Cómo aterrizar en Baker Beach

El Managing Director de Desafía San Francisco Christian Prada disecciona el norte de California para facilitar la implantación a la startup española

San Francisco, el principal centro de innovación tecnológica y de mercado de Estados Unidos | iStock San Francisco, el principal centro de innovación tecnológica y de mercado de Estados Unidos | iStock

La camisa blanca y las sandalias de Joe MacMillan en Halt and Catch Fire son la representación espiritual de un Área de la Bahía que hace años que no escucha este nombre. "Silicon Valley es principalmente, una forma de pensar", opina el Managing Director de Desafía San Francisco, Christian Prada. La entidad que dirige ayuda, con el patrocinio de Red.es y el ICEX, a las empresas emergentes españolas, especialmente las tecnológicas, a establecerse en el que todavía es el en torno a innovación más agresivo y concentrado del planeta.

"San Francisco está llevando a cabo un cambio interesante", opina Prada, que ve la ciudad cómo un enclave de atracción y distribución de talento. "Muchas empresas se establecen allá porque prefieren las condiciones de vida que ofrece para los jóvenes emprendedores". El mismo director lo constata, de hecho: La Seattle de Microsoft y la Boston del MIT van ganando enteros en cuanto a la concentración de emergentes tecnológicas, pero todavía lejos de las posibilidades de la gran metrópoli de nocal.

El talento que más importa a Silicon Valley, pero, ya no es el del garaje: es el del Venture Capital. Los servicios financieros, que como recuerda Prada se alejan de Palo Alto para instalarse a Menlo Park, son los verdaderos comandantes del desarrollo empresarial a la región. "En Silicon Valley nadie habla de tecnología – asevera Prada – se habla de mercado". Lejos de una visión romántica de la emprendeduría tecnológica, la San Francisco contemporánea tiene clara su posición: "La tecnología no es un fin en sí misma, es un medio. La commodization es la parte más importante del proceso".

La tecnología es, de hecho, irrelevante en los procesos de la Bahía cuando no se consigue una adopción estable. Innovar, en el lado norte de California, ya no quiere decir inventar nuevas tecnologías, sino nuevas formas de capturar mercados con ellas. El desarrollo tecnológico se da, en algunos casos, por hecho. "La tecnología ya está, y es relativamente barata. Las startup tienen que focalizar sus recursos al impulso de la adopción y la investigación de espacios de mercado", reflexiona el Managing Director de DSF.

El Managing Director de DSF, Christian Prada, a la seva ponència a 4YFN 

Hacer feliz a un Venture Capitalist

Un inversor que reciba una sartup en pre-alpha "no preguntará por las posibilidades de escalado de la empresa, sino por quién es su cliente y qué se le puede ofrecer", espeta Prada, que enfatiza el desarrollo a menudo linear de una startup obligada a ir quemando etapas. Las empresas emergentes tienen que tener claro su target y que ofrecen antes de, por ejemplo, establecer procesos de compra, de monetització o de escalada del negocio.

La trampa de esta necesidad, sin embargo, reside en las exigencias de los inversores. "Los Venture Capitalists no quieren ver una evolución linear como la de las pymes; quieren un crecimiento hockey stick" - es decir, una transición muy rápida de la falta de cashflow de las primeras fases a los crecimientos explosivos. La dificultad radica al equilibrar el establecimiento en un espacio de mercado con los saltos que permitan crecer con velocidad, alerta Prada.

"El producto, para los inversores, no es un producto tecnológico, sino financiero". Los procesos por los cuales el producto tecnológico tiene que penetrar en mercados de consumidores son parecidos, según Prada, a los que se tienen que seguir para entrar a los entornos financieros. "Igual que el founder tiene que saber a quien venderá su producto, también tiene que saber con qué inversores encaja su propuesta".

La importancia del terreno

"Las empresas españolas tienen dificultades contratante profesionales", lamenta Christian Prada. Los grandes nombres de la programación o la ingeniería de Silicon Valley, el talento necesario para el desarrollo tecnológico de las startup, prefiere trabajar a firmas norteamericanas con más renombre que los sirvan como trampolines para el crecimiento al entorno que a empresas desconocidas, por mucho que se pague – y, como alerta el ponente, en San Francisco hay que pagar.

El salto atlántico requiere varias condiciones previas que, si no ineludibles, sí muy agradecidas. "Tener clientes a los EE.UU. siempre es un punto a favor", aconseja Prada, que mantiene que hacerse un nombre a la Bahía es indispensable. "También tener experiencia internacional ayuda mucho" para coordinar la gestión en mercados tan diferentes como la fragmentada Europa y los homogéneos Estados Unidos.

Un estudio de mercado previo es también indispensable, puesto que, cómo destaca Prada, "el que pasa a San Francisco 18 meses por ante el que pasa al resto del mundo". Una idea disruptiva a Barcelona puede ser, pues, una noticia de ayer a Silicon Valley, y entrar a los mercados antes de que nadie es la mejor manera de'conseguir el control. "La mentalidad de frontera, romper las normas e ir al oeste para crear oportunidades es muy importante a Silicon Valey", concluye Prada, animando a los emprendedores a superar las dificultades para entrar en un entorno startup, dice, mucho más "positivo" que el europeo.

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