La buena marcha de la economía española está sorprendiendo. Es una economía que se está comportando mucho mejor que la de muchos países europeos. En España, en el año 2024, el crecimiento del producto interior bruto, el PIB, fue del 3,2% mientras que en la UE solo fue de un 1%.
Pero ya desde el año de la pandemia de la covid sucede lo mismo. También el PIB per cápita en España en el año 2024 aumentó del 2,2%, mientras que en la UE lo hizo solo del 0,4%. Para el año 2025, la Comisión Europea estima que el crecimiento del PIB español será de un 2,6% mientras que para el conjunto de la UE la previsión es de un 1,1%.
¿Cuáles son las causas del buen crecimiento de la economía española? Se acostumbra a decir que es gracias al turismo, pero injustamente se olvidan otros factores que también son importantes, como el buen comportamiento de las exportaciones tanto de mercancías como de servicios y el consumo interior, gracias al aumento de la población laboral activa, la reducción del paro y la mejora de las pensiones y del salario mínimo. Un factor a destacar es el fuerte aumento de la población en el año 2024; de un 1,4% en Cataluña, de un 1% en España y una cifra muy inferior, del 0,4%, en el conjunto de la UE.
También la mejora de la productividad ha contribuido al crecimiento económico. En el período 2019-2024, el dinamismo de la productividad española fue más acusado que en el resto de la UE. Sin embargo, hay que recordar la fuerte brecha negativa que en términos de productividad tiene la economía española respecto de la UE. Hay que notar que si bien en el año 2024 hubo un aumento significativo de la remuneración de los asalariados, gracias a la mejora de la productividad se contuvieron los costes laborales unitarios.
El crecimiento del PIB del período 2021 al 2026 también se está beneficiando del impacto de los fondos Next Generation creados por la UE para contrarrestar los efectos negativos de la covid. A España se le asignaron 163.000 millones de euros de este fondo para destinar a impulsar la economía española y para paliar los costes sociales de la pandemia. Se estima que esto tiene un impacto sobre el PIB del orden de un 0,5% cada año.
"Todo ello configura un entorno muy complejo de gestionar. Para hacerlo, es imprescindible que haya un amplio consenso político y social sobre los pasos a dar"
Si bien la marcha de la economía española y las perspectivas inmediatas son buenas, no se puede caer en autocomplacencia. Hay que mirar adelante y ser conscientes de los inmensos retos que hay que encarar.
El primer reto es la necesidad de adaptarse a un nuevo entorno lleno de incertidumbres que se ha agravado a causa de la política rupturista de Donald Trump que nos ha traído el fin del modelo económico liberal, la ruptura de la alianza atlántica, la aparición del proteccionismo y de los aranceles, el incumplimiento de su promesa de resolver las guerras en Ucrania y en Palestina y la exigencia de un gasto en rearme de hasta un 5% del PIB a causa del enfrentamiento de los EE. UU. y China. Otros retos son cuestiones vitales como el cambio climático, la transición ecológica, etc.
Todo ello configura un entorno muy complejo de gestionar. Para hacerlo, es imprescindible que haya un amplio consenso político y social sobre los pasos a dar. Algún día la bonanza de la economía española se acabará y habrá que tomar decisiones difíciles. En particular, referentes a decidir de dónde deben salir los recursos necesarios para encarar estos retos.
"Algún día la bonanza de la economía española se acabará y habrá que tomar decisiones difíciles"
Habrá que concentrar los esfuerzos en la educación, la formación, la innovación y la investigación para poder ser competitivos en un mundo en el que hay una fuerte lucha para colocar los productos de cada uno, haciéndolo compatible con una distribución justa de las cargas y de los beneficios. Es el mundo en el que probablemente nos tocará vivir.