Economista

Motor eléctrico: una oportunidad para nuestras motocicletas

26 de Marzo de 2015
Enric Llarch | VIA Empresa
El vehículo eléctrico tiene que constituir bien pronto una alternativa real para resolver los graves problemas de contaminación atmosférica –micro partículas y óxidos de nitrógeno- que tienen nuestras ciudades y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado tan nocivas como el humo del tabaco. Casi la mitad de estas emisiones proviene de los vehículos, en que los motores diesel y los motores de dos tiempos de las motocicletas son, con mucha diferencia, los que más polución generan.

Evidentemente, no todos los problemas ambientales derivados del tráfico de vehículos particulares quedarán resueltos el día que todos circulamos con vehículos eléctricos. La congestión, la ocupación del espacio en detrimento del peatón y la accidentalidad serán similares con vehículo eléctrico que con vehículo convencional.

Aun así, la ganancia ambiental, en calidad del aire y también en ruido, será enorme. Hoy en día, todavía, el vehículo eléctrico apenas empieza a arrancar. Barcelona dobla la tasa de penetración de la media española, pero las dos todavía son muy bajas, con un 0,45% del total de coches matriculados a la ciudad el año pasado.

A escala mundial, de los 80 millones de vehículos vendidos en 2014, sólo 200.000 eran eléctricos; una cuarta parte de estos, pero, se vendieron a la Unión Europea, donde hay países con elevada conciencia ambiental, como Noruega, que a pesar de ser uno de los principales productores europeos de petróleo, han hecho una apuesta importante por este tipo de vehículo, donde ha logrado el 12% del total de matriculaciones.

Evidentemente, el problema básico para la generalización del vehículo eléctrico son las baterías: su autonomía –ahora el más habitual son unos 200-250 km- y la rapidez de carga, a pesar de que algunos modelos ya pueden cargar el 80% de su capacidad en media hora. Pero en cinco años, los expertos prevén que las baterías bajarán de precio a una quinta parte del actual y multiplicarán por cinco su capacidad de carga.

Precisamente, el hecho que la batería sea el punto crítico del vehículo eléctrico –por otro lado mucho más sencillo mecánicamente que el de combustión porque no tiene bujías, ni tubo de escapament, ni embrague- tendría que comportar una disminución de costes de fabricación un golpe se haya resuelto satisfactoriamente el tema de las baterías. El carácter clave de la batería también permite la entrada en el mercado del automóvil de nuevos operadores que tienen en esta batería su punto fuerte de competitividad, como es el caso de la norteamericana TELSA y la china BYD.

En Cataluña, Nissan ha apostado también por el vehículo eléctrico y el segundo modelo eléctrico que lanza la marca se fabrica desde hace pocos meses en la Zona franca. La motocicleta eléctrica también tendría que ser una oportunidad para las empresas ubicadas en casa nuestra. La motocicleta –además de ser en su versión convencional uno de los vehículos más contaminantes- reúne una serie de ventajas para incorporar la tracción eléctrica a corto plazo.

En la mayor parte de casos tienen un uso urbano de recorridos cortos y requieren una autonomía más limitada. Muchas duermen bajo techo, con lo cual se pueden cargar por la noche. Y su bajo peso requiere baterías menos potentes y más rápidas de cargar. Un sector afectado por la crisis de forma tan intensa como el de la motocicleta tendría que hacer del motor eléctrico una de sus apuestas principales de futuro.