Buen 1984

Fake news es sin duda el término del año. Una expresión que viene de lejos, de tan lejos como la comunicación humana. De fake news (noticias falsas) con intención de influir en la opinión pública ha habido siempre. La fama de mujeriego y borracho de un Marc Antoni títere de Cleopatra es una de las grandes campañas de Octavi Augusto al siglo Y aC; el pánico que Orson Welles provocó con la emisión radiofónica de La Guerra de los Mundos en 1938, fue ampliamente exagerado por los diarios de la época que veían la radio como una amenaza a su hegemonía informativa (incluso Hitler lo citó como ejemplo de decadencia de la democracia); y la versión oficial cubana que la bomba que hundió el Maine en La Habana el 1898 la explosionaron los mismos norteamericanos para poder entrar a la guerra. Podríamos seguir.

Si no voy equivocado en todos estos casos Facebook, Twitter y Whatsapp no tuvieron demasiado a ver. La diferencia entre las campañas de Octavi, la prensa de los EE.UU. y Castro con las actuales somos nosotros, que hacemos de cadena de transmisión y a menudo de fuente. Sólo hace falta que miráis vuestro Whatsapp. Si pensamos que en el mundo hay casi el 50% de la población conectada a la red, de los cuales 2.000 millones a Facebook, 300 millones a Twitter y 1.300 millones a Whatsapp ya somos a la cabeza de la calle.

"En un entorno informativo basado en 'fake news' no cuenta la información sino las creencias"

Al ritmo actual y según la consultora Gartner, en 2022 ya habrá más noticias falsas que verdaderas. Podría parecer que esto ya está pasando hoy —especialmente si vivís en Cataluña— pero puede ir a mucho peor. Para empezar hay la imposibilidad de saber hasta qué punto las predicciones, informes y estudios sobre fake news no son también fake news, incluida la predicción de Gartner. Al fin y al cabo, Gartner, como cualquier otra empresa necesita sobresalir en un panorama mediático saturado de noticias y de falsas noticias, y aital titular tiene todos los números de triunfar. Quién audita quienes auditan?

Y todavía puede ir a mucho más peor como lo demuestra la siguiente paradoja: cuanto más automatizamos la creación y distribución de información a partir de datos —bots, algoritmos, IA— menos necesidad de periodistas humanos tendremos y más información se podrá generar por unidad de tiempo. Por otro lado cuanto más información se genere, más periodistas humanos serán necesarios para contrastar su veracidad. Está claro que aquí también nos ganarán las máquinas. Verificar la información cuesta dinero —buscar fuentes independientes, llegar a la fuente original, trazar la cadena de transmisión, etc.—, que el sector parece que no tiene si hacemos caso de los constantes Eros en el sector. En un entorno informativo basado en fake news no cuenta la información sino las creencias y las opiniones de cada cual: es más fácil compartir que comprobar.

"Cuanto más automatizamos la creación y distribución de información a partir de datos, menos necesitado de periodistas humanos tendremos"

Pero si os pensáis que esto es un panorama apocalíptico y que vamos de hacia el 2022 que pronostica Gartner, todavía no habéis visto nada. El Partido Popular presentó el día 19 de diciembre una proposición no de ley que le tendría que permitir detectar y neutralizar las fake news para "evitar que la desinformación contamine los pilares básicos del sistema democrático", todo a raíz del referéndum del 1 de octubre y las últimas elecciones del 21D. Según el portavoz del PP, Rafael Hernando, "no todos los contenidos que se difunden por internet han sido elaborados garantizando criterios de veracidad, seguridad y cofiabilitat". El PP llama a instituciones públicas, proveedores de internet, prensa y usuarios a colaborar por erradicar las fake news. Que tengáis una buena entrada de año 1984.

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