Profesor de Esade y decano asociado del programa Executive MBA

La innovación no tiene nada que ver con la calidad

20 de Septiembre de 2013
Xavier Ferràs

Hace unos años, un grupo de académicos, directivos y consultores empezamos a desplegar metodologías de innovación, bajo las recomendaciones de la UE que, en la Cumbre de Lisboa del 2000 se conjuró para convertir Europa en "la economía basada en conocimiento más competitiva del mundo hacia el 2010". Ya vemos los resultados de las políticas de innovación en Europa, especialmente en los países del Sur, y en futuros artículos, pasaremos revista a los errores cometidos.

 

Respecto a las metodologías de gestión, hoy sabemos que gestionar la innovación no tiene nada que ver con gestionar la calidad (y, en su momento, cogimos como modelo las técnicas de gestión de la calidad). Este fue un error. La calidad , conceptualmente, busca la excelencia, la perfección y la creación de economías en todos los puntos de la organización. La innovación gestiona la incertidumbre y el riesgo para generar nuevas competencias (para aprender). Los procesos, equipos, sistemas y cultura de la innovación son diametralmente opuestos a los de la calidad.

Si los modelos tradicionales nos han fallado, hacia donde va la gestión de la innovación? Os dejo algunas tendencias que marcarán el futuro:

 

- Visión introspectiva de la estrategia: Olvidaos de segmentar y mapejar el mercado, especialmente en sectores dinámicos y de cambio permanente. Centraos en vuestras capacidades. Determináis en que podéis ser excelentes y desarrolláis nuevos mercados a partir de esta cartera de capacidades.

- Organización flexible y adaptativa: regreso a las lógicas "Lean". Todo aquello que no añada valor al usuario es superfluo. Menos jerarquía, menos burocracia, más velocidad y adaptación al entorno.

- Cultura start-up: una unidad de negocio durará cada vez menos en el mercado. Generáis constantemente nuevas unidades de negocio, como si se tratara de nuevos negocios o de start-up's corporativas. Elegís los mejores profesionales para dirigir las nuevas oportunidades, no los encapsuláis en unidades maduras. El valor se puede generar exponencialmente en nuevas oportunidades, mientras que las viejas sólo aportarán crecimiento incremental. Si es necesario, separáis físicamente las nuevas unidades: la inercia organizativa tenderá a matar las nuevas tecnologías o los nuevos modelos de negocio.

- Design thinking: situáis al usuario en el centro de vuestras decisiones. Pensáis en clave diseño de productos y soluciones integrales, ergonómicas, usables y elegantes. Pero no necesariamente escucháis al cliente (os pedirá mejoras, no innovación: el mismo más económico, más rápido, más ligero –pero siempre el mismo-). Evitáis caer en la trampa del mercado: observáis al cliente, pero no hacéis dogma de fe de sus demandas. La bombilla eléctrica no sale de una mejora de la vela.

- Innovación abierta: las mejores oportunidades de negocio posiblemente están ya al entorno. Estad atentos a las señales del entorno (nuevas tecnologías, nuevas tendencias de mercado, cambios legislativos). Trabajáis en red, construis una red sensitiva que os permita capturar las oportunidades en el momento en que aparecen. Localizáis el who is who de vuestro sector/ tecnología y definís roadmaps tecnológicos y de negocio con ellos. Dotaos de vigilancia tecnológica.

La empresa del futuro será una empresa fluida, adaptativa, descentralizada y rápida, que crecerá y se escindirá de forma permanente, pivotant sobre una cartera de tecnologías o know-hows específicos. El viejo paradigma industrial, vertical y centralizado, está muerto.