
20
de Abril
de
2016 - 05:30
Hace años el New York Times publicó un artículo sobre Google en el que una frase –afortunada o desafortunada– hacía referencia, metafóricamente hablando, en los planes de la empresa para dominar el mundo.
El caso es que a los empleados de la compañía de Mountain View los hizo tanta gracia la frase que decidieron hacer un mural a la entrada de su sede central para ilustrar cuál sería este plan. Obviamente, todo era una broma interna. Ahora bien, en el momento en el cual trascendió ganó bastante interés de la opinión pública.
En el mural –que ya no existe– sepodían ver cosas tan curiosas como un ascensor para conectar la tierra con la luna, un espejo que permitiría iluminar la cara oscura de la tierra durante la noche, de forma que la gente pudiera seguir usando el buscador a todas horas o el Google HUESO.

Si queréis dar un vistazo, podéis acceder a esta copia en alta resolución.
El caso es que si en este "Plan para dominar el mundo" hubiera aparecido dibujada una ciudad "Google", seguramente a todo el mundo le habría parecido una idea de lo más alocada.
Recientemente, pero, SideWalk Labs, una filial de Google –Ahora Alphabet– que se dedica a asesorar ciudades a resolver grandes problemas urbanos, parece que se ha decidido a construir el en torno a pruebas más fidedigno del mundo: la ciudad del futuro.
De momento, su CEO, Don Doctoroff, prepara el proyecto para presentarlo a Larry Page, CEO de Alphabet, en las próximas semanas.
La idea de abordar un proyecto de esta magnitud es, por un lado, poder probar algunos de los productos de SideWalk Labs, como por ejemplo LinkNYC y Flow.
El primero –LinkNYC–, es un proyecto piloto en la ciudad de Nueva York que proporciona acceso Wi-Fin de alta velocidad –y cuando decimos alta velocidad nos referimos en Internet gigabit–, de manera abierta a los ciudadanos. Unos tótems han empezado a sustituir las clásicas cabinas telefónicas por puntos de acceso equipados con enchufes USB para recargar dispositivos, mapas interactivos, acceso al servicio de emergencias 911 y vídeo-trucadas en todo el país.
Si tenéis previsto viajar a la gran manzana pròximanet, podéis probar uno a la esquina entre la 15 y la tercera avenida.

El segundo proyecto –Flow– es todavía más ambicioso. Se trata de un sistema de recolección Big Fecha que pretende recoger datos de los transportes públicos –autobuses, metro...– y del tránsito a pie –gracias a sensores instalados a las aceras–. La idea es combinar esta información con los datostemes real de sistemas de Google como por ejemplo Waze –el navegador GPS social– o Google Maps para determinar patrones de afluencia de tránsito y congestión de ciudades con el objetivo de ayudar a planear mejor el urbanismo de las mismas.
Sin embargo, el objetivo de Doctoroff es convencer Google que disponer de una ciudad hecha a medida también podría servir a la compañía matriz para testar servicios más ambiciosos, como por ejemplo el Google Caro –el proyecto de coche autónomo– o Google Fiber, la Internet por fibra óptica de alta velocidad de la compañía.
Ahora el dilema es si es mejor construir una ciudad desde cero o partir de una ciudad existente y modificarla con todo aquello necesario. Cada una de las dos opciones presenta ventajas e inconvenientes.
Por un lado, construir una ciudad de nuevo representa una ingente inversión para disponer de una ciudad vacía. Pero aplicar según qué innovaciones en una de existente implica permisos y acuerdos con organismos gubernamentales.
Hay que recordar que actualmente Google usa diferentes emplazamientos para testar su proyecto de coche autónomo, como por ejemplo una antigua base aérea de los Estados Unidos rebautizada con el nombre en clave de "Castle", o Mcity, una ciudad fantasma creada por el gobierno norteamericano para testar vehículos sin conductor de varias marcas.
El caso es que a los empleados de la compañía de Mountain View los hizo tanta gracia la frase que decidieron hacer un mural a la entrada de su sede central para ilustrar cuál sería este plan. Obviamente, todo era una broma interna. Ahora bien, en el momento en el cual trascendió ganó bastante interés de la opinión pública.
En el mural –que ya no existe– sepodían ver cosas tan curiosas como un ascensor para conectar la tierra con la luna, un espejo que permitiría iluminar la cara oscura de la tierra durante la noche, de forma que la gente pudiera seguir usando el buscador a todas horas o el Google HUESO.

Si queréis dar un vistazo, podéis acceder a esta copia en alta resolución.
El caso es que si en este "Plan para dominar el mundo" hubiera aparecido dibujada una ciudad "Google", seguramente a todo el mundo le habría parecido una idea de lo más alocada.
Recientemente, pero, SideWalk Labs, una filial de Google –Ahora Alphabet– que se dedica a asesorar ciudades a resolver grandes problemas urbanos, parece que se ha decidido a construir el en torno a pruebas más fidedigno del mundo: la ciudad del futuro.
De momento, su CEO, Don Doctoroff, prepara el proyecto para presentarlo a Larry Page, CEO de Alphabet, en las próximas semanas.
La idea de abordar un proyecto de esta magnitud es, por un lado, poder probar algunos de los productos de SideWalk Labs, como por ejemplo LinkNYC y Flow.
El primero –LinkNYC–, es un proyecto piloto en la ciudad de Nueva York que proporciona acceso Wi-Fin de alta velocidad –y cuando decimos alta velocidad nos referimos en Internet gigabit–, de manera abierta a los ciudadanos. Unos tótems han empezado a sustituir las clásicas cabinas telefónicas por puntos de acceso equipados con enchufes USB para recargar dispositivos, mapas interactivos, acceso al servicio de emergencias 911 y vídeo-trucadas en todo el país.
Si tenéis previsto viajar a la gran manzana pròximanet, podéis probar uno a la esquina entre la 15 y la tercera avenida.

El segundo proyecto –Flow– es todavía más ambicioso. Se trata de un sistema de recolección Big Fecha que pretende recoger datos de los transportes públicos –autobuses, metro...– y del tránsito a pie –gracias a sensores instalados a las aceras–. La idea es combinar esta información con los datostemes real de sistemas de Google como por ejemplo Waze –el navegador GPS social– o Google Maps para determinar patrones de afluencia de tránsito y congestión de ciudades con el objetivo de ayudar a planear mejor el urbanismo de las mismas.
Sin embargo, el objetivo de Doctoroff es convencer Google que disponer de una ciudad hecha a medida también podría servir a la compañía matriz para testar servicios más ambiciosos, como por ejemplo el Google Caro –el proyecto de coche autónomo– o Google Fiber, la Internet por fibra óptica de alta velocidad de la compañía.
Ahora el dilema es si es mejor construir una ciudad desde cero o partir de una ciudad existente y modificarla con todo aquello necesario. Cada una de las dos opciones presenta ventajas e inconvenientes.
Por un lado, construir una ciudad de nuevo representa una ingente inversión para disponer de una ciudad vacía. Pero aplicar según qué innovaciones en una de existente implica permisos y acuerdos con organismos gubernamentales.
Hay que recordar que actualmente Google usa diferentes emplazamientos para testar su proyecto de coche autónomo, como por ejemplo una antigua base aérea de los Estados Unidos rebautizada con el nombre en clave de "Castle", o Mcity, una ciudad fantasma creada por el gobierno norteamericano para testar vehículos sin conductor de varias marcas.