Resulta que en julio del 2012, el FMI había previsto que "no habíamos tocado fondo" y que ya podíamos prepararnos para el 2013. En octubre de aquel mismo año, la cabeza de Goldman Sachs para Europa, Huw Phill, advertía que "la recesión (en España) se aceleraría durante los siguientes trimestres", que "lo peor estaba para llegar", y el banco de inversión "no veía ninguna inflexión en esta tendencia durante todo el 2013". No es que de repente tengamos fe en el Fondo o en los bancos de inversión, pero como mínimo surgen dudas.
A las jornadas del Círculo de Sitges de este pasado mes de junio, el economista y matemático César Molinas, exdirector de Merril Lynch y fundador de la consultora Mula Paucis, comentó con cierta inquietud como se está extendiendo la idea que "estamos tocando fondo" (en este caso, en presente) y "después empezaremos a subir". "Estamos lejos de tocar fondo", sentenció, en cambio. Y fue más lejos: "El ahorro de las familias se encuentra en mínimos históricos desde los Reyes Católicos. El que significa que al ajuste del consumo privado le queda muchísimo". Es cierto que no hay ninguna previsión macroeconómica dedicada en España para el 2014 peor que para el 2013 (ah, a pesar del terrorífico 29% de paro pronosticado por laOCDE, un pequeño detalle…).
Más dudas. O mejor dicho, agua fría después de la alegría que había dejado al ambiente el ministro de economía, Luis de Guindos, descrito por uno de los financieros presentes a la sala como "el comercial del Gobierno" después de escuchar como este exponía con entusiasmo un montón de razones por las cuales tendríamos que estar más contentos este año que el anterior. Por ejemplo, la losa de la deuda española pesa 200.000 millones de euros menos, la querencia de las exportaciones no tiene igual en Europa o la reducción de un déficit público (al 7,1%), al cual el Gobierno nunca le añade la suma del rescate de los bancos porque Bruselas no le computa en España a la hora de sentarla al banquillo. Si lo hiciera, aumentaría al 10,6%.
Rajoy dijo en Sitges al 2012 que España no estaba "a punto del precipicio" ni "a las puertas de la apocalipsis", y que no se habían "de alimentar temores". Era el 2 de junio. El 9 de junio el Gobierno solicitaba a la Unión Europea el rescate para el sistema financiero, con disponibilidad de hasta 100.000 millones de euros. Se supone que necesitará 40.000 millones. De Guindos dejó sin respuesta (formulada por un empresario) la pregunta de sí con 40.000 millones habrá suficiente, cosa que diferentes analistas dudan. Y sin bancos solventes ni percepción de bancos sanos, será difícil resolver la sequía de crédito para las empresas. Por lo tanto la unión bancaria, que comporta el traspaso de la supervisión del 90% de las entidades españolas por el Banco Central Europeo (BCE) corre prisa.
José Viñals, director del departamento de mercados y de capital del FMI, ha hecho un llamamiento para concluir la reforma financiera y ha alertado de nuevas crisis porque "se están vendiendo nuevos productos basura" como antes de las famosas subprime. El consejero de Economía catalán, Andreu Mas-Colell, habla con normalidad del "posible fracaso del euro", aunque sea para advertir a los empresarios que nos se los conviene en absoluto. Suena realista. El actual presidente del Círculo de Economía y exministro de Aznar, Josep Piqué, se despidió de la reunión, entre otras advertencias, diciendo que "no sería comprensible complacernos" por el que respeta al panorama económico. No se entendió mucho bien el uso del condicional.