Estela: "La marca Barcelona no la discute nadie"

Oriol Estela es coordinador del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona, que tiene que dibujar el futuro de la región metropolitana de Barcelona

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Oriol Estela es el coordinador del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona, una asociación privada sin ánimo de lucro promovida por el Ayuntamiento de Barcelona y el Área Metropolitana de Barcelona que tiene por objetivo identificar las necesidades y potencialidades del territorio y proponer cómo tiene que ser su desarrollo. Nació el 1988, para reflexionar sobre cómo tenía que ser la Barcelona postolímpica.

Cuál es la tarea del Plan Estratégico Metropolitano?

Es una asociación que incorpora administraciones públicas locales y supramunicipales del área metropolitana, entidades cómo el Puerto, el Aeropuerto, Foment del Treball y la Feria y unas 300 organizaciones e instituciones. El propósito sigue siendo pensar cómo tiene que ser la ciudad a 10 años vista. En los últimos años el gran cambio ha sido pasar de concebir la ciudad y pensar en clave de área metropolitana. Ahora estamos en el camino de hacer un nuevo salto hacia la región metropolitana, incorporando los Vallesos, el Maresme y el Penedès. Estamos hablando de 5 millones y medio de personas.

Justamente, uno de los lemas es la región de los cinco millones. Por qué es importante ampliar esta área de influencia?

Lo encontramos fundamental en aspectos clave de futuro cómo la vivienda, la movilidad, la lucha contra el cambio climático o la alimentación. Son cuestiones que sobrepasan los límites municipales y hay retos conjuntos. El 2000, el plan estratégico hizo el salto a el área aetropolitana y, el 2010, se creó como institución. Ahora se tiene que dar el paso en la región, que el 2030 tendría que tener algún instrumento de gobierno propio porque ciudades cómo Terrassa, Sabadell, Mataró o Vilanova participen de la toma de decisiones.

Replicar el órgano del Área Metropolitana en una institución de toda la región?

No sabemos si el modelo tiene que ser exactamente el mismo, pero tiene que haber algún tipo de instrumento de gobierno. En función de las problemáticas y los retos de esta escala, se tiene que mirar de crear un espacio o formas de colaboración para tomar las decisiones de manera compartida y que los recursos se repartan de manera equitativa.

Oriol Estela: "Una región metropolitana no quiere decir que la ciudad central lo controle todo, sino todo lo ncontrario"

La fuerza de Barcelona no lo centraliza todo?

El planeamiento metropolitano del 2010 ya define las centralidades y distribuía los proyectos por el territorio. Barcelona siempre ha hecho bandera de ser una metrópoli policéntrica, donde las ciudades que la forman no son creadas de la nada. Hay muchas ciudades que tienen una historia muy larga. Queremos hacer ver que para Barcelona es tan conveniente que haya una conexión ferroviaria efectiva entre los dos Vallesos o entre el Maresme y el Vallès cómo hacer la línea 9 de metro o el tranvía. Es tan importando que el 22@ pueda crecer en puestos de trabajo, que lo hagan núcleos cómo Mataró. Si no, Barcelona acabará teniendo un problema de saturación, movilidad o precio de la vivienda. Una región metropolitana no quiere decir que la ciudad central lo controle todo, sino todo lo contrario. Esta visión acabaría beneficiando al conjunto del país, lo que ahora se denomina la Catalunya vaciada. Cuanto más distribuidos estén los servicios y la actividad económica más facilidad habrá para fijar población.

Cuesta convencer a los agentes de Barcelona que miren más allá de sus fronteras?

A las empresas grandes no les cuesta lo más mínimo, porque ya es su visión natural. En las administraciones todo el mundo ve esta necesidad. Cuándo hemos hablado con los alcaldes de dentro y fuera del área metropolitana y les preguntamos por los principales problemas, la inmensa mayoría son cuestiones que no pueden resolver ellos solos cómo la vivienda o el cambio climático. Todo el mundo está convencido, pero todo el mundo te dice que es muy difícil y nadie lo acaba de entomar. Ahora es momento de recuperar el debate y reflexionar sobre cómo se tiene que articular Catalunya para evitar fenómenos cómo la Catalunya vaciada o las bolsas de pobreza que se están dando en determinadas áreas.

Hablamos de una región metropolitana de más de cinco millones de habitantes y un resto del país con menos habitantes pero mucha más extensión. Hay el riesgo que esta parte del país quede todavía más olvidado si se avanza en la región metropolitana?

Para mí es totalmente el contrario. En España una de las debilidades es que no existe una política urbana ni la mirada metropolitana. Se absorbe todo a Madrid y el resto del territorio queda como un páramo. En cambio, una buena planificación a escala metropolitana permitiría reforzar las ciudades medianas, que es el esqueleto del territorio. Si miras desde arriba, el área metropolitana es un continuo urbano muy fuerte, en cambio, en la región metropolitana se pueden ver zonas más rurales. Hablamos de reconexión, reconectar la ciudad con su entorno rural y natural. Una metropolización bien hecha reconecta el entorno.

A la práctica, cómo se traduce esta voluntad? Cómo tiene que ser la región metropolitana?

Estableceremos cinco o seis ámbitos claves y definiremos unos objetivos concretos y la manera de cómo se lograrán. Creemos que es urgente un pacto rural-urbano y se trabajen cuestiones cómo la alimentación, la energía o el agua. Todo aquello tan básico que necesitamos para sobrevivir en la ciudad, pero que depende del resto del territorio. Pero, no hay la sensación que la ciudad trate de manera justa el resto del territorio. Por ejemplo, en el debate sobre la energía renovable y donde se ubican, es muy claro. Y un aspecto muy importante es la gente joven y en edad de trabajar, si queremos que se puedan quedar en el territorio. Por eso, son fundamentales aspectos cómo la digitalización o el teletrabajo. Desde la metrópoli lo tenemos que incentivar, sería bueno para todo el mundo.

La idea sería hacer visible la interdependencia entre los dos territorios y superar algunos prejuicios que contraponen el mundo rural y urbano.

Totalmente. Pero, esto solo pasará si desde la ciudad hay una generosidad y un esfuerzo sincero de avanzar hacia aquí. Que a la hora de repartir inversiones, la ciudad tiene que ser la primera en defender que se hagan en el resto del territorio.

Oriol Estela: "Es el único camino si no queremos quedarnos descolgados del resto del mundo"

Será fácil que desde ámbitos rurales vean este cambio de actitud, teniendo en cuenta que son muchos años de sentirse más olvidados y de sentir esta desconexión?

Dependerá de los hechos. Con la cuestión de la energía, hay mucha polémica en hacer parques eólicos en la Costa Brava. Quizás una de las maneras es que hubiera estas instalaciones dentro de la misma región metropolitana, que hoy prácticamente son nulas. Y si esta inversión se lleva término, que sea para servir al territorio donde se implanta. Si se pone un parque eólico en la Costa Brava, que sirva ante todo para hacer el cambio de modelo energético en la zona. Si hacemos parques solares o eólicos y simplemente se deriva la energía a la gran ciudad es lógico que haya recelos, porque te quedas la parte fea y no tienes los beneficios.

Habláis de sostenibilidad e innovación. Qué papel tienen que tener estos valores en la confección de la región metropolitana?

Son claves para reconstruir y transformar la economía, que tiene que girar alrededor de estos dos vectores. Y lo tiene que hacer de manera urgente y drástica. Seria partidario de no destinar ni un euro de dinero público, sobre todo de los fondos europeos, a inversiones y proyectos que no tengan muy claramente su foco en la sostenibilidad, la digitalización y la innovación. En la región metropolitana tenemos una veintena de núcleos de investigación e innovación, pero en muchos casos están desconectados del tejido empresarial y tenemos que trabajar por la transferencia del conocimiento a la empresa. Es el único camino si no queremos profundizar en las dificultades y quedarnos descolgados del resto del mundo después de esta crisis.

Cómo se puede empujar en esta transformación para que no quede en palabras?

En primer lugar, tener claras las prioridades. Los recursos europeos los tenemos, la oportunidad es única. Una de las cosas que tenemos costumbre de hacer es salpicar en todas partes con los recursos, en lugar de hacer grandes apuestas por determinadas actividades o sectores. Esto tiene que cambiar si queremos ser efectivos.

Una cuestión importante es potenciar las centralidades de la región metropolitana en el Maresme o Vallesos. En parte, se hace a través de la actividad económica. Qué se puede hacer para hacer más atractivas estas zonas y haya empresas que apuesten todavía más?

De entrada, las infraestructuras ayudan y seguro que hay grandes déficits, sobre todo en la conectividad entre estos territorios. Pero a escala global, Mataró o Sabadell son Barcelona. Si se vende cómo un único territorio y tenemos mejoras en el transporte y funciona cómo una región metropolitana, tiene que haber oportunidades. Y, después, hay que ver y reconocer lo que se hace cada lugar; por ejemplo en el Maresme se está haciendo una apuesta valiosa por la economía circular y azul. En Terrassa hay una apuesta relevante por el audiovisual. Se tienen que reforzar. Es evidente que Barcelona y su entorno inmediato tiene proyectos de estos campos, pero ceder el protagonismo o conectarse con aquellos espacios es positivo. No se tiene que hacer competir el proyecto de Barcelona con el del Maresme o Terrassa, sino hacer ver que son el mismo.

Es relevante mantener la marca Barcelona a pesar de que se avance en la región metropolitana y diferentes centralidades?

Sí, totalmente. La marca Barcelona no la discute nadie. Hay más problemas al creerse desde aquí que la marca Barcelona es muy positiva para el conjunto, que no desde fuera. Llevar el nombre de Barcelona al mundo es clave porque te conozcan, pero esto también se lo tiene que creer Barcelona.

Os fijáis en alguna región metropolitana del mundo?

Se puede aprender mucho de todas partes, cómo también hay gente que viene a Barcelona para aprender. Si hablamos en vivienda, ciudades cómo Viena son un espejo. Si lo hacemos de sostenibilidad, Copenhague es ejemplar. Si hablamos de economía circular, la apuesta de Amsterdam es muy destacada. Pero no hay dos ciudades iguales y se tiene que ver donde está el secreto del éxito. Y el secreto del éxito es haber hecho apuestas muy claras, hacer las inversiones y alinear los recursos en este sentido. Detrás de todos estos ejemplos hay un compromiso político, en mayúscula, de toda una sociedad para lograr unos objetivos compartidos.

Oriol Estela: "De Barcelona siempre destacan la creatividad y la capacidad de sorprender"

Barcelona tiene un sello propio o un sector destacado?

De cara en fuera siempre te destacan la creatividad y la capacidad de sorprender, hacer cosas que se salen de la norma. Es bueno y liga mucho con nuestro carácter y con industrias cómo el diseño. Pero se ha discutido si la gracia de Barcelona no estaría también en el hecho que destaca en varios ámbitos, con una economía muy diversificada, a pesar de que el turismo ha ganado mucho protagonismo. Esto te da más resistencia a las crisis, pero creo que es importante algún tipo de gran apuesta que ayudara a reforzar la marca. Siempre hablamos de la salud, más después de la pandemia, y Barcelona se puede posicionar cómo una ciudad saludable, que permite trabajar muchas cuestiones e incorporar muchos sectores de investigación o industriales.

Cómo ha transformado la visión de la ciudad la pandemia del coronavirus?

Se ha visto que Barcelona está intentando hacer cosas que no son fáciles, que son controvertidas, por ejemplo en movilidad. Quizás se están haciendo antes que en el resto del territorio. Barcelona podría liderar el debate sobre las políticas urbanas y las transformaciones desde una perspectiva metropolitana en España, por el simple hecho que no hay ninguna otra área metropolitana en el Estado. Tendría que ser una de las banderas de Barcelona. De cara a fuera, mucha gente se mira con mucho interés actuaciones como las superillas, que están generando mucho eco fuera, pero aquí mucha controversia. Cuando hay una controversia en Barcelona, los debates son los mismos que en París o cualquier ciudad europea. Los debates son los mismos siempre en todas las ciudades. Barcelona continúa teniendo muy buena reputación a nivel internacional y hay que ser más valientes.

Barcelona es un caso único a España como ciudad metropolitana. Puede ser una ventaja competitiva?

Lo es, pero también nos perjudica que en el resto del Estado no haya más áreas metropolitanas articuladas. En Sevilla o Valencia también se habla. El área metropolitana de Barcelona está muy sola. Barcelona tendría que liderar esta reflexión, aprovechando también que está de moda el debate sobre la España vacía.

Ha comentado que no está muy resuelto el hecho de concentrar millones de personas en espacios reducidos. Es sostenible esta concentración?

Es eficiente para movernos. Si todo el mundo se quedara quieto, lo ideal sería que estuviéramos distribuidos por el territorio. Desde el momento que nos tenemos que desplazar y no tenemos medios no contaminantes para hacerlo de manera masiva, las aglomeraciones urbanas tienen sentido desde el punto de vista económico y de impulso a la innovación. Ahora, hay maneras y maneras, igual que hay tipos de ciudades. La mayoría de la población vive en ciudades, pero no tiene nada que ver una ciudad china con una del litoral del Brasil. Tiene que ser un espacio donde la gente tenga oportunidades de progresar y las necesidades satisfechas. Quizás no hay que estar apiñados, sino muy conectados. Por eso, se tienen que reforzar ciudades medianas. Es el futuro que permitirá sostener el conjunto del territorio, si no será un agujero negro. Justo antes de estallar la pandemia, en enero de 2020, el área metropolitana publicó un informe donde se decía que por primera vez tenía más del 50% de la ocupación de todo Catalunya. Es motivo de alegría o de preocupación? Tenemos que pensar qué territorio queremos. Y creo que reforzar las ciudades medianas cómo Terrassa o Mataró, que hacen de bisagra entre la mancha urbana más intensa y el resto del territorio, es clave por el conjunto.

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