Y es que las verdaderas innovaciones, las innovaciones de ruptura, aquellas que comportan cambios en la base tecnológica y en el modelo de negocio suelen provenir de empresas pequeñas: pymes y start-up's . No son las grandes empresas (las que tienen recursos), las que provocan los cambios disruptius. La monarquía nunca liderará una revolución. Son los pequeños, los que salen de abajo, las pequeñas empresas, que con mayor flexibilidad estratégica y capacidad adaptativa, tumban a los líderes ante oleadas de ruptura y generan los cambios de modelo económico. Pero estas pequeñas empresas ahora no pueden innovar por una razón muy simple: no disponen de fuentes financieras. En Cataluña no se innova puramente y claramente por carencia de financiación especializada.
No es un problema bancario: los bancos nunca (ni en condiciones de bonanza económica) financiarán la innovación . Por un motivo: esta tiene base probabilística. Y cuanto más rupturista es, más probabilística se vuelve. Imaginamos una caja donde hay 99 bolas blancas y una de roja. Si usted saca a bola roja, tendrá un premio de 100 millones de euros, y generará 100 puestos de trabajo en Cataluña (lo cual es de interés por todos). Pero sacar cada bola le costará 100.000 €. El juego es netament beneficioso (como lo es la innovación): si saco todas las bolas con toda seguridad me saldrá el premio (tendré un regreso de 100 millones de euros y un coste de 100 x 100.000 € = 10 millones de euros). Negocio redondo (gano 10 veces el que me cuesta), foll el que no juegue! Como la innovación: cómo es posible que no innovamos, si los países que lo hacen tienen más crecimiento y son más ricos? Ahora, usted jugaría? Cuántas repeticiones se puede permitir? (recuerde que cada repetición le cuesta 100.000 €).
Esta es la razón por la cual las pymes no innovan bastante (innovan, pero sólo de forma incremental), y por la que las famosas start-up's mueren o marchan a otros lugares. La innovación requiere experimentación y comporta incertidumbre. Y cada experimento tiene un coste elevado. Vaya al banco a pedir dinero para jugar al juego probabilístico de la innovación... Sólo le dejarán si aporta garantías por cada una de las repeticiones, con avales o patrimonio personal, hasta que salga la bola roja. Lo puede asumir?
Ni los famosos business angels, ni el capital riesgo (pequeño y muy conservador en Cataluña) pueden jugar a este juego. El país no innovará si no corregimos este efecto probabilístico (el "fallo del mercado", en términos económicos). Cómo? Disponiendo uno fuera estratégico público o mixto para invertir en proyectos de muy alto riesgo, que no se guíe por la lógica financiera clásica de garantizar los proyectos uno por uno, sino que aborde el conjunto. Un auténtico banco de la innovación. Esto es el que en Madrid se intentó en su día con el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), en Israel con MATIMOP o en Finlandia con TEKES. Ahora, que estamos en proceso de transición nacional, tenemos la oportunidad de convertirnos en una economía realmente líder en base a ciencia y tecnología. Pero no lo haremos sin una nueva estructura de estado: un centro de desarrollo tecnológico e industrial (un CDTI) catalán.