
19
de Junio
de
2014
Act.
19
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2014
Un consumidor que a la vez es productor. Es la definición de "prosumidor", neologismo lanzado por Tomás Díez, director del Fab Lab de Barcelona, que este jueves ha presentado la Xa Conferencia Mundial FAB10 sobre fabricación en 3D. El acontecimiento reunirá en julio en los expertos de los 300 laboratorios del mundo dedicados a esta nueva forma de producción a la ciudad de Barcelona..
Fab Lab Barcelona y el Massachutsetts Institute of Technology (MIT) han preparado un encuentro entre los días 2 y 8 de julio que, además de reunir especialistas, tendrá talleres porque el público general pueda crear cosas en 3D como un dron que le permita hacer fotos aéreas con su móvil o imprimir ropa. Díez ha destacado que las máquinas de impresión en 3D "son aquí, se pueden comprar por 1.500 euros y son una realidad", pero ha recordado que este cambio en la forma de producir "está ahora en el mismo momento en el cual hace 20 años se encontraban los ciudadanos con la informática y nuestras vidas no pasaban por los ordenadores como por ejemplo, que están hasta los sentimientos".
Barcelona, ciudad pionera
Barcelona, que organizó la primera Fab Lab de Europa el 2007, es uno de los centros más importantes del mundo en este nuevo campo de la creación, y de la gran revolución que supone pasar del mundo digital a un entorno físico, "de los bits a los átomos y a la materia", y de ser sólo consumidor a también productor.
Los centros Fab Lab trabajan en red en todo el mundo y se dedican a hacer proyectos porque cualquier ciudadano los pueda materializar en casa suya. Además, se rigen por un código ético que los impide fabricar armas.
Según Díez, la fabricación con impresoras 3D, que se alimentan de plástico PLANO derivado de maíz (un poliàcid), bio-resinas, pólvoras cerámicos o de cualquiera otro material, localizará otra vez la producción porque cada consumidor pueda hacer sus productos, y será "como una Edad Media avanzada con un renacimiento tecnológico".
Díez también ha explicado que la impresión 3D puede ser aditiva (cómo se denomina la impresión por capas que se suman), o substractiva, la que se hace con máquinas que trabajan vaciando una pieza compacta, y que se abre un mundo nuevo que cambiará el concepto de trabajo , de la industria y de las grandes empresas, que permitirá crear mine-empresas de proximidad para cosas concretas.
Fab Cafe Barcelona
"Ya hay herramientas para transformar el presente", ha remarcado Díez, recordando que Barcelona es una ciudad pionera en tecnología 3D y la primera del mundo a poner en marcha una red de Ateneos de Fab Lab en los barrios para uso ciudadano, en los distritos de Meridiana y las Cortes con máquinas de impresión en 3D.
A Fab Lab Barcelona se trabaja en proyectos como la construcción de ruscos para abejas, en código abierto para todo el mundo, a las que se pondrán sensores para ver si los pesticidas, los niveles de CO2; o la contaminación sonora están causando su desaparición, un problema grave porque pol·linitzen las plantas y tiene un importante papel en la agricultura.
Fab Lab Barcelona y el Massachutsetts Institute of Technology (MIT) han preparado un encuentro entre los días 2 y 8 de julio que, además de reunir especialistas, tendrá talleres porque el público general pueda crear cosas en 3D como un dron que le permita hacer fotos aéreas con su móvil o imprimir ropa. Díez ha destacado que las máquinas de impresión en 3D "son aquí, se pueden comprar por 1.500 euros y son una realidad", pero ha recordado que este cambio en la forma de producir "está ahora en el mismo momento en el cual hace 20 años se encontraban los ciudadanos con la informática y nuestras vidas no pasaban por los ordenadores como por ejemplo, que están hasta los sentimientos".
Barcelona, ciudad pionera
Barcelona, que organizó la primera Fab Lab de Europa el 2007, es uno de los centros más importantes del mundo en este nuevo campo de la creación, y de la gran revolución que supone pasar del mundo digital a un entorno físico, "de los bits a los átomos y a la materia", y de ser sólo consumidor a también productor.
Los centros Fab Lab trabajan en red en todo el mundo y se dedican a hacer proyectos porque cualquier ciudadano los pueda materializar en casa suya. Además, se rigen por un código ético que los impide fabricar armas.
Según Díez, la fabricación con impresoras 3D, que se alimentan de plástico PLANO derivado de maíz (un poliàcid), bio-resinas, pólvoras cerámicos o de cualquiera otro material, localizará otra vez la producción porque cada consumidor pueda hacer sus productos, y será "como una Edad Media avanzada con un renacimiento tecnológico".
Díez también ha explicado que la impresión 3D puede ser aditiva (cómo se denomina la impresión por capas que se suman), o substractiva, la que se hace con máquinas que trabajan vaciando una pieza compacta, y que se abre un mundo nuevo que cambiará el concepto de trabajo , de la industria y de las grandes empresas, que permitirá crear mine-empresas de proximidad para cosas concretas.
Fab Cafe Barcelona
"Ya hay herramientas para transformar el presente", ha remarcado Díez, recordando que Barcelona es una ciudad pionera en tecnología 3D y la primera del mundo a poner en marcha una red de Ateneos de Fab Lab en los barrios para uso ciudadano, en los distritos de Meridiana y las Cortes con máquinas de impresión en 3D.
A Fab Lab Barcelona se trabaja en proyectos como la construcción de ruscos para abejas, en código abierto para todo el mundo, a las que se pondrán sensores para ver si los pesticidas, los niveles de CO2; o la contaminación sonora están causando su desaparición, un problema grave porque pol·linitzen las plantas y tiene un importante papel en la agricultura.