Este es mi primer artículo en VIA Empresa desde que he asumido la dirección general de Enciclopèdia Catalana (¡la primera mujer en sus sesenta años de historia!). Lo hago precisamente para poner en valor el patrimonio de conocimiento generado por esta institución de país, con el empuje, el rigor y la profesionalidad de todas las personas que trabajan en ella.
Pioneros en el mundo digital desde el año 1997, Enciclopèdia.cat y Diccionari.cat se posicionan hoy como dos fuentes de referencia fiables (lo que en la jerga digital se denomina “fuente de verdad” o source of truth), con más de 800.000 artículos. Los dos portales son patrimonio de conocimiento digital en catalán y solo el último año han dado respuesta a un total de 2,4 y 7,2 millones de visitas respectivamente.
En concreto, Diccionari.cat ha sumado en los últimos doce meses más de 2,2 millones de sesiones y 7,1 millones de páginas vistas. Quien consulta el portal pasa de media unos 3 minutos y medio y casi siempre se conecta desde el móvil. La comunidad es diversa, con un perfil mayoritariamente femenino (58%) y muy presente en Barcelona, Madrid, Valencia y Palma, pero también recibe consultas desde Alemania o Estados Unidos. En definitiva, Diccionari.cat se ha consolidado como una herramienta de consulta cotidiana para miles de personas cada día.
"Diccionari.cat ha sumado en los últimos doce meses más de 2,2 millones de sesiones y 7,1 millones de páginas vistas"
Todos los párrafos anteriores serían motivo para la exclamación con la que titulo este artículo (¡increíble!) pero prefiero detenerme un momento precisamente en esta expresión (sin mayúsculas, por cierto) ¡porque resulta que ha sido la más buscada en Diccionari.cat en los últimos doce meses!
Según Diccionari.cat, «déu-n’hi-do» es un adverbio que significa ‘mucho, bastante’ o ‘una interjección: una exclamación ponderativa, enfática, para expresar la importancia de una cosa, la admiración que produce’, como en la frase “¡he hecho un negocio que déu-n’hi-do!”.
El éxito de esta búsqueda en Diccionari.cat radica probablemente en la dificultad para adivinar cómo se escribe (¿con mayúscula o sin?, ¿con acento o sin?, ¿con guiones...?), cómo se usa y cómo se traduce. De todos modos, tal como va el mundo, es probable que la gente necesite usarla ahora más que nunca.
Quizás lo desconozcáis, pero desde su creación, ¡Enciclopèdia Catalana ha publicado más de 100 diccionarios! Desde los grandes diccionarios generales de significados, de sinónimos y antónimos hasta una amplia gama de diccionarios bilingües (catalán-castellano, catalán-inglés, catalán-francés, portugués-catalán, árabe-catalán, etc.).
Merece una mención especial el DIDAC, el diccionario escolar de la lengua catalana, un recurso ilustrado y con definiciones, ejemplos, etc. pensados para el aprendizaje de los niños.
¡Increíble!
La amplia colección de diccionarios (en papel y en soporte digital) es hoy más que nunca una herramienta clave para la normalización, la consolidación, la protección y la proyección del catalán hacia el futuro, acompañando a estudiantes y profesionales de todas las edades y convirtiéndose en una herramienta imprescindible tanto en el ámbito académico como en el profesional o el cotidiano.
Y de repente, llega la inteligencia artificial, y nosotros, como todo el mundo, nos planteamos: “¿Y ahora qué?”
¿Cómo cambia esto nuestra actividad editorial? ¿El ChatGPT traducirá mejor que el diccionario bilingüe correspondiente de Enciclopèdia Catalana? ¿Qué importancia tendrá la calidad de Diccionari.cat para la vitalidad de la lengua?
En conversaciones con diferentes expertos surgen reflexiones muy valiosas, que comparto.
La primera, con la que he iniciado el artículo:
- Se necesitan indicadores para averiguar qué herramientas son más necesarias y hay que medir hasta qué punto la existencia de la IA y la avalancha de datos que genera justifican aún más la necesidad de seguir invirtiendo en la creación y la preservación de fuentes de referencia de calidad controladas, como son los diccionarios.
Más reflexiones como esta nos empujan probablemente hacia una futura Enciclopèd-IA:
- Somos fuente de verdad y control soberano: Enciclopèdia Catalana es la autoridad que fija la equivalencia correcta entre lenguas. Si no lo hace una institución catalana, lo harán terceros (extranjeros y a través de lenguas intermediarias) y se perderá el control de la calidad.
- No hay que “hacer una IA propia”: invertir en crear modelos de traducción es quemar dinero; la IA general ya está aprendiendo. Lo que sí hay que hacer es mantener datos fiables (diccionarios bilingües, por ejemplo) para que la IA “se alimente”.
- Peso creciente en el ecosistema IA: a medida que la IA aprende a diferenciar las fuentes profesionales de las fuentes que generan ruido, los diccionarios ganan peso como referencia del catalán correcto.
- Conectamos el catalán con las otras lenguas: proyectos como un catalán-japonés (para el cual estamos buscando una empresa patrocinadora, por cierto) tienen sentido. No para “alimentar” la IA activamente, sino para que exista una referencia pública y robusta que la IA y todo el mundo que quiera puedan consultar.
- Diccionari.cat es una publicación abierta y bien estructurada: la utilidad se multiplica porque los diccionarios están en línea, abiertos, estructurados e indexables, y así los modelos los pueden “chupar” fácilmente.
En síntesis: los diccionarios de Enciclopèdia Catalana, especialmente los bilingües, son estratégicos, no para competir con la IA, sino para establecer y custodiar el estándar de verdad entre lenguas que la IA (y todo el mundo) utilizará.
Hace un año, cuando llegué a Enciclopèdia Catalana, en reuniones con diferentes personas para conocer la institución y los profesionales que trabajan en ella, una editora me soltó esta frase: “somos los que ordenamos y estructuramos el conocimiento en catalán”.
¡Increíble!
No se me ocurre mejor propósito de futuro en favor de la cultura y la lengua catalanas.
Y mientras tanto, buena vuelta.