Periodista y consultor de comunicación

El poder del relato: cuando las narrativas cambian la opinión pública

15 de Mayo de 2025
Agustí Rodríguez, opinador de VIA Empresa

Los últimos días, con los diferentes acontecimientos que han ocurrido a nuestro alrededor, estamos asistiendo a una práctica cada vez más extendida entre organismos, entidades y organizaciones de toda índole: la generación de relatos. En tiempos de sobreinformación, crear un relato coherente y persuasivo se ha convertido en una herramienta clave para influir en la opinión pública. Un relato no es solo una narración de hechos, es una construcción estratégica que da sentido a los acontecimientos, moviliza emociones y orienta percepciones. Su eficacia reside en su coherencia interna, su relevancia social y su capacidad de conectar con valores compartidos.

 

El primer paso para construir un relato eficaz es definir con claridad el propósito. ¿Qué se quiere lograr? ¿Cambiar una percepción, generar adhesión, legitimar una acción? A partir de ahí, se deben identificar los elementos centrales: los protagonistas (héroes o víctimas), los antagonistas (responsables del problema) y la trama que conecta los hechos con una visión deseada del futuro.

El relato debe ser consistente en el tiempo, evitar contradicciones y alinearse con datos verificables. No basta con repetir un mensaje, hay que construir una narrativa con lógica interna y resonancia emocional. Utilizar metáforas, analogías y símbolos ayuda a traducir ideas complejas en conceptos accesibles y memorables. El apagón, por ejemplo.

 

"En tiempos de sobreinformación, crear un relato coherente y persuasivo se ha convertido en una herramienta clave para influir en la opinión pública"

Asimismo, es fundamental conocer al público objetivo: sus miedos, aspiraciones, creencias y lenguaje. Un relato eficaz no impone, sino que dialoga con lo que la audiencia ya cree o siente. No apela solo a la razón, sino también a la emoción y la identidad. Por ejemplo: los árbitros contra el Barça en el partido de semifinales de la Champions.

Finalmente, un relato debe ser adaptable. El entorno cambia, los actores se mueven, y la narrativa debe evolucionar sin perder su esencia. En nuestro mundo donde la atención es fugaz y la desinformación abunda, dominar el arte de contar historias coherentes es una herramienta de poder y responsabilidad para influir en la esfera pública. Por ejemplo: el robo de cable del Ave.

En este sentido, los medios de comunicación juegan un papel central en la proyección y legitimación de un relato. Actúan como amplificadores, filtros y, en muchos casos, validadores del discurso que se quiere posicionar ante la opinión pública. Sin su mediación, incluso el relato mejor construido puede perder fuerza, alcance y credibilidad. Un relato que encuentra eco en los medios gana presencia en la agenda pública y se instala en el debate colectivo.

"En nuestro mundo donde la atención es fugaz y la desinformación abunda, dominar el arte de contar historias coherentes es una herramienta de poder y responsabilidad para influir en la esfera pública"

Por otra parte, los medios dotan al relato de legitimidad. Su cobertura y tratamiento editorial pueden validar (o desacreditar) la narrativa que se intenta construir. Esto depende en gran medida de la relación que exista entre los emisores del relato y los medios. En los tres ejemplos citados hemos podido detectar y constatar esa íntima relación entre emisor y receptor.

Además, los medios no solo transmiten, sino que interpretan. A través de titulares, análisis y opiniones, contribuyen a moldear cómo se percibe un relato. Incluso cuando lo critican, pueden contribuir a su difusión, dándole más visibilidad.

En la era digital, los medios tradicionales conviven con redes sociales, influencers y plataformas independientes. Sin embargo, los grandes medios siguen siendo nodos de autoridad que ayudan a validar narrativas ante audiencias amplias y diversos sectores sociales.

En resumen, para que un relato tenga impacto en la opinión pública, no solo debe estar bien construido, sino también estratégicamente proyectado a través de los medios adecuados, y adaptado a sus lógicas y tiempos. Cuando lean, escuchen o vean, recuerden interpretar.