La propuesta de Banc Sabadell se basa en una hoja de ruta clara, consistente y creíble, y así lo está reconociendo el mercado con una revalorización progresiva de nuestra cotización.
Todos aquellos que han confiado en nuestro proyecto en los últimos años han visto cómo su inversión ha aumentado de forma exponencial. No se trata de un fenómeno puntual, sino de una tendencia que refleja la confianza en una entidad que ha sabido ejecutar su hoja de ruta con rigor, orientación a los resultados y una apuesta decidida por la mejora continua.
Una muestra de esta solidez es la política de dividendos. Después de un incremento destacado el año pasado, la previsión para 2025 es, como mínimo, repetir el pago de 2024: 20,44 céntimos brutos por acción. Esto situaría a Banc Sabadell como la entidad con la rentabilidad por dividendo más elevada del mercado español, según las estimaciones recogidas por Bloomberg, con una tasa estimada del 7%, muy por encima de la media del conjunto del sector, situada en torno al 5%. Además, la previsión del banco es que la rentabilidad RoTE se mantenga en el 14% este año, y por encima de este nivel en 2026.
Son, sin duda, indicadores clave para los accionistas que valoran obtener un retorno atractivo, sostenible y con previsión. Por otro lado, la diferente evolución de las acciones de Sabadell y BBVA desde el momento en que se presentó la OPA -a finales de abril de 2024- hasta hoy, refleja que la prima se ha vuelto negativa desde el pasado mes de enero, lo que quiere decir que los accionistas de Sabadell perderían dinero si decidieran acudir al canje en las condiciones actuales.
En cuanto a la operación planteada, esta implicaría una integración con pérdida de peso de nuestro modelo de banca, construido sobre la proximidad, el conocimiento del cliente y el arraigo territorial, con un equipazo de profesionales comprometidos que entienden las particularidades del tejido productivo local y que se involucran en el acompañamiento real al proyecto de cada empresa y familia.
Este modelo es un elemento diferencial que ha demostrado su valía en momentos de incertidumbre, estando cerca de las personas y las empresas, especialmente las pymes, ofreciendo soluciones personalizadas y especializadas. Por ello, el riesgo de diluirlo en una estructura más alejada y centralizada no es menor.
"No podemos olvidar la dimensión social y económica del Sabadell como entidad con una trayectoria centenaria"
Finalmente, no podemos olvidar la dimensión social y económica del Sabadell como entidad con una trayectoria centenaria. Mantener un banco con vocación de servicio y capacidad propia de decisión forma parte de un modelo financiero diverso, que favorece la innovación y la búsqueda de la mejora continua, protege el tejido empresarial ante la concentración y la homogeneización de criterios y es clave sobre todo en entornos y momentos complejos. Se trata de optar por un modelo de desarrollo más equilibrado, inclusivo y resiliente. Y esto es, en definitiva, apostar por el país y su gente.
Por todo ello, defender el proyecto en solitario de Banc Sabadell es una apuesta constructiva por el valor a corto y largo plazo, por la calidad del servicio y por la continuidad de una forma de hacer banca, la nuestra. Porque cuando el mercado te está reconociendo, cuando los resultados acompañan y cuando tus clientes y accionistas te identifican como una opción fiable y solvente, hay que seguir avanzando con coherencia, determinación y confianza en aquello que hace 144 años que funciona.