Desde la creación del
Mercado Común Europeo, hace casi sesenta años, el mundo ha cambiado de una manera extraordinaria:
-El número
de países ha pasado de 74 además de 200, mientras que la UE lo ha hecho de 6 a 28.
- El
crecimiento demográfico es mucho más acelerado fuera de Europa que dentro. En efecto, el 1960 los estados actuales de la UE tenían el 17% de la población mundial, y ahora, sus 500 millones de habitantes no representan más del 7%, que al horizonte del 2040 será alrededor del 5'5%. Entretanto, el
PIB de la Unión habrá perdido la mitad de su peso relativo actual. También hay que destacar que los grandes problemas que afectan el mundo son, cada vez más, de carácter planetario (el cambio climático, el agua, la energía, el terrorismo, las pandemias, las migraciones, etcétera).
Por otro lado, el final de la
guerra fría nos trajo a la globalización y a los acuerdos multilaterales y ahora, el desarrollo de los grandes países emergentes nos hace entrar en una especie de mundo multipolar, es decir, que la hegemonía ya no es, como antes, cosa de tres (EE.UU., UE y Japón), sino que sehan añadido nuevos estados, como la China, la India (entre los dos suman el 35% de la población mundial), el Sudeste asiático y, bien pronto, Rusia y Brasil.
Para negociar positivamente con estos nuevos
bloques políticoeconòmics, es indispensable poder hacerlo desde una posición fuerte, que hoy la UE no tiene. Se tiene que reconocer que los últimos diez años nos hemos quedado bastante estancados.
Angela Merkel lo admitió con una declaración que hizo el junio del 2012 (más de un año antes de las elecciones a su país): "Necesitamos más Europa. No solamente reforzar su moneda única, sino que también, y sobre todo, necesitamos reforzar la unión política, lo cual implica la cesión de más poderes a la UE, porque tenga el control y la fuerza para negociar en nombre de todos los países que la componen".
Resumiendo, pues: qué quiere decir, más
Europa?
En el campo económico y financiero, introducir un verdadero control bancario de los países que han adoptado el euro. También, un control de forma que los presupuestos y la política fiscal de cada país se mantengan dentro de unos parámetros convenidos.
En el campo institucional, limitar las decisiones intergubernamentales, es decir, de las cabezas de estado y de gobierno que constituyen el Consejo de Europa, y potenciar las decisiones institucionales, dotando el Parlamento de más poder legislativo, y la Comisión, de más poder ejecutivo.
En materia de defensa, establecer una verdadera política común de seguridad y de defensa hacia el exterior (estos últimos años el gasto militar de los países miembros ha caído un 28%). Esta política común tendría que tener en cuenta los nuevos retos, como son el terrorismo, la piratería y los ataques cibernéticos, la aplicación de las nuevas tecnologías numéricas en materia militar, entre otros, además de reconstituir una fuerza de intervención suficientemente dotada.
En materia de formación, investigación e innovación, hacer un gran esfuerzo en estas importantes actividades para volver a ser entre los bloques líderes.
En el campo político, transformar el Consejo de Europa en un Senado con funciones de cámara territorial. Más adelante, dotarse de un gobierno federal con un presidente elegido por sufragio universal.
Es evidente que, para tomar estas decisiones y otros, se requiere una fuerte
voluntad política de todos los estados miembros, los cuales tienen que aceptar una cesión de soberanía cada vez más grande. Sin esta voluntad y el liderazgo que comporta para llevarlo a cabo, será muy difícil que la UE pueda competir en igualdad de condiciones en el mundo multipolar que se está constituyendo. Hace falta que todo el mundo, gobernantes y gobernados, tengan esta voluntad, así como la convicción que sus intereses nacionales serán más muy servidos por una acción colectiva que no por acciones aisladas de cada estado.
En este sentido, las próximas elecciones en el
Parlamento Europeo del mes de mayo de 2014, ofrecen una nueva oportunidad para aumentar el carácter democrático de las instituciones europeas: el nuevo presidente de la
Comisiónde Bruselas tendría que ser la cabeza de lista del partido político más votado. Razón de más porque los ciudadanos de la UE voten masivamente en clave europea y no en clave nacional, tal como ha sucedido demasiadas veces en el pasado.
Este artículo pertenece a una serie de diez que se engloban bajo el título
El que todos tendríamos que saber y no olvidar de la Unión Europea, sobre todo las nuevas generaciones