Hace pocos días se cumplió medio siglo del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy, carismático presidente norteamericano que ha pasado a la historia como paradigma de liderazgo transformador. Vale la pena recordar, en estos momentos, su famoso discurso de 1961 a la Universidad de Rice, uno de los discursos más importantes de la historia de la aeronáutica.
En un momento en que el ordenador más potente de la Tierra no superaba la potencia de cálculo de una calculadora de bolsillo de hoy en día, dijo "Decidimos ir a la Luna. Escogemos ir a la Luna esta década, no porque sea fácil, sino precisamente porque es muy difícil. Porque este objetivo servirá para medir y organizar el mejor de nuestras energías y capacidades. Porque este reto es el que deseamos aceptar, el que no queremos posponer, y el que intentaremos superar".
Palabras para la Historia . Kennedy prometió, al 1961, enviar un hombre a la superficie de la Luna, y que este hombre volviera sano y salvo a la Tierra. Y, el 1969, seis años después de su muerte, Neil Armstrong, comandando de la Misió Apollo XI, ponía el pie a la Luna y dejaba otra frase para la Historia: "Este es un pequeño paso por un hombre, pero un gran paso para la Humanidad ".
Kennedy dio una lección magistral sobre liderazgo. El cambio en cualquier organización viene dado por tres factores: la disconformidad por el presente, la visión de futuro, y la gestión eficiente de proyectos. Y Kennedy supo aportar los ingredientes necesarios para impulsar un cambio transformador.
En primer lugar, puso de manifiesto la disconformidad con el presente (en aquel momento, la antigua URSS estaba ganando la cursa espacial: el primero cosmonauta fue el ruso Yuri Gagarin, que el mismo 1961 va orbitar sobre la Tierra en su Sputnik). En segundo lugar, lanzó una visión inspiradora, una visión capaz de movilizar las ilusiones y los recursos de una inmensa nación como los Estados Unidos de América: nada más y nada menos que conquistar la Luna. Y, en tercer lugar, fue capaz de diseñar las estructuras y responsabilidades para coordinar miles de proyectos de ciencia y tecnología que, acoplados, dieron lugar a la extraordinaria misión Apolo que concluyó con la bandera de los Estados Unidos depositada al Mar de la Tranquilidad, a 384.000 Km de la Tierra.
Liderar es el máximo exponente de acto creativo en una organización. Ser capaz de imaginar una visión de futuro, y de ilusionar y arrastrar equipos humanos para conseguirla, sacándolos de su zona de confort es también la máxima expresión de la práctica directiva. Dirigir no es sólo gestionar.
Dirigir es retar, liderar, arriesgar, emocionar y motivar porque las personas den el mejor de sí mismas y se consiga evolucionar y cambiar para transformar la realidad preexistente. Dirigir organizaciones es una tarea de desarrollo de personas en su camino, individual y colectivo, hacia la excelencia.
El eco de las palabras de Kennedy, que movilizaron una nación en la investigación de un sueño, facilitando su liderazgo científico, tecnológico e industrial en las siguientes décadas, es, cuando se cumplen cincuenta años de su muerte, más actual que nunca.