Hace unos días, el prestigioso
empresario y economista
francés,
Alain Minc, hacía una disección clínica de la situación mundial. Claro, concreto y directo, no eludía conflictos, ni tenía miedo de pronunciarse con contundencia. Sus diagnósticos fueron poco afalagadors en cuanto a la
viabilidad de una
Cataluña independiente, críticos con los políticos europeos a los cuales calificaba de "profesionales" pero no de estadistas, admirativos respecto a nuestra capacidad de recuperar la competitividad
, lúcidamente descarnados y plenamente europeístas.
Los podía compartir o no pero el importante era la presencia de una persona que piensa y que comunicaba su pensamiento de manera clara, que iba directo a aquello que nos interesa y que nos hace pensar. Muchos de nosotros,
ciudadanos,
empresarios y políticos
, sea por incapacidad, por prudencia o por carencia de reflexión, no lo hacemos, cuando tendríamos que fomentar el pensamiento
crítico,
contradictorio y no
demagógico, escuchar más y con más atención para después formular nuestras propias decisiones. Afuera y adentro de casa nuestra.