Esto no es un artículo si no una crítica que entiendo que a muchos no le gustará. Pido disculpas por adelantado.
Y por qué no los gustará? Porque soy de los que piensan que no está bien esta desmesurada dosis de solidaridad y generosidad que aparece por Nadal. No lo han notado?
Cuando a todos se nos hiela la nariz y las canciones se convierten en ingenuos villancicos, algo en el ambiente nos recuerda que por Nadal nos toca ser buenas personas y pensar en los pobres, en los que no tienen para comer, en los que están enfermos, en los niños, los ancianos y en las personas que están sin hogar. Es cómo si, de repente, un virus de bonisme invadiera nuestros cuerpos.
Las
empresas organizan acciones sociales con sus
empleados; las cadenas de alimentación, masivas
donaciones de alimentos para los que no tienen para comer. Las ONG aprovechan el momento para programar a la TV crueles
spots de niños negros desnodrits y enfermos del Tercer Mundo.
Cenas solidarias,
mercados solidarios,
Christmas solidarios, juguetes solidarios e incluso vinos solidarios. Todo por supuesto, por una buena causa (sólo faltaría) porque hay gente que necesita nuestra ayuda. Y porque seguramente contribuir a dar a los que no tienen, nos permite después, darnos a nosotros mismos sin demasiada carga de conciencia, con pantagruèlics cenas, viajes, regalos de Nadal, de Reyes y la gran novedad, el
Black Friday, la nueva moda del
consumismo desaforado que importamos de América.
Pero después llega enero y con las
rebajas desaparecen las
donaciones, la solidaridad, las acciones sociales y todo el bonisme. Cómo si los que no tenían nada, ahora tuvieran de todo. Cómo si los pobres y las familias que no tenían para comer, a partir de enero, comieran en restaurantes.
Pienso que tendríamos que olvidarnos de la palabra caridad y de la palabra
donación y tendríamos que adoptar la palabra
compromiso, un nivel superior que significa adquirir a nuestra vida personal y empresarial, un compromiso serio con los problemas de nuestra
sociedad. Un compromiso constante, organizado y voluntario. Que de verdad sirva para cambiar la vida de las personas. Y no sólo por Nadal, sino por los 364 días del año.