¿Y si en vez de unicornios nos nutrimos de un potente tejido de camellos y cebras?

Por todos es sobradamente conocido que en el argot del emprendimiento y el capital riesgo, el gran trofeo que muchos idolatran de manera casi sectaria es ostentar la tan anhelada categoría de unicornio. Según el último análisis del ecosistema de startup en Catalunya 2022 del Barcelona & Catalonia Startup Hub, Barcelona es hoy el 7º startup hub de la Unión Europea en futuros unicornios.

En este sentido, actualmente Catalunya ya cuenta con siete unicornios conocidos: Adevinta, Glovo, Wallbox, Letgo, TravelPerk, Factorial y EDreams. Pero la Generalitat de Catalunya ya ha detectado otros casos con una proyección que, de continuar igual, les permitirá próximamente hacer gala de este sello honorífico. Hago referencia a Colvin, Belvo, UserZoom, Paack, SpliceBio, Yaba, Badi, Wallapop, Tappwater, Typeform, Red Points e Impress.

Pero, ¿qué entendemos por unicornio? ¿Y por qué este es el gran sueño húmedo del emprendedor?

En el mundo de las startups la palabra unicornio tiene su significado propio. Los unicornios han pasado de ser animales mitológicos y mágicos a convertirse en el término que el ecosistema ha acuñado para referirse a empresas emergentes que logran una valoración superior a los 1.000 millones de dólares en algún momento de su proceso de captación de capital, sin cotizar en la bolsa.

¿Cómo podemos vanagloriar compañías que, más allá de este distintivo, mantienen pérdidas millonarias y todavía hoy no han demostrado su rentabilidad?

No obstante, cuando el criterio económico acontece el requisito exclusivo para formar parte de este club selecto, el listado de unicornios ha acabado aconteciendo un tipo de cajón de sastre donde caben todo tipo de compañías. Empresas disruptivas en algún aspecto que, precisamente por este componente innovador y para evitar ser copiadas, han apostado por un crecimiento acelerado que ha requerido fuertes inversiones y, en consecuencia, valoraciones millonarias demasiado a menudo difíciles de explicar.

Y, la gran pregunta. ¿Cómo podemos vanagloriar compañías que, más allá de este distintivo, mantienen pérdidas millonarias y todavía hoy no han demostrado su rentabilidad? ¿Tiene sentido considerar la valoración como el gran indicador del éxito de una startup? Hay que enfatizar que en muchos casos las valoraciones de estas empresas se basan en actividades especulativas, lo que muchos de nosotros hoy podríamos tildar de burbuja. De hecho, y derivado del contexto macroeconómico actual, últimamente estamos viendo una corrección relevante de las valoraciones de la industria del venture capital. Afortunadamente, ya se empieza a hablar de la rentabilidad, un elemento esencial para cualquier proyecto empresarial. Ya no se trata tan solo de crecer en ventas, que también, sino de lograr el "break even" y generar beneficios. Unas premisas hasta hoy olvidadas en el ecosistema startup, donde se premiaba esencialmente el crecimiento.

Més info: El abrazo del unicornio

Y, en esta misma línea, me hago mías las palabras de Laura Urquizu, CEO y presidenta de Red Points: "EBITDA is the new sexy ".

Dichosamente, los intereses del capital riesgo y los emprendedores no siempre están alineados. No olvidemos que la finalidad primera de los inversores, para no decir única, es aspirar a tener un éxito (una venta o una salida al mercado bursátil). Y es aquí donde yo reivindico el papel de las hoy denominadas startups "camello" y "cebra", estas empresas que se enfocan a crecer de manera sostenible y rentable en lugar de buscar un rápido crecimiento. Empresas que apuesten por la creación de puestos de trabajo, por la contratación digna, por el valor del equipo humano, por la generación de riqueza y el fortalecimiento del tejido productivo y económico. Reivindico las empresas con propósito, empresas que generen un impacto positivo en la sociedad, empresas dinámicas y de país, negocios prósperos y que se consoliden sin la presión de los inversores. Y esta tendría que ser una reivindicación colectiva.:

Urquizu: "EBITDA is the new sexy"

En Catalunya hacemos cosas, muchas, y las hacemos bien. Tenemos grandes ejemplos de éxito empresarial con que reflejarnos y que responden precisamente a este modelo de país que somos y no queremos dejar de ser.

Desde el compromiso social, la cooperativa catalana La Fageda, que factura más de 8 millones de euros el año y ocupa a 225 personas, de las cuales el 60% son discapacitados o enfermos mentales.

Desde el compromiso por la lengua y el producto de país, el Grup Bon Preu Esclat, una empresa con sede en las Masies de Voltregà que ha acontecido un referente en el sector de la alimentación con una plantilla de más de 9.400 personas, 135 supermercados Bon Preu y 54 supermercados Esclat.

Desde el compromiso por la tradición, la compañía familiar de Girona Toni Pons, que ha hecho de la alpargata un producto global, desde Estados Unidos hasta Arabia Saudí.

Desde el compromiso por el adelanto tecnológico, Parlem, la primera operadora de origen catalán que se especializa en ofrecer a la población de Catalunya productos y servicios de telecomunicaciones.

O desde el compromiso por la salud, la investigación, investigación, las farmacéuticas catalanas Hipra, Grifols, Almirall, Reig Jofre, Ferrer, Uriach, Esteve...

La lista es larga y me faltaría espacio para enumerarlas todas. Somos un país fuerte, tenemos un talento incalculable e incubamos proyectos potentes que hay que consolidar con asertividad. Trabajemos en esta línea.

Més informació
La revolución de la salud digital ansía un futuro unicornio
Factorial, nuevo unicornio
Hoy Destacamos
Lo más leido