Economista

Deberes ambientales municipales

02 de Mayo de 2015
Enric Llarch | VIA Empresa
Durante estas semanas de campaña preelectoral a las municipales parece que los temas ambientales hayan desaparecido de la agenda política. Se habla de desahucios, de pobreza infantil, de turismo, de vivienda social, pero de los problemas ambientales casi nadiedice nada. De acuerdo que hay temas que parecen perentorios y que no pueden esperar más. Pero nos equivocaríamos si la necesidad de afrontar las urgencias nos hiciera olvidar los retos estratégicos.

En el ámbito mundial, el debate sobre el cambio climático y su impacto sobre la economía es más vive que nunca. Seguramenteinfluye la perspectiva de la cumbre de París prevista para finales de año donde se espera llegar a acuerdos relevantes después del estancamiento, si no retroceso, de los compromisos adquiridos en Kyoto ya hace cerca de 20 años.

La actitud de la Administración Obamatiene mucho que ver y, sin duda, el presidente quiere aprovechar estos últimos años de su mandato, cuando ya no tiene ninguno otro compromiso que su impronta en la Historia, para marcar un hito en las tradicionales posiciones refractarias de su país respecto a las medidas para frenar el acelerado proceso de cambio climático. Uno de los argumentos más poderosos que usa la administración demócrata proviene del evidente incremento de catástrofes naturales –huracanes, incendios, oleadas de frío y de calor- que sufre Norte-amèrica y de los elevados costes económicos que comportan, empezando por un preocupado sector de los seguros.

En cuanto a la China, el otro gran actor económico que empieza a admitir la necesidad de asumir algún tipo de compromiso ambiental, no hay que insistir como sus dirigentes perciben cada vez con más intensidad que la contaminación –aire, suelo, aguas...- constituye una de las principales amenazas por la pervivencia de los suyo modelo económico y de sociedad.

Precisamente, la exposición a los efectos del cambio climático empieza a ser un factor significativo a la hora de evaluar el riesgo de país en términos de deuda soberana, inversiones extranjeras y evolución económica en general. En concreto, se consideran relevantes con este fin el porcentaje de superficie terrestre poco por encima del nivel del mar –especialmente relevante al sudeste asiático-, la dependencia económica respecto a la agricultura y las cosechas y la capacidad para afrontar catástrofes, un elemento tan relevando como vemos estos días en el Nepal, aunque el origen en este caso no sea atribuible al cambio climático.

En casa nuestra nos tendríamos que preocupar principalmente por el suministro de agua –aumentarán los periodos de sequía extrema- y el impacto del aumento del nivel del mar sobre las infraestructuras turísticas –empezando por las playas- y de transporte marítimo. Otro riesgo sobre el cual hay menos unanimidad pero que hay que contemplar es el de la conversión del Mediterráneo en un mar tropical, con el correspondiente régimen de huracanes y de trombas de agua. Si pensamos en las malvestats que hace cuatro días un temporal de viento provocó a los bosques del Vallès, nos daremos cuenta que la posibilidad que este tipo de episodios se incremente no es un problema menor.

Y todo ello para no volver a insistir en el problema de la contaminación atmosférica, a la cual cada semana que pasa las investigaciones médicas atribuyen nuevas enfermedades. La última vinculada a la irrigación del cerebro. Precisamente, el último informe sobre competitividad de las ciudades promover por el mismo Ayuntamiento de Barcelona admite que, ante muchos parámetros con valoraciones favorables, la contaminación del aire de la ciudad penaliza significativamente la competitividad global de la ciudad. Por lo tanto, puede ser que nuestros candidatos municipales empiecen a encontrar algún momento para pensar y debatir los deberes ambientales ineludibles para la ciudad.