El presencialisme a la empresa hace caer la conciliació familiar | iStock
El presencialisme a la empresa hace caer la conciliació familiar | iStock

Un sueldo de 40 horas por cuatro días de trabajo

La cultura del presencialisme del Estado español choca con la medida aplicada por una empresa de Nueva Zelanda para mejorar el rendimiento del equipo y los resultados del negocio

Tener una jornada laboral de 40 horas semanales es demasiadas? Depende de cómo se organice el tiempo. La empresa nueva zelandesa Perpetual Guardian lo sabe y ha decidido dar libertad al trabajador porque elija si quiere ir al trabajo sólo cuatro días. Es decir, gestionar las tareas para cumplirlas en 32 horas y cobrar un sueldo de 40 horas. El objetivo es que la plantilla rinda mejor y tenga más tiempo para conciliar.

La propuesta ya dio sus resultados en una prueba piloto que hace ver la compañía. Según apunta el rotativo The Guardian, un 78% de las personas que se acogieron aseguraron que habían conciliado mucho mejor, se redujo un 7% el estrés y aumentó un 20% la producción.

Se trata de un cambio transgresor que posiblemente toparía con muchas quejas en un país donde el presencialisme está tan arraigado como el Estado español.También habría que hacerlo con conciencia, puesto que supone un cambio en la gestión del tiempo y de los recursos y en las condiciones laborales. El contexto, pero, puede estar cambiante, puesto que últimamente el Gobierno español ha hecho llegar a los sindicatos un borrador con la propuesta del sistema de control de registro y de horarios laborales para plantearlo en el marco del diálogo social que mantendrán en breve.

Una medida que, en opinión de la Cecot, tendrá una repercusión muy diferente, porque la patronal ha querido volver a reiterar este miércoles su demanda porque "el alcance del texto de la Instrucción que finalmente se apruebe no sea extensivo a todo el tejido empresarial por igual, puesto que implementar sistemas de control en empresas de dos o tres trabajadores tiene una repercusión muy diferente a implementarlos en empresas dónde, incluso por organización interna de la producción, son herramientas que ayudan a su competitividad.

Qué hace falta sobre la ley?

Si el acortamiento de la jornada fuera una propuesta extendida y no casos aislados, habría que hacer un cambio del Estatuto de los Trabajadores o pactarlo a través de convenios colectivos. Actualmente el artículo 31 del Estatuto marca que la jornada laboral tiene un máximo de 40 semanales con un límite de 9 horas al día, por el que se tendría que modificar. O bien aplicarlo mediante un convenio colectivo o un acuerdo con los trabajadores.

Si se modificara el Estatuto de los Trabajadores, todas las empresas estarían obligadas a implantar esta jornada

"Si el acuerdo interprofesional que hacen sindicatos y patronales y que tiene que guiar la negociación colectiva estableciera como prioridad tender a una jornada de 32 horas semanales, todos los convenios colectivos sectoriales que se firmaran desde entonces tendrían que ir en este camino", explica el abogado y profesor de derecho laboral de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Pere Vidal. Esta es una clara situación donde no haría falta ningún cambio sobre el Estado del Trabajador y, por lo tanto, el Gobierno español no tendría que intervenir. Aún así, sólo afectaría las empresas que estuvieran dentro del convenio o del acuerdo. En cambio, con una modificación legislativa, asegura, "todas las compañías tendrían que pasar por la aro".

Roles definidos y herramientas adecuadas

Las empresas que decidan aplicar esta medida, tienen que tener en cuenta varios aspectos. El primero, tal como explica la profesora de recursos humanos de la UOC, Gina Aran, es definir el puesto de trabajo porque puede haber casos de jornadas de 40 horas sobredimensionadas. Es decir, que se esté haciendo más trabajo de la que le correspondería por el lugar y horario. "Una situación que se ha dado mucho desde la crisis, cuando algunos empleados han tenido que asumir el trabajo de dos personas", apunta la experta, "si realmente tuviéramos un trabajo adecuado a 40 horas, sería factible terminarla en 32 porque somos flexibles y sería cuestión de organizarse".

Aran: "Si realmente tuviéramos un trabajo adecuado a 40 horas, sería factible terminarla en 32 porque somos flexibles y sería cuestión de organizarse"

Delegar es también una acción necesaria. Según Aran, "las personas tardan a hacer el trabajo tanto tiempo como tienen disponible porque el cerebro tiene recursos para organizarse y priorizar de manera correcta". Por lo tanto, una persona eficiente será aquella que "haga bien las cosas y con una optimización de los recursos". Y si se aplican las herramientas adecuadas, todavía será más factible. "La digitalización permite acelerar los procesos. También una mejor comunicación entre departamentos y personas nos permite ser más eficientes".

Empresas que no cierran

La tendencia nos está trayendo hacia empresas, grandes y pequeñas, con proveedores y clientes de todo el mundo. Esto significa que tienen que estar abiertos casi las 24 horas de los siete días de la semana. Una gran compañía podría asumir la jornada de cuatro días ampliando la plantilla; y una de pequeña, con turnos. "La empresa tiene que continuar abierta y ampliar la franja de servicio al cliente, pero revisando la descripción de los puestos de trabajo y aplicando herramientas que permitan establecer turnos para aprovechar los recursos que ya se tienen", afirma la también socia directora del Grupo Humannova.

En el caso de las plantillas que asumieran jornadas de 10 horas diarias para cumplir con el trabajo y tener tres días festivos, el abogado Pere Vidal recuerda que los nuevos turnos tienen que ir acompañados de una "modificación de las condiciones, como descansos adecuados entre jornadas".

Saber qué y como trabajar

Menos estrés y más motivación son los resultados más claros que daría una jornada de cuatro días. "Hay un periodo de descanso más largo y se regenera el circuito cerebral. Pero también se hace más ligera la semana", explica Aran, que insiste a decir que las personas "se sentirán motivadas para administrarse su tiempo si saben que tendrán más días de fiesta".

Vidal: "A menudo se acaban haciendo horas de más que se tendrían que retribuir como extras. Pensamos que no lo son, que es flexibilidad, y acaba derivando en precariedad"

Sin embargo, la experta remarca que no toda la responsabilidad es del empleado: "Va mucho ligar al liderazgo. No se tiene que dejar en manso de los trabajadores, sino darlos herramientas y decirlos cuáles son los objetivos de su posición. Después, hacer una formación porque aprendan a administrar las horas, que básicamente es priorizar tareas".

En este sentido, Vidal pone el toque de alerta y subraya que no se tiene que ver la actual flexibilidad como una pasa hacia esta jornada más corta. "A menudo se acaban haciendo horas de más que se tendrían que retribuir como extras. Pensamos que no lo son, que es flexibilidad, y acaba derivando en precariedad", lamenta. Por eso ve importando que quede claro qué se tiene que hacer dentro de la jornada para no sobrepasarse.

Es posible en el Estado español?

La jornada de cuatro días es posible, pero toparía con muchas trabas. Y los dos expertos ven el presencialisme como la primera y más fuerte. "La cultura del trabajo no está ligada a la productividad, sino a ocupar la silla", espeta Vidal. Aún así, Aran confía que el talante de las empresas internacionales ayude a cambiar esta filosofía y traiga hacia un sistema más meritocràtic: "Tendríamos que tender a organizarnos por objetivos y fijarnos en el rendimiento de las personas".

El motivo, considera el especialista en recursos humanos, es que las compañías tienen ahora otras prioridades como la innovación y la transformación digital. "Y no valoran que las políticas de recursos humanos se tienen que hacer de manera integral y no por departamentos. Los cuesta ver que el trabajador influye directamente en los resultados del negocio", concluye.

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