De un tiempo a aquí, sobre todo con la popularización del Metaverso, hemos ido escuchando cada vez más los términos "realidad aumentada" y "realidad virtual", casi siempre aplicados a entornos lúdicos o audiovisuales. Sin embargo, estas tecnologías tienen una infinidad de aplicaciones que llegan hasta el sector empresarial.
¿Qué son la realidad aumentada y la realidad virtual?
Antes de hablar de sus aplicaciones en entornos no lúdicos, tenemos que hacer un pequeño paso atrás y entender bien qué diferencia hay entre las dos tecnologías.
La realidad virtual –o VR, de sus siglas en inglés–, se basa en trasladar al usuario completamente a un entorno virtual creado por ordenador.
Mediante un casco o unas gafas y mandos para controlar las manos, esta tecnología consigue que el usuario pierda rápidamente la noción del espacio real en el cual se encuentra y se sienta presente en el nuevo entorno que se le ha proporcionado.
La realidad aumentada –o AR–, como su nombre indica, añade o aumenta los detalles que tenemos del mundo real añadiendo capas de información sobre la imagen real.
Por lo tanto, a diferencia de la realidad virtual, con la realidad aumentada nunca perdemos la percepción del espacio en el cual nos encontramos en realidad.
Tecnologías
Existen una gran variedad de tecnologías y dispositivos para experimentar los dos tipos de realidades, desde una simple estructura de cartón que cuesta poco más de 10 euros y que funciona poniendo el teléfono móvil en el interior, hasta las famosas Meta Quest, de la empresa propiedad de Mark Zuckerberg, que funcionan de manera autónoma y cuestan unos 450 euros.
Más allá de los juegos, estas tecnologías presentan una gran variedad de posibles aplicaciones en el mundo empresarial:
Convertir las videoconferencias en reuniones presenciales
La pandemia ha normalizado las videollamadas para presentar proyectos o hacer reuniones con equipos que se encuentran en diferentes espacios, incluso en diferentes partes del mundo. Aun así, la imagen plana en pantalla todavía supone una barrera física difícil de superar respecto a las reuniones presenciales.
En este sentido, la realidad virtual todavía tiene que mejorar mucho, sobre todo en cuanto a la experiencia visual y los gráficos, pero actualmente ya proporciona una experiencia increíble. Pocos minutos después de conectarnos con nuestros compañeros en una sala virtual, olvidaremos completamente que realmente estamos en espacios diferentes. El sistema se encarga de transmitirnos su voz con noción espacial, así pues, si nos está hablando alguien que está a nuestra derecha, lo escucharemos por aquel lado del casco.
El hecho de eliminar barreras físicas, aunque solo sea en el ámbito perceptivo, favorece enormemente la interrelación de los participantes, en reuniones de equipo, presentaciones de producto o actividades –virtuales– de team building.
Entrar dentro de los proyectos de arquitectura, ingeniería y decoración
Hasta ahora, cuando un arquitecto diseñaba una casa, un ingeniero construía una pieza o una estructura o un decorador conceptualizaba un interior, tenía que mostrar el proyecto mediante dibujos o renders hechos en un programa de producción 3D.
Ahora, con un casco de realidad virtual o un móvil con unas gafas de cartón, los clientes pueden ver su proyecto desde dentro, literalmente. Pasear por el interior de su futura casa o ver una estructura desde todos los puntos de vista posible.
Formar trabajadores en la manipulación de materiales peligrosos o maquinaria cara
Las formaciones que requieren interactuar con materias peligrosas o con instrumental que tiene un elevado coste son complicadas, porque requieren entornos y preparación muy específicos.
Por supuesto la realidad virtual no puede reemplazar la experiencia de manipular maquinaria pesada o de precisión, pero sí que puede facilitar enormemente las primeras sesiones de presa de contacto.
Dar herramientas a médicos y científicos para mejorar su trabajo
En este caso, la realidad aumentada sale de las gafas para, mediante pequeños dispositivos de mano, facilitar a los equipos médicos detectar la situación de venas bajo la piel, sin necesidad de ningún tipo de intervención.
En el caso de la realidad virtual, existen diferentes aplicaciones para testar nuevas técnicas de intervención sin necesidad de usar pacientes reales, eliminando riesgos innecesarios:
Resumiendo, la realidad virtual todavía presenta varios retos para su aplicación en entornos masivos, como por ejemplo la medida y el peso de los dispositivos, el calor que producen, el tiempo que les dura la batería o la calidad de los gráficos que son capaces de gestionar. No obstante, si miramos la evolución que han tenido en los últimos años, les podéis augurar un futuro prometedor.
El contacto humano es indispensable y lo seguirá siendo, pero, seguramente, esta tecnología se hará presente en nuestro día a día, más pronto que tarde.