17
de Febrero
de
2015 - 05:30
Act.
30
de Marzo
de
2015 - 16:42
Últimamente, algunas informaciones apuntan que la compañía de Cupertino habría puesto en marcha un equipo de más de 1.000 personas para investigar nuevos tipos de materiales y robótica aplicados a la industria del automóvil. Bajo la dirección de Steve Zadesky, sotspresident de diseño de producto, este millar de trabajadores estarían ubicados en unas instalaciones secretas a unos cuántos kilómetros de la sede principal de Apple.
Otros rumores ayudan a dar consistencia en esta hipótesis, entre ellos el hecho que Apple contratara el pasado mes de septiembre el responsable de la división de I D de Mercedes-Benz en Norteamérica, Johann Jungwirth y a Marc Newson, un conocido ingeniero industrial y buen amigo de Jonathan Ive, gurú del diseño de la compañía, que ya había creado en 1999 un concept caro para la multinacional Ford.
Si esto no fuera suficiente, en las últimas semanas, una misteriosa furgoneta equipada con una infinidad de sensores y cámaras ha sido circulando por la bahía de San Francisco. Según ha informado la cadena CBS, este vehículo sería propiedad de Apple.
A partir de aquí no podemos hacer gran cosa más que especular sobre las informaciones y esperar nuevos rumores. Ahora bien, que supondría que Apple entrara a la batalla de la industria del automóvil? De entrada, una inversión multimillonaria seguramente asumible por una compañía que dispone de más del doble de efectivo que el gobierno de los Estados Unidos –unos 178 billones (americanos) de dólares-.
Por otro lado, si miramos el que ha representado la irrupción de Apple en la industria de la telefonía móvil, los ordenadores personales modernos, las mesitas o el que parece que está a punto de significar para los relojes o los métodos de pago, un coche eléctrico made in Apple podría implicar un paso de gigante en la evolución del mercado automovilístico.
De hecho, según informaba el portal Business Insider hace unas semanas, uno de los empleados de Apple que estaría trabajando en el proyecto declaró que el nuevo producto de la compañía podía significar que Tesla Motores –la compañía de coches eléctricos de Elon Musk- o la misma Google, que hace años que trabaja en un coche sin conductor, tendrían un nuevo competidor difícil de batir.
Otros rumores ayudan a dar consistencia en esta hipótesis, entre ellos el hecho que Apple contratara el pasado mes de septiembre el responsable de la división de I D de Mercedes-Benz en Norteamérica, Johann Jungwirth y a Marc Newson, un conocido ingeniero industrial y buen amigo de Jonathan Ive, gurú del diseño de la compañía, que ya había creado en 1999 un concept caro para la multinacional Ford.
Si esto no fuera suficiente, en las últimas semanas, una misteriosa furgoneta equipada con una infinidad de sensores y cámaras ha sido circulando por la bahía de San Francisco. Según ha informado la cadena CBS, este vehículo sería propiedad de Apple.
A partir de aquí no podemos hacer gran cosa más que especular sobre las informaciones y esperar nuevos rumores. Ahora bien, que supondría que Apple entrara a la batalla de la industria del automóvil? De entrada, una inversión multimillonaria seguramente asumible por una compañía que dispone de más del doble de efectivo que el gobierno de los Estados Unidos –unos 178 billones (americanos) de dólares-.
Por otro lado, si miramos el que ha representado la irrupción de Apple en la industria de la telefonía móvil, los ordenadores personales modernos, las mesitas o el que parece que está a punto de significar para los relojes o los métodos de pago, un coche eléctrico made in Apple podría implicar un paso de gigante en la evolución del mercado automovilístico.
De hecho, según informaba el portal Business Insider hace unas semanas, uno de los empleados de Apple que estaría trabajando en el proyecto declaró que el nuevo producto de la compañía podía significar que Tesla Motores –la compañía de coches eléctricos de Elon Musk- o la misma Google, que hace años que trabaja en un coche sin conductor, tendrían un nuevo competidor difícil de batir.