festivales de Catalunya, dominado por grandes empresas.

De Manel a Zoo

Quince años después, El Tingladu se ha convertido en un referente de la música en catalán, cada año atrae unas 21.000 personas y ya han pasado más de 140 artistas cómo Manel, Sílvia Pérez Cruz, Txarango, SFDK, Zoo, Albert Pla, Oques Grassess o Manu Chao. Un festival donde igual de importante es la música cómo el mensaje, hecho que desmuestran cada año añadiendo Valtònyc al cartel.

"Nace cómo un proyecto muy sencillo dentro de la Fiesta Mayor de Vilanova, con un par de conciertos y actividades cómo torneos de botifarra, pintadas de grafitis...", explica Ricard Llenas, miembro de Can Pistraus , la asociación que impulsa El Tingladu. De hecho, cuando pusieron en marcha la propuesta no tenían la vocación ni la idea que se acabara convirtiendo en un festival de música, cómo ha acabado pasando.

El catalán y un modelo único

Aquellos jóvenes que crearon El Tingladu para ofrecer una alternativa cultural tenían dos ideas muy claras: tenía que ser un espacio por el arte en catalán y la autogestión era el modelo de gestión. "Queríamos que fuera un espacio de difusión de la cultura catalana. En aquel momento, la música en catalán no tenía tantos espacios de difusión como ahora", explica Llenas, mencionando propuestas más recientes cómo el Canet Rock, el Cabró Rock o el Estiuet.

Así, El Tingladu quería ser una plataforma y un espacio para los grupos de música en catalán en un momento donde los festivales mayoritarios no apostaban por ello. "La lengua catalana y la cultura accesible nos han diferenciado", asegura Llenas para explicar una de las claves que les ha permitido consolidarse cómo uno de los festivales de referencia.

Llenas: "Somos una asociación cultural sin ánimo de lucro"

Así es cómo han conseguido atraer unas 7.000 personas al día en las tres jornadas que dura actualmente el festival (este año se celebra el 20, 21 y 22 de julio). Pero no es el único factor diferencial, ni seguramente el más destacable. Lo que puede sorprender más es el modelo de organización. En un contexto de festivales gestionados por grandes empresas y convertidos en grandes negocios, desde Can Pistraus se desmarcaron desde buen comienzo: "Somos una asociación cultural sin ánimo de lucro".

El festival es autogestionado y las decisiones se toman a través de una asamblea donde participan una treintena de personas: "No hay jerarquía ni cargos". Además, se organiza de manera voluntaria, nadie cobra, ni las más de 200 personas que se encargan de la organización mientras dura el festival (barras, control, supervisión...). "Esto es posible porque la gente se lo ha hecho suyo y es un orgullo por la ciudad, todo el mundo aporta su grano de arena", resume Llenas.

Llenas: "El Tingladu se puede hacer porque hay voluntarios"

De hecho, tiene claro que El Tingladu se puede hacer "porque hay voluntarios": "Si no, no podría seguir. La gente quiere continuar y se lo pasa bien participando en la organización". Esto también explica uno de los motivos que diferenció el festival: durante los primeros doce años fue gratuito, siendo uno de los pocos proyectos de esta envergadura que no cobraba entrada.

Y desde hace tres años establecieron un precio muy reducido: ocho euros por día y dieciocho euros el abono. Todo ello por un festival que este año lleva más de una quince de artistas cómo Albert Pla, Stay Homas, Inadaptats, Mishima, Tremenda Jauría, Doctor Calypso o La Ludwig Band.

El éxito del Tingladu

Todo ello son factores que explican cómo El Tingladu ha pasado de una propuesta enmarcada a la Fiesta Mayor de Vilanova a un festival de música que atrae miles de personas de todo el país cada año: "No ha sido una decisión consciente. Hemos ido creciendo despacio, de forma natural". Además, Llenas destaca que las ganas para encontrar revulsivos y motivación dentro del equipo ha sido también un factor fundamental para crecer como festival. El 2022 vendieron las 21.000 entradas disponibles.

Nacer en un momento con poca oferta de festivales en catalán, con un modelo asambleario y sin ánimo de lucro y con voluntarios son conceptos que han hecho único el festival y lo han convertido en un caso muy peculiar y exclusivo: "Montar ahora un Tingladu de cero sería imposible".

Llenas: "Queremos que el festival sirva también para crear conciencia, más allá de un espacio de ocio"

Y la reflexión que hacen desde el Tingladu es cómo pueden diferenciarse del resto de festivales que ahora también apuestan por la música en catalán. Y la respuesta la tienen clara: "Intentamos que el festival tenga una coherencia y unos valores que desde una empresa son complicados de mantener". Por ejemplo, uno de los días lo dedican a una jornada antirepressiva y solidaria, destinando una parte de la recaudación a proyectos solidarios. Y también han apoyado a Valtònyc haciendo un concierto en Bruselas o añadiéndolo cada año en el cartel.

"Queremos que el festival sirva también para crear conciencia, más allá de un espacio de ocio. Expresamos ideas y las compartimos", resume el miembro de Can Pistraus. Una idea que también se traspasa a la propuesta musical, con grupos que no son habituales de estos espacios cómo Inadaptats, Chill Mafia o Doctor Calypso.

Un mundo de festivales

Y desde este extrarradio musical, reflexionan sobre el panorama actual de los festivales, con grandes proyectos que a menudo se van intercambiando los artistas: "La música es diversidad. Hay festivales que hacen muy buen trabajo y, otros, que provocan que no nazcan propuestas alternativas". "No sé si hablar de una burbuja de festivales o, más bien, de macrofestivales", añade Llenas, que valora positivamente que haya festivales esparcidos por el territorio más allá de la capital.

Llenas: "Estamos en un momento muy bueno de la música en catalán"

Solo quince años después, los espacios por la música en catalán se han multiplicado. "Estamos en un momento muy bueno de la música en catalán, con muchos grupos y mucha diversidad. Estamos en un momento muy dulce", celebra Llenas, que se enorgullece: "Nosotros hemos contribuido con nuestro granito de arena". Un granito que son quince años de cultura catalana gratuita y muy accesible, sin rehuir la conciencia social y demostrando que otro festival es posible.

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