Vía Emprendida y el resto de medios nos informan estos días que
las principales novedades que se presentan a Alimentaría tienen que ver con
la comida sana y con productos destinados a personas que siguen dietas específicas, sean por incompatibilidades alimentarias o por opciones veganes o similares. Hace pocos días, un líder mundial del sector como Nestlé ya daba a conocer su intensa apuesta por este tipo de productos.
La innovación es
la estrategia clave de las marcas de fabricante para competir con las marcas de distribuidor o marcas blancas. La hegemonía de la cadena de valor se desplaza cada vez más hacia la distribución en detrimento de la producción y los fabricantes afanan en
intentar mantener su antigua preeminencia a través de la innovación, una innovación que ahora se configura bajo el paradigma de la alimentación sana.
Alimentación sana y productos alimentarios ecológicos son un binomio que tiende a fusionarse, aunque no sea estrictamente idéntico.
Los adalides en la comercialización de estos productos en Cataluña, los supermercados Veritas, tuvieron claro desde el primer momento que el que los tenía que permitir de conectar con el consumidor sensibilizado era el concepto de alimentación sana y obviaron el calificativo de producto ecológico, asociado demasiado a menudo a alimentos caros y poco atractivos. Al comienzo,
la mayoría de productos ecológicos eran importados de Alemania y otros países con un desarrollo más intenso de este mercado. Esto implicaba precios sensiblemente superiores a los de los alimentos convencionales.
Pero despacio, los productores locales, sean de productos frescos o elaborados, han ido entrando en esta dinámica de productos ecológicos de la mano de la preocupación creciente por la salud y sus conexiones alimentarias. De hecho, nos encontramos con la paradoja que
mientras aumenta continuamente el consumo del denominado comer porquería, también lo hace el de la alimentación sana y ecológica. De hecho, parece que el tránsito de la adolescencia a la formación de una familia con niños opera en muchos individuos estos cambios de preocupaciones y preferencias. Las continuas noticias sobre el impacto ambiental del consumo masivo de determinados alimentos, como las carnes –sobre todo de ternera, que necesitan gran cantidad de agua y generan mucho CO2- o las alertas de la OMS sobre el consumo de carnes rojas
contribuyen también a conformar en la opinión pública nuevas y más acentuadas sensibilidades respecto a los alimentos.
Por lo tanto, es una buena noticia que las novedades alimentarias de las
empresas se focalicen a minimizar el uso de grasas, aditivos y otros componentes poco recomendables para la salud y que atiendan la diversidad creciente de requisitos dietéticos de los consumidores.
Hace pocos días, Vía Emprendida
recogía la queja de los productores de leche por el impacto que los sustitutivos de origen vegetal han tenido en la demanda del mercado. Evidentemente, las empresas que sepan identificar correctamente y a tiempo las nuevas tendencias de fondos –más allá de modas puntuales- en la demanda tienen mucho a ganar. Que en estas tendencias
la alimentación sana y el consumo alimentario el máximo respetuoso con el medio ambiente constituye sin duda una buena noticia. Ahora tenemos que esperar que bien pronto las marcas blancas entren en este nicho de mercado. Cuando esto se produzca querrá decir que el número de consumidores que hacen opciones de alimentos sanos y ecológicos es bastante grande y establo para acontecer un segmento sustantivo de la demanda.