Etnógrafo digital

Noruega: una dieta baja en GB y alta en Omega 3

08 de Septiembre de 2016
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa
Este verano he ido de viaje norte allá, donde dicen —decía el poeta— que la gente es limpia y noble, culta, rica, libre, desvelada y feliz y hay Wi-Fin en todas partes. Quince días de vacaciones de trescar por el bosque y salir en bot por los fiordos de Noruega me han permitido hacer una dieta alta en Omega 3 y baja en gigabytes, quince días en que extrañamente he navegado más por el agua que por la red. Y, paradójicamente, gracias a la red.

Por un lado Airbnb, que ya me empieza a conocer, un día de marzo me propuso una caseta en una zona del sur de Noruega. Ya hace tiempo que cuando viajo me alojo siempre en casas de Airbnb y su algoritmo ya debe de saber el que busco antes de que yo no lo haya decidido. Compra por impulso? Previsión? No lo sé pero el caso es que hice el que no había hecho nunca a la vida: planificar las vacaciones con antelación. Fue más Airbnb que los de casa quién decidió donde iríamos.

Cómoiría era otra cosa. En casa nos gusta viajar y hacer ruta, y si bien en algunos momentos de la planificación de las vacaciones las opciones pasaron para llegar en Noruega en coche aprovechando parientes y conocidos que viven en algún punto entre Barcelona y Oslo, un baño de Google Maps me trajo hacia Kayak.com y de allá hacia Fly Norwegian.

Mención a banda por la aerolínea de bajo coste Norwegian. Lo habéis visto estos días con motivo de las nuevas rutas en los Estados Unidos que ha abierto desde Barcelona. Volar con Norwegian es una experiencia desde el momento en que compras el billete en su web. La aerolínea ha entendido perfectamente que el concepto de experiencia de usuario empieza en su web —con un diseño y facilidad de uso excepcionales— continúa con el servicio de Wi-Fin gratuito a bordo y una distancia humana entre asientos, y acaba para llegar diez minutos antes a destino. Después de la experiencia manifesté públicamente que sólo iría a destinos donde volara Norwegian.

El Wi-Fin a bordo es ganador. Impresiona ver como Google Maps te va etiquetando las ciudades, ríos y pueblecitos que voces por la ventana en una experiencia de realidad aumentada a 800 kilómetros por hora. Sin embargo, la novedad del Wi-Fin a bordo se desvanece con el primero pasajero que truca por Whatsapp para explicar que truca por Whatsapp desde un avión. La situación podía ser todavía más absurda si hubiera continuado todo el viaje mirando la realidad disminuida de Google Maps de la pantalla de mi móvil en lugar de la aumentada de verdad que era la de la ventanilla.

De repente recordé un tabla que había leído no hacía demasiado sobre que el peor que puedes hacer cuando vuelas es mirar el móvil o leer un libro cuando tienes a la ventana un espectáculo único cómo es el de ver la Tierra desde arriba. Decidí apagar el móvil —la cámara no— dejar la guía de Noruega y badar por la ventana. Badar, señores, badar, que diría en Capri.

Quien también me ayudó a badar un golpe en Noruega es Movistar, responsable de mi dieta baja en gigabytes. Aquello que tan molesta cuando eres en tierra forastera de no tener Google Maps ni poderte conectar a TripAdvisor por culpa del roaming, resulta que muy mirado es un bien de Dios. Al principio sufres pero cuando pasa el síndrome de abstinencia, despacio, recuperas sensaciones olvidadas: preguntar la gente como llegar a un museo, pedir por un restaurante que no sea ni demasiado caro ni demasiado barato o estar veinte minutos badant mirando los patos del fiordo sin que ningún mensaje de Whatsapp te interrumpa. El móvil no vibra nunca y a medida que pasan los días, sin darte cuenta, primero cada vez lo sacas menos del bolsillo, después el puertas menos encima y el Nirvana llega cuando renuncias a conectarte al Wi-Fin abierto de los lugares públicos porque no hace falta.

El próximo año los costes de roaming  desaparecerán dentro de los países de la Unión Europea y también en Liechtenstein, Noruega e Islandia y podremos acceder en Internet desde el móvil como si estuviéramos en casa. Hacía mucho tiempo que lo esperábamos y no acababa de llegar nunca, pero ahora que lo tenemos a tocar no estoy tan seguro que me guste. Por si un caso ya estoy mirando los quieres que Norwegian ha abierto a Los Ángeles, San Francisco, Nueva York, Miami y Orlando donde me continuarán clavando de lo lindo para conectarme en Internet desde el móvil.