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Act.
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En Cataluña hay 7,5 millones de personas de las cuales el 66,3% se declaran lectoras. Y dentro de este grupo, sólo el 26,4% usa el catalán como lengua de lectura habitual. En este pequeño microcosmo, el sector editorial en catalán se define en buena parte por la presencia de un buen puñado de microeditorials: "En este país, excepto Planeta, todas las editoriales son pequeñas e independientes", sintetiza Joan Sala, que impulsó la editorial Comanegra hace unos cinco años.
Como el caso de Comanegra , la mayoría de estas editoriales responden a un perfil similar: pequeñas empresas impulsadas por una o dos personas de forma vocacional, que en el mejor de los casos cubren gastos y pueden vivir "con modestia" gracias a una tarea editorial que tiene mucho que ver con una pasión o un reto personal. "Todos nos ganaríamos mejor la vida haciendo otro trabajo", sentencia Sala, en una frase que resume un sentimiento generalizado entre los editores catalanes.
Pero todo y estos lamentos unánimemente compartidos, el cierto es que el sector editorial catalán ha vivido en los últimos años una reavivada significativa. Según datos de la Asociación de Editores en Lengua Catalana-AELLC (que representan el 90% del sector), un 14% de sus asociados son empresas creadas hace menos de cinco años.
La mayoría de editoriales independientes han nacido haciendo frente a una crisis económica que afecta no sólo el sector del libro sino el del consumo en general. "El sector editorial siempre ha estado en crisis, pero salir en plena crisis tiene cosas buenas, porque la cosa no puede empeorar y, por lo tanto, si el proyecto funciona, sólo puede ir hacia arriba", afirma Aniol Rafel, editor de Periscopio , una editorial nacida el octubre del 2012 con la voluntad de editar narrativa contemporánea de calidad y en catalán.
"Detectamos una carencia, una serie de autores, como David Foster Wallace, que no estaban editados en catalán", explica Rafel sobre los motivos que lo trajeron a impulsar su proyecto. Cómo Sala, también señala la dificultad de mantenerse en un mercado tan pequeño como el del libro en catalán "y más todavía cuando editas literatura arriesgada". "Estamos siempre en un abismo", declara, a pesar de mostrarse esperanzado con los recientes datos que muestran "que el número de personas que lee en catalán va en aumento. Estos pequeños datos nos hacen ser optimistas".
Sala, que además de editor de Comanegra es presidente de la Semana del Libro en Català, explica que después de cuatro años de registrar descensos, en 2015 se cerró con unas cifras de ventas similares a las del 2014, otro dato que permite a los editores mostrarse moderadamente optimistas.
Estructuras mínimas y productos de calidad
Según el AELLC, un 37% del total de las editoriales facturan por debajo los 100.000 euros euros anuales. Son empresas con muy poco personal, que funcionan creando redes de colaboradores y complicidades de todo tipo. Qué estrategias siguen estas editoriales para flotar en un océano tan inmenso cómo es el mundo del libro? La primera, reducir la estructura al mínimo: "Nosotros no tenemos un edificio de siete plantas y sólo tenemos una persona y media en plantilla", explican desde Periscopio. "Elegir muy bien los libros, no hacer más de cuatro o cinco al año y que estén muy muy hechos, porque puedan tener un largo recorrido", explican a la editorial Babulinka.
Este es otro ejemplo de proyecto vocacional. Su promotora, Mar González, tenía experiencia como autora de libros infantiles y juveniles y meditó " durante mucho tiempo" la idea de impulsar una editorial destinada al público más joven. "Metiré sin saber casi nada de la edición, pero por suerte encontré gente que me ayudó a salir adelante". Joan Ramon Armadàs también era escritor antes de abrir, hace un año y medio, la editorial Xandri: "Yo sé el que es que la editorial te cierre la puerta porque no eres conocido ni mediático, por eso impulsé ediciones Xandri, para ayudar autores noveles que se encontraran en el mismo caso", explica.
Laura Huerga, editora de Rayo Verde, dejó su trabajo a la banca para hacer el salto en el mundo editorial: "Cogí mis ahorros y los di forma de libros", resume para explicar el cambio que hizo en 2011. Estos editores ejemplifican muy bien el tipo de perfil del emprendedor editorial, movido en la mayoría de los casos por una vocación personal. Pero, se puede vivir de la vocación? Por Huerga, el secreto del éxito para las pequeñas editoriales pasa por el realismo: "Hay muchos desequilibrios financieros y tienes que saber muy bien en que te gastas el dinero. Pensar bien las querencias y ser realista", afirma.
La complicidad de los libreros
Junto a la financiación, la visibilidad de los libros es el gran reto al cual se enfrentan los pequeños editores. "Los libros mediáticos tienen forma de llegar al gran público, pero nosotros tenemos mucha dificultad para darlos a conocer", explica Armadàs. Como hacer llegar sus propuestas a los posibles lectores que se ven inundados de novedades?
Para empezar, con productos de calidad donde tan importante es el contenido como el continente. "Nosotros cuidamos mucho la imagen de la editorial y el diseño de los libros, con una imagen gráfica característica para poder posicionar el libro a la mesa de novedades", explica Aniol Rafel. Laura Huerga explica que Rayo Verde también apuesta por "libros singulares, con ediciones muy cuidadas". Comanegra, explica Sala, apuesta por el "libro-objeto", con una oferta ecléctica que presenta obras en cajas y otros formatos atractivos.
En la difusión de los librostienen un papel muy destacado los libreros que, como el sector de la edición, también ha capeado la crisis e intenta resurgir con un modelo de librerías de pequeño formato y de proximidad, muy arraigadas al territorio, que van más allá de la venta de libros y actúan como dinamizadores culturales.
Estas librerías han hecho lugar a las mesas de novedades para dar cabida a la oferta arriesgada y diferente de estas pequeñas editoriales, tal como reconoce el editor de Periscopio: "Hemos tenido que tejer complicidades con libreros porque se hagan suyo el proyecto y recomienden nuestros libros", explica Aniol Rafel. Conseguir prescriptors, ya sean periodistas, bloggers, bibliotecarios o libreros, es una de las acciones de marketing de guerrilla más eficaces, especialmente en el ámbito de la literatura infantil y juvenil, tal como explica Mar González, de Babulinka.
Internet y las redes sociales son otro de los grandes aliados de los editores independientes que se las tienen que ingeniar para llegar a su público potencial. En este sentido, fiestas como la de Sant Jordi son importantes ya no por el volumen de ventas, sino por la posibilidad que las paradetes de libros los dan de poner cara a sus lectores: "La parada de Sant Jordi te permite llegar al público al cual no llegas habitualmente", dice Armadàs, que como el resto de editores, señala la importancia de poder establecer una relación directa con el lector que permita fidelitzar-los.
Como el caso de Comanegra , la mayoría de estas editoriales responden a un perfil similar: pequeñas empresas impulsadas por una o dos personas de forma vocacional, que en el mejor de los casos cubren gastos y pueden vivir "con modestia" gracias a una tarea editorial que tiene mucho que ver con una pasión o un reto personal. "Todos nos ganaríamos mejor la vida haciendo otro trabajo", sentencia Sala, en una frase que resume un sentimiento generalizado entre los editores catalanes.
Pero todo y estos lamentos unánimemente compartidos, el cierto es que el sector editorial catalán ha vivido en los últimos años una reavivada significativa. Según datos de la Asociación de Editores en Lengua Catalana-AELLC (que representan el 90% del sector), un 14% de sus asociados son empresas creadas hace menos de cinco años.
La mayoría de editoriales independientes han nacido haciendo frente a una crisis económica que afecta no sólo el sector del libro sino el del consumo en general. "El sector editorial siempre ha estado en crisis, pero salir en plena crisis tiene cosas buenas, porque la cosa no puede empeorar y, por lo tanto, si el proyecto funciona, sólo puede ir hacia arriba", afirma Aniol Rafel, editor de Periscopio , una editorial nacida el octubre del 2012 con la voluntad de editar narrativa contemporánea de calidad y en catalán.
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Miembros de la asociación Leer en catalán. Cedida |
"Detectamos una carencia, una serie de autores, como David Foster Wallace, que no estaban editados en catalán", explica Rafel sobre los motivos que lo trajeron a impulsar su proyecto. Cómo Sala, también señala la dificultad de mantenerse en un mercado tan pequeño como el del libro en catalán "y más todavía cuando editas literatura arriesgada". "Estamos siempre en un abismo", declara, a pesar de mostrarse esperanzado con los recientes datos que muestran "que el número de personas que lee en catalán va en aumento. Estos pequeños datos nos hacen ser optimistas".
Sala, que además de editor de Comanegra es presidente de la Semana del Libro en Català, explica que después de cuatro años de registrar descensos, en 2015 se cerró con unas cifras de ventas similares a las del 2014, otro dato que permite a los editores mostrarse moderadamente optimistas.
Estructuras mínimas y productos de calidad
Según el AELLC, un 37% del total de las editoriales facturan por debajo los 100.000 euros euros anuales. Son empresas con muy poco personal, que funcionan creando redes de colaboradores y complicidades de todo tipo. Qué estrategias siguen estas editoriales para flotar en un océano tan inmenso cómo es el mundo del libro? La primera, reducir la estructura al mínimo: "Nosotros no tenemos un edificio de siete plantas y sólo tenemos una persona y media en plantilla", explican desde Periscopio. "Elegir muy bien los libros, no hacer más de cuatro o cinco al año y que estén muy muy hechos, porque puedan tener un largo recorrido", explican a la editorial Babulinka.
Este es otro ejemplo de proyecto vocacional. Su promotora, Mar González, tenía experiencia como autora de libros infantiles y juveniles y meditó " durante mucho tiempo" la idea de impulsar una editorial destinada al público más joven. "Metiré sin saber casi nada de la edición, pero por suerte encontré gente que me ayudó a salir adelante". Joan Ramon Armadàs también era escritor antes de abrir, hace un año y medio, la editorial Xandri: "Yo sé el que es que la editorial te cierre la puerta porque no eres conocido ni mediático, por eso impulsé ediciones Xandri, para ayudar autores noveles que se encontraran en el mismo caso", explica.
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JR Armadàs firmando libros en la reciente Mesa de Escritores de Sant Cugat. Lali Puig |
Laura Huerga, editora de Rayo Verde, dejó su trabajo a la banca para hacer el salto en el mundo editorial: "Cogí mis ahorros y los di forma de libros", resume para explicar el cambio que hizo en 2011. Estos editores ejemplifican muy bien el tipo de perfil del emprendedor editorial, movido en la mayoría de los casos por una vocación personal. Pero, se puede vivir de la vocación? Por Huerga, el secreto del éxito para las pequeñas editoriales pasa por el realismo: "Hay muchos desequilibrios financieros y tienes que saber muy bien en que te gastas el dinero. Pensar bien las querencias y ser realista", afirma.
La complicidad de los libreros
Junto a la financiación, la visibilidad de los libros es el gran reto al cual se enfrentan los pequeños editores. "Los libros mediáticos tienen forma de llegar al gran público, pero nosotros tenemos mucha dificultad para darlos a conocer", explica Armadàs. Como hacer llegar sus propuestas a los posibles lectores que se ven inundados de novedades?
Para empezar, con productos de calidad donde tan importante es el contenido como el continente. "Nosotros cuidamos mucho la imagen de la editorial y el diseño de los libros, con una imagen gráfica característica para poder posicionar el libro a la mesa de novedades", explica Aniol Rafel. Laura Huerga explica que Rayo Verde también apuesta por "libros singulares, con ediciones muy cuidadas". Comanegra, explica Sala, apuesta por el "libro-objeto", con una oferta ecléctica que presenta obras en cajas y otros formatos atractivos.
En la difusión de los librostienen un papel muy destacado los libreros que, como el sector de la edición, también ha capeado la crisis e intenta resurgir con un modelo de librerías de pequeño formato y de proximidad, muy arraigadas al territorio, que van más allá de la venta de libros y actúan como dinamizadores culturales.
Estas librerías han hecho lugar a las mesas de novedades para dar cabida a la oferta arriesgada y diferente de estas pequeñas editoriales, tal como reconoce el editor de Periscopio: "Hemos tenido que tejer complicidades con libreros porque se hagan suyo el proyecto y recomienden nuestros libros", explica Aniol Rafel. Conseguir prescriptors, ya sean periodistas, bloggers, bibliotecarios o libreros, es una de las acciones de marketing de guerrilla más eficaces, especialmente en el ámbito de la literatura infantil y juvenil, tal como explica Mar González, de Babulinka.
Internet y las redes sociales son otro de los grandes aliados de los editores independientes que se las tienen que ingeniar para llegar a su público potencial. En este sentido, fiestas como la de Sant Jordi son importantes ya no por el volumen de ventas, sino por la posibilidad que las paradetes de libros los dan de poner cara a sus lectores: "La parada de Sant Jordi te permite llegar al público al cual no llegas habitualmente", dice Armadàs, que como el resto de editores, señala la importancia de poder establecer una relación directa con el lector que permita fidelitzar-los.