Si tienen la oportunidad de viajar en avión a lo largo de la costa catalana, podrán observar que entre l'Hospitalet de l'Infant y Sitges no queda un solo espacio sin edificar. El desastre es total. ¿Responsables? Ahora parece que no los hay. Pero sí los hay: los ayuntamientos. Antes de la Gran Recesión -y esto ya quedó demostrado- los partidos, y algunos particulares, se financiaban con la obra pública local. Los ayuntamientos eran las oficinas de recaudación. Ignoro si el tema continúa. Me parece que ha subido de nivel y el financiamiento se ha centralizado y va a través de las grandes empresas de infraestructuras.
El caso es que la corrupción y el mal gusto han hecho de Catalunya un pedazo de territorio que nunca podrá tener lo que los depredadores urbanísticos llaman "turismo de calidad" porque, a pesar de una naturaleza privilegiada, la materia prima -territorio con población- es horrorosa. Se debería derribar la mitad del país para atraer el llamado "turismo de calidad".
"La corrupción y el mal gusto han convertido a Catalunya en un trozo de territorio que nunca podrá tener aquello que los depredadores urbanísticos llaman "turismo de calidad""
Ahora les sugiero otro viaje en avión. Sobrevolar el eje Piamonte-Lombardía -por ejemplo, si quieren ir a Milán-. Eso sí, de tarde. Observarán la gran iluminación de la zona. Resulta espectacular. También lo pueden observar en los mapas nocturnos de Europa. Verán que aquel territorio invadido por la luz industrial deja nuestro Eje Mediterráneo en una especie de jardín de infancia.
Estos días están teniendo lugar una serie de movilizaciones que nos demuestran de manera fehaciente por qué el país no avanza a pesar de la permanente lluvia de informaciones positivas que se nos suministran cada día. Este brotar es permanente, pero, de repente, la realidad se revuelve y aparece el trasfondo real: PISA, productividad, renta familiar disponible, infraestructuras, etc. Entre estas enganchadas de realidad hace tiempo nos enteramos que en materia de energía sostenible Catalunya -siempre tan progre y de izquierdas- va a la cola de Europa. ¡Eh! Y seguirá así, porque, hasta donde yo sé, las actitudes no han cambiado.
Las protestas de la AP-7 este fin de semana pasado lo demuestran. Por un lado, contra el proyecto Hard Rock Café que, como he denunciado permanentemente, creará puestos de trabajo para gente que no está y que tendrá que venir de fuera. ¿Ingenieros nucleares? ¿Técnicos en IA? No. Camareros. Este proyecto es defendido por un gobierno entero y socios ad laterem. Los lobbies tienen suficiente fuerza para convertir el sistema de gobierno de un país en una especie de gestoría que tramita permisos y que, si no encajan en la ley -ejemplo Ferran Adrià y Cala Montgó- ¡se modifica la ley y, venga que hace bajada! Por tanto, no puedo estar más de acuerdo en la oposición a este proyecto.
"Hace tiempo nos enteramos de que en materia de energía sostenible Catalunya va a la cola de Europa"
Paralelamente, nos encontramos que aquel progresismo social que dice que no se debe contaminar, se opone a la instalación de una planta de baterías eléctricas que plantea construir la empresa Lotte en Mont Roig del Camp. Resulta que la plataforma opositora está compuesta, también, por propietarios de terrenos. Lógicamente, el metro cuadrado para edificar fábricas se paga menos que para hacer pisos y apartamentos. Ahora se le pide al ayuntamiento correspondiente "transparencia". Esta es buena. Es la primera vez que veo unos propietarios de terrenos pidiendo transparencia a un ayuntamiento. Realmente admirable.
Mientras tanto, los catalanes preguntándonos: si la sardana dice que Dios pasó por Catalunya en primavera, ¿por qué tienen lugar estas animaladas?